José Antonio Sánchez desde su blog Acervo de letras Nos propone tres requisitos:
Qué el género sea de TERROR.
Qué el protagonista sea un animal.
Y que sea el escenario ideal de vuestra historia de miedo.
«Horror Animal»
Salí del veterinario con Lulú. Tras la consulta el médico no vio nada anormal en ella, sin embargo, llevaba varios días comportándose de una forma extraña. Cada noche, justo a las doce en punto, su pelo se erizaba, maullaba y me miraba con ojos diabólicos durante unos minutos, tras los cuales se volvía a enroscar entre sus patitas y seguía durmiendo. Me preocupó tanto que decidí que aquella misma noche Lulú no dormiría en mi habitación, sino en el salón. Pero durante la noche el cielo se cubrió de nubes gris tan espesas que no dejaba ver las estrellas ni la luna, creando una forma extraña en el cielo, y en el curso de la cena todo se ha precipitado. Lulú se subió a una silla, mirándome directamente a los ojos con el pelo erizado y bufando en actitud amenazante. Me quedé helada. ¡No sabía qué hacer! Como si pudiera responder, pregunté: ¿Qué sucede Lulú? La gata puso las dos patas delanteras sobre la mesa bufando como un depredador. ¡Estuve a punto de caer de la silla del bote que di! Parecía poseída. Las luces empezaron a parpadear, y Lulú, sin saber cómo se volvió violenta, y me atacó. Tuve el tiempo justo de parar sus uñas golpeando con el plato a Lulú que rebotó contra el sofá. La mesa parecía un asterisco. La gata bufando corría al rededor de la mesa cuando de repente las luces dejaron de parpadear e inexplicablemente, se tranquilizó y como si nada se recostó en su cojín. Yo aún temblaba, no pude pegar ojo. A la mañana siguiente llevé a Lulú a una vidente. Algo sucedía y estaba segura de que era sobrenatural.
La vidente introdujo unas gotas en la boca de Lulú, y esta reaccionó de la misma forma que durante mi cena. Pero la mujer era rápida y astuta y con suma avidez le introdujo una pastilla en la boca que en segundos la relajó.
—La gata posee una herencia que pasa de generación en generación, ya que en la antigüedad sus antepasados fueron utilizados para crear conjuros de brujería y rituales satánicos, esto creó una pequeña brecha en sus cerebros que es heredada por toda su estirpe; las brujas, creían tener el poder para convertirse en gatos. Pero hay algo que dispara su reacción. ¿Cuándo empezó a comportarse así? Piensa, veo chispazos y ahí está es la clave.
—Pues creo que justo hace una semana, cuando se clavó un alambre de espino al intentar pasar por él. ¡Cómo una buena gata es curiosa! Pero varios pinchos se le clavaron en la cabeza. La llevé al veterinario y, tras hacerle una resonancia, la intervino y sacó los pinchos. Sin embargo, la visitó hace un par de días y no vio nada anormal.
—Su gata, lo que tiene son secuelas de la irradiación. Estas le provocan pequeñas descargas cerebrales que la incitan a defenderse, pues su cerebro reacciona con el recuerdo de sus antepasados como si la estuvieran utilizando igual que en un ritual y se defiende. Tiene solución con unas pastillas yodadas durante una semana, se le pasará. Eso sí, si alguna vez le hacen un escáner o resonancia, será la chispa de encendido.
Después de aquello, y tomando su medicación, no hubo más sucesos diabólicos. Pero a veces y siempre durante las horas nocturnas, tenía la extraña sensación de que a Lulú sus ojos se le ponían de color rojo; y recordé unas palabras de mi abuelo. «Aquellos que miran desde la oscuridad, regresan a su lugar de origen causando daño». Apenas era una milésima de segundo, y yo sabía que no me equivocaba, Lulú estaba cambiando.
Hola, Nuria.
ResponderEliminarA mí los gatos nunca me han caído bien, siempre me han dado mucho yuyu. Con este relato no has mitigado mi fobia. ;)
Muy bien narrada la escena de la transformación, la leí desde lejos por si había arañazos. No sé si has visto ciertos videos en el Tuister de gatos en el veterinario. Vamos, ni Tarzán los puede controlar.
Es verdad eso que en la antigüedad se creía que las brujas se podían transformar en gatos y en el antiguo Egipto se creía que era la reencarnación de la diosa Bastet, símbolo del amor y la fecundidad, pero de armas tomar cuando se cabreaba. Ahí es ná.
Muy buena aportación para el VadeReto. Muchas gracias.
Abrazo grande.
Gracias José Antonio por tus palabras tan correctas como siempre. Cómo dueña de gatos me gustan, pero hay que saber ponerles límites y tener mucha paciencia con ellos. Te confieso que no he estado muy inspirada porque mi tiempo estos días está bastante complicado, sin embargo, te agradezco mucho tu comentario que siempre es alentador para seguir creando. Un fuerte abrazo
EliminarUna vidente que sabe de medicina animal, jaja, interesante.
ResponderEliminarAbrazos
Si, jajaja, con la escritura todo es posible. Un abrazo
EliminarEspero que Lulú no cambie demasiado y siga siendo una gata curiosa y mimosa. Adoro a los gatos.
ResponderEliminarUn beso dulce Nuria.
Gracias Dulce, un abrazo fuerte
EliminarHola Nuria, me gusta como has narrado, esperemos que Lulú no se reactive.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esperemos que no Dakota, un abrazo
EliminarHola Nuria, buen relato, al menos, los hechos inexplicables de la gata tenían una explicación científica, le ocurrió algo y ella recordaba el pasado. Los gatos son muy intuitivos, por tanto, es totalmente creíble. Yo no soy de gatos, la verdad, pero el relato me gustó.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Muchas gracias Merche, me alegra que te haya gustado, un fuerte abrazo
EliminarHola Nuria, muy bueno. Es curioso, pobres gatitos, ¡cómo se prestan para este tipo de historias! Tienes mucha razón cuando dentro del relato metes el dato de que los gatos se han utilizado para magia negra y rituales, (sobre todo los de color negro). Me encanta que con su medicina la gata volviera a la normalidad aunque el final queda medio abierto para que regrese la desgracia. Un muy buen aporte, lo disfruté.
ResponderEliminarGracias Ana, la verdad es que los gatos siempre han estado rodeados de misterio. Un abrazo
EliminarCuriosa historia y curiosa solución muy bien narrada, como nos tienes acostumbrados 😉 lo de la solución para el gato, fantástica. Un fuerte abrazo!!
ResponderEliminarGracias, me alegro que te guste. Un abrazo
EliminarQue historia, Nuria. Me encanta. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, me alegra que te guste. Un abrazo
Eliminar¿A ver si ahora se ve mi comentario? me encanta esta historia Nuria, abrazo.
ResponderEliminarGracias Eliom, disculpa pues tuve que poner aprobación de comentarios, no lo ves hasta que le doy la aprobación, ya sabes cómo son estas cosas. Un fuerte abrazo
EliminarLo bueno es que a Lulú no parece hacerle daño esas transformaciones y vuelve a ser pacífica y mimosa.
ResponderEliminarUn relato muy bien narrado, Nuria. Te felicito.
Un abrazo fuerte y buen fin de semana
Gracias Carmen, un fuerte abrazo y feliz fin de semana. Un abrazo
EliminarLos pelos de punta Nuria! Yo soy más de perros, a los gatos los respeto y me hacen gracias pero nunca traté con ellos y esta gata me produce pánico. Un abrazo!
ResponderEliminarlady_p
Jajajaja, la verdad Lady es que los gatos causan mucho respeto. Un fuerte abrazo
EliminarLos gatos son seres extraños, guardan en si mismos muchos misterios, muy buena historia, por momentos causa miedo, imaginar a Lulú que se te va a avalanzar. Abrazo grande Themis
ResponderEliminarGracias Themis, un abrazo
EliminarQuizas haya que darle ratones a la gata para que se calme, darle algo que la mantenga ocupada, sino va a volverse diabolica
ResponderEliminarJajajaja, tal vez José, tal vez. Un abrazo
EliminarLos gatos como buenos felinos tienen instintos ascentrales. Por eso un tigre puede comportarse como un gatito y viceversa. Muy buen relato. Un abrazo Nuria.
ResponderEliminarGracias Federico, me alegro que te guste. Un abrazo
EliminarY yo intentando que el gato no sea el malo 😂
ResponderEliminarMe ha encantado la historia y sobre todo esta frase:
La mesa parecía un asterisco.
Jajajaja, gracias Noelia, me alegra que te haya gustado, un abrazo
EliminarMuy bueno el relato.
ResponderEliminarGracias Ánxela, un abrazo
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