Madre naturaleza

 

Soñé que abría mis brazos al viento,

y tú mirada cubria mi pecho como la hiedra que sangra el asedio...

Cuerpo diáfano que sosiega el misterio del color de los deseos y

absorta queda mi desnuda piel...

Camino en la espesura de un futuro aciago donde escapa el presagio.

El viento arquea el árbol que danza en el destino y cierra los párpados con el agua clara...

Y caerán las gotas del rocío despertando el arrullo profundo como un yugo en la hojarasca creando un torbellino al borde del camino... 

Y el solano, empujará al olmo hacia el borde del precipicio

sobre la corteza ocre que rasga los caminos y seduce la tormenta. 

Mi corazón palpita y confunde tu presencia; allí arriba, cielo y esencia...

Aquí abajo, sol, tierra y piedras. 

El desierto discute con la lluvia para no secarse

como una bofetada que el viento aplasta

borrando la arena de la guadaña...

Audaz pretexto que el sol rasga en la mañana, 

ofrenda que no acepta la tierra púrpura

igual que el campesino sesgando su cosecha.