#PanicoSiniestro
"La patada"
La noche era tan negra que no podía ver más allá del cristal de la ventana. La luz roja de una pequeña lámpara que colgaba de la pared de su aposento, reflejaba el vapor de aquella presencia. El silencio se hundía dentro de ella como un punzón en una maceta. Sin público que observara los gritos de terror, solo el eco de su voz la acompañaba, en un cuadro marmóreo de púas agotadas por el sufrimiento; tan crueles, como una codorniz momificada sobre una fría losa de mármol cuyo nombre intentaba no pensar. Luchó por liberarse de aquel monstruo que intentaba matarla. Pudo darle una patada en los ojos. El aullido de dolor la avisó de que era el momento y tras hacer acopio de fuerzas, asió la lámpara y le asestó un fuerte golpe en la cabeza. Su rostro quedó lleno de sangre y restos de cerebro, exparcidos por la cama, y justo en ese instante despertó. Estaba sudando y su corazón latía acelerado. Al moverse, notó humedad en sus manos, el reflejo de la luna, le mostró la cama llena de sangre. Miró la mesita de noche; la lámpara no estaba. Su pesadilla fue real.
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