¡Convocatoria Juevera del 18 de enero!
"En un abrir y cerrar de ojos, una frase me inspira"
Cecy desde su blog Deshojando relatos nos invita a participar en la convocatoria de juevera esta semana.
Cuyo desafío nos invita a jugar a abrir y cerrar los ojos, descubrir una frase que nos inspire para escribir una historia, un relato o una poesía. Se puede resaltar la frase señalada, en color o como se prefiera. Invitándonos a compartir de donde hemos obtenido la frase elegida.
Se recomienda: no excederse de las 350 palabras, con las excepciones que a veces el texto lo amerita, y se requiere a todos los participantes, ser generosos con quienes los leen y visiten su blog a leer también los aportes de los compañeros/as jueveras.
Mi frase que resalto en mayúsculas la he obtenido tras cerrar los ojos, marcar con el dedo en el libro que estoy leyendo,"Futuros imperfectos" y el resultado ha sido la frase en cuestión.
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Dio un paso. Crujidos. Esperó unos segundos. Otro paso. Más crujidos. Cada día le suponía más dificultad llegar hasta la puerta. Esos malditos dolores de huesos a causa de la artrosis le limitan. Recordó los años en que se sentía tan activa, que hablar con los vecinos era gratificante. Ahora, por su edad, su salud y su soledad, podría decirse que hasta se había convertido en una anciana huraña. Renegó farfullando. No era nada agradable tener ochenta y cuatro años y estar sola. Agarró el andarivel con fuerza. Con dificultad dio los pasos necesarios hasta la puerta, y ¡por fin!, estaba ante la mirilla. Pero no, no era una cotilla, ni una chafardera, no. Es solo POR LOS SONIDOS QUE OYE A TRAVÉS DE LA PUERTA. Es su único modo de distracción desde que su espalda se vio afectada por la artrosis, cuya consecuencia fue la debilidad en sus piernas. Si no recordaba mal, hacía casi tres años que no salía de casa. Un voluntario de asuntos sociales iba un par de veces a la semana para hacerle la compra. ¡Ya está otra vez María discutiendo con su marido! Ese tipo no me gusta ni un pelo, murmuró. Cualquier día habrá una desgracia en este edificio. El estrepitoso choque de la puerta contra el marco anuló su distracción. «Porras, que poco duró hoy, se dijo a sí misma». Cuando se disponía a retirarse, escuchó el chasquido de la cerradura. Era su vecina Paula. Salía de casa como siempre emperifollada, con tres kilos de maquillaje y un vestido tan llamativo como ella misma. Al pasar junto a su puerta, se detuvo. Rafaela no se inmutó, siguió mirando impasible. Entonces Paula levantó la mano y alargó el dedo corazón con saña, después le sacó la lengua y se marchó atusándose el pelo. Rafaela sonrió, al fin y al cabo no hacía nada malo, solo mataba el tiempo. Sin embargo, llegaba la peor parte, ir hasta la cocina, hacerse la comida y luego descansar en el sofá, en un intento de digerir la penosa novela. ¡Maldita sea! Pensó al momento en que avanzaba, envuelta en crujidos dolorosos.
354 palabras
https://bloguers.net/votar/NuriadeEspinosa
Dicen que con la edad las cosas mejoran y se perfeccionan, o sea que si la señora era gruñona, será una perfecta y experta gruñona, además considero que después de cierta edad uno empieza a tener impunidad para algunas cosas, como distraerse mirando por la mirilla a los vecinos, al final es su única salida de diversión en los últimos 3 años. Debe ser muy doloroso, estar solo viejo y con artrosis.
ResponderEliminarExcelente Nuria, ¡Lo que puede inspirar una frase!
Muchas gracias por acompañarme en este abrir y cerrar de ojos.
Un abrazote :)
Gracias Cecy, me alegra que te guste. La verdad es que al ver la frase en el libro es lo primero que me vino a la cabeza. Un abrazo
EliminarComo admiramos tu capacidad de contar una historia!! Que creatividad! Un abrazo!
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestras palabras que tengo en gran consideración. Me alegra que os guste. Un abrazo
EliminarEs triste que la única conexión con el mundo venga a través de una puerta, lo único, que la separa y la une al resto del edificio. Desgraciadamente puede ser verdad, hay mucha gente mayor con vidas semejantes. Buena aportación! Un abrazo!
ResponderEliminarlady_p
Cierto Lady, desgraciadamente hay demasiadas personas mayores que además de vivir solas, por un motivo u otro no pueden salir de su hogar. Es muy triste. Un abrazo
EliminarHola, Nuria, qué bien te ha quedado. Me ha gustado mucho como has puesto la frase que, además, ha quedado perfecta.
ResponderEliminarYo también tengo el mío, pero mañana lo pondré.
Un abrazo. :)
Gracias Merche, me alegra que lo consideres así, un fuerte abrazo
EliminarUna historia que creo que se da en muchos edificios, donde hay demasiadas personas mayores en una vida solitaria, y su única distracción es mirar y poner el oído. Un buen texto.
ResponderEliminarBesos, Nuria.
Hola Campirela, sí la verdad es que es muy triste que a estas alturas de la vida, en pleno siglo veinte pasen estos problemas nuestros mayores. Un abrazo
EliminarEso es lo que hacen los años con nosotros. Al menos tiene la mente lúcida.
ResponderEliminarLa verdad es que sí Cambrónidas. Es lo que todos deseamos no perder la cabeza. Un abrazo
EliminarLa observacion de la vida ajena debe ser uno de los pasatiempos mas antiguos del mundo! Je je! Un abrazote!
ResponderEliminarY tanto Marifelita, un abrazo
EliminarTierno relato, porque a pesar de que la protagonista pueda ser huraña, por las circunstancias de su salud, situación personal y la edad...es tierno el que disfrute de la vida a través de su mirada por una mirilla, como ver una película o leer un libro. Un relato que me ha gustado mucho. Un abrazo, Nuria.
ResponderEliminarGracias, me alegra que te haya gustado. Un fuerte abrazo
EliminarMe ha gustado tu historia, quede con ganas de mas :) y me hizo recordar que el tiempo pasa y hay que vivir a plenitud cada etapa de nuestras vidas. Saludos.
ResponderEliminarTotalmente cierto Madre Novata, hay que vivir intensamente cada instante de la vida. Un abrazo
EliminarEste relato también en cierta forma me identifica jajaja también tengo dolores de huesos y músculos en mis piernas jajajja a veces me dan crisis que ni puedo moverme, pues me imagino que todo será peor cuando envejezca y más aún sola, pero en fin, es el destino y el cotidiano de muchos
ResponderEliminarCierto María, es el destino y la vida que nos toca. Gracias por tu visita y comentario. Un abrazo
EliminarHola Nuria! cuanto tiempo, me encanto, solo puedo decir:
ResponderEliminarUna historia conmovedora sobre la soledad y la vejez, felicidades por tan buen relato
Muchas gracias Miguel por tus palabras que siempre ayudan a seguir en estos lares literarios. Un abrazo
EliminarMe ha gustado mucho el relato, seguramente una historia que se ve en muchos edificios
ResponderEliminarGracias Sandra, me alegra que te guste. Un abrazo
EliminarEra la actividad que la mantenía viva, escuchar el discurrir de la vida de los otros sin asomar ni la punta de la nariz, lo que preservaba su propia intimidad... y su integridad supongo.
ResponderEliminarComo siempre, un alarde de redacción impecable y una historia que atrae con cada palabra que escribes.
Enhorabuena por tu gran aportación a los retos.
Gracias por tus palabras Marcos que son aliento para continuar por el extraño mundo de la escritura. Un abrazo
EliminarEste relato me lleva a que a veces no es solo la vejez, sino cómo nos preparamos para ella, cuanto hicimos para ser autónomos por todo el más tiempo que se pueda. Ejercicio, alimentación, búsqueda de aprendizajes nuevos, entre otros. Eso sí, concientiza, nos hace abrir los ojos y preparar el camino para que eso no suceda si es posible. Gracias Nuria, abrazo
ResponderEliminarLa verdad es que sí, cuanto más nos cuidemos en mejores condiciones llegaremos a la tercera edad. Un abrazo
EliminarClaro, tu protagonista vivía en un piso. Las hay que viven en un bajo y se colocan junto a una ventana. La más estratégica, desde la que controlar quien entra, quien sale, quien sube o quien baja. Tuve una vecina asi!!! No lo hacía por maldad, si no por saber ja,ja,ja
ResponderEliminarDisfruté con la lectura, Nuria.
Un abrazo.
Jajajaja, me alegro que hayas disfrutado. Un abrazo
EliminarHistorias que nos llevan a revisar la vida, lo que nos lleva, lo que nos cuesta. Contada brevemente, pero tan bien que engancha. Enhorabuena, Nuria.
ResponderEliminarGracias Froilàn, por tu visita y comentario, me alegra que te guste. Un abrazo
EliminarEsta no es la vieja del visillo, es la vieja de la mirilla. 😅Un abrazo
ResponderEliminarJajajaja, muy bueno Federico, un abrazo
EliminarPobres quienes están enfermos y solos, que necesitan ayuda para todo, vivir encerrado es tremendo. Realmente muy bueno tu relato, me ha gustado mucho, un abrazo.
ResponderEliminarPATRICIA F.
Me alegra Patricia que te guste. Un abrazo
EliminarLamentablemente los años no llegan solos... Llegan con dolencias y carencias que nos van limitando cada día más, pese a intentar mantenernos ágiles y jóvenes. Pero la voluntad no alcanza -ojala así fuera - y hay que adaptarse con lo que nos toque. Un abrazo Nuria, que sigas bien
ResponderEliminarGracias Mónica, me alegra que te guste. Un abrazo
Eliminar¡Hola, Nuria! Es que si de puertas para adentro no hay mucho que ver, lo normal es aprovechar la mirilla para entretenerte con esos vecinos tan bulliciosos. Estupendo relato. Un abrazo
ResponderEliminarGracias David, una comunidad es un mundo muy diverso. Un abrazo
Eliminaresclava a un cuerpo, amarrada de por vida a sus huesos tenía que equilibrar la balanza viendo y sabiendo de los demás, era su compensacion Un abrazo
ResponderEliminarPues si Rodolfo, un entretenimiento que llevaba su vida. Un abrazo
EliminarPienso que algo estamos haciendo mal como sociedad, cuando permitimos que sean miles las personas que tras una vida activa laboral y social, se ven relegados a la soledad, al ostracismo, sin que hagamos algo para mejorar esa situaciòn.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo Pepe, los gobiernos solo se preocupan de no perder su silla, y la gente no piensa en algún día pueden estar en ese lugar octagenario de soledad, es muy injusta la vida. Un abrazo
EliminarHola Nuria. Me ha gustado el relato es muy auténtico,
ResponderEliminarcreo que sucede bastante en la vida real. Observar por la mirilla puede ser entretenido dando rienda suelta a la imaginación y prescindiendo de la "caja tonta". Un abrazo.
Totalmente de acuerdo. La caja tonta como yo también la llamo, hay que verla lo justo. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo
Eliminar¡Qué lujo de relato, Nuria!. Te ha quedado perfecto.
ResponderEliminarMis felicitaciones.
Un abrazo.
Muchas gracias Carmen, me alegra mucho que te haya gustado. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana
EliminarDescribes ese futuro imperfecto que todos tenemos de una forma magistral. Un relato duro sobre la cotidianeidad y las limitaciones que imponen los años. Muy buen relato, besos.
ResponderEliminarGracias Moli, la vida tiene una etapa muy dura para algunas personas ya mayores. Me alegra que te guste. Un abrazo
EliminarMe has hecho sonreír con la reacción de la vecina, que con ese gesto se descubrió que ella también lo hacía, jajaja.y no tuvo compasióm con una cosa que no hacía mal a nadie y que no podía salir a la calle como ella. ¡Como somos!
ResponderEliminarUn abrazo
Jajajaja, ciertamente Tracy, el ser humano tiene un punto de intuición. Me alegra haberte sacado una sonrisa. Un fuerte abrazo
EliminarLa cotilla en la mirilla
ResponderEliminary la vecina la pilla.
Jajajaja, ciertamente Julio, más que pillarla creo que sabía de sobra que observaba a través de la mirilla. Un abrazo
EliminarHola, Nuria. Me ha ecantado este relato. "Por los sonidos que oye a través de la puerta". Al menos, Rafaela tenía alguna distracción y se olvidaba un momento de su artrosis. Felicidades por la manera como los has resuelto.
ResponderEliminarUn abrazo!
Gracias María Pilar, así es Rafaela estaba bien entretenida. Un abrazo
EliminarPor lo que entiendo. Rafaella encuentra más interesés en lo que pasa detrás de la puerta que en la novela que pasan por la televisión.
ResponderEliminarTemperamental Paula, como también muy cuidadosa de su apariencia.
Bien contado. Un abrazo.
Gracias Demiurgo, si a Rafaela le aburría más el televisor que la distracción cotidiana a través de la puerta. Un abrazo
EliminarMe ha gustado mucho como te has metido en la piel de la anciana, en su lenguaje y manera de ver el mundo; volver a leer palabras como "farfullar", "emperifollar", "chafardera", "atusar" me produce mucha alegría porque es como recuperar una parte del mundo perdido de mi infancia. Y sí, claro, la vida es infinitamente mucho más excitante que cualquier novela ;) Tuve yo un vecino anciano como Rafaela, que no podía salir de su casa. Un mañana me percaté que no lo escuchaba pasar ir al baño; era una casa antigua y tenía el baño no dentro del piso sino al final del pasillo comunitario. Llamamos a la policía, el pobre hombre estaba muerto sobre su sillón. A los pocos días, llegaron a desplumar el piso familiares que en años jamás los habíamos visto venir. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Esther, por desgracia eso pasa. El ser humano es así de carroñero. No cuidan de sus mayores, pero en cuanto mueren aparecen como moscas. Es muy triste. Gracias por tu visita y comentario. Un abrazo
EliminarUn gran relato que, aún pareciendo algo común y cotidiano, al escribirlo Nuria, le das un aire de importancia. Sí, la importancia que tiene la vida por el hecho de ser LA VIDA y que muchas veces minimizamos o simplemente desdeñamos. Esa pobre anciana, aunque no lo parezca, también tiene una vida.
ResponderEliminarAbrazo grande, Nuria.
Así es Maty, la pobre mujer se resigna y vive su vida como mejor puede, o como mejor le apetece. Así es la vida de demasiadas personas de cierta edad. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarHola, Nuria.
ResponderEliminarEs admirable tu capacidad para crear historias y retratar / recrear situaciones. El paso del tiempo va dejando sus huellas. Al menos, frente a la capacidad motriz, la mental sigue adelante.
Un fuerte abrazo :-)
Gracias Miguel por tus palabras, un fuerte abrazo
EliminarTiene que ser muy duro estar sola a los 84 años y con dolores múltiples. No es de extrañar que el buen humor desaparezca.
ResponderEliminarHace años, el vecindario era como una familia. Ahora todos vamos a lo nuestro y casi ni nos damos cuenta de lo que sucede fuera de nuestras puertas. Una pena.
Precioso relato. Abrazo grande, Nuria.
Es verdad Amaia, es muy triste que por culpa de la evolución, y los cambios en la sociedad se ha perdido aquel afecto entre vecinos. Cómo bien dices cada cual va a lo suyo y estamos incluso dejando que se pierdan nuestras propias costumbres, como el día de la tortilla, el entierro de la sardina, las comidas familiares de los domingos. Es muy triste pensar en ello. Un fuerte abrazo
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