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lunes, 22 de diciembre de 2025

La tentación


 Convocatoria del jueves 

         La Navidad que casi no sucede

  Más información en el blog de la anfitriona 👉 Campirela


Parecía un lugar yermo e inhóspito, pero era mi hogar; aunque, consciente de la delicada situación, mi espíritu clamaba por redimirse. Las llamas quebraban la madera y el humo invadía el rostro de mis demonios, como si la mismísima parca hubiera venido a absolverme.

Paparruchas —me dije al despertar en aquel purgatorio al día siguiente—. Navidad: ningún hierro candente profanaría mis fantasmas. Tenía que comulgar. Y entonces, de forma espontánea, mi habitación se iluminó. ¡Menudo lumbreras! La ironía entró en mi pensamiento y maldije; volvía a pecar.

El descaro de mis pensamientos hería con severidad mi corazón en una fecha en la que las pesadillas se volvían insoportables, hasta hacerme incapaz de abandonar la burbuja en la que me sumergía noche tras noche. Encendí el candil, besé el crucifijo que, como un yugo, atrapaba el laberinto que me retenía, y me incliné ante mi pequeño altar.

Supliqué y pedí perdón por mis pecados, por ser débil y sentirme culpable. Caí en la tentación una sola vez, una sola vez, pero ya no me sentía capaz de mirar a la cara a mis feligreses. Por un instante dejé que la culpa desgarrara mi alma.

Odiaba mi debilidad y la fecha en que la fe me abandonó; sin embargo, para mi sorpresa, una leve tonadilla inundó mis sentidos:

«Noche de paz, noche de amor…»

Algo despertó con fuerza en mi interior. La homilía atravesó mi mente como un puñal. Corrí —sí, corrí— hasta la puerta de la parroquia y, para mi asombro, allí estaban los feligreses entonando su cántico navideño. Lloré emocionado. Había estado a punto de arruinar la Navidad del pueblo y, desde entonces, la Navidad y la misa del gallo son bendecidas con orgullo por este humilde siervo.

jueves, 18 de diciembre de 2025

Esa mirada


 Niña tibetana (Hiperrealismo) (Liu Yun Sheng - 1937)
       Relatos Conjuntos 

Más información AQUÍ


La niña alza los ojos. En ellos no hay súplica ni desafío, sino una hondura, como si el tiempo hubiese aprendido a refugiarse allí. Su pupila no refleja la luz: la absorbe, en el pensamiento. Es una mirada que no pregunta, porque ya sabe; que no acusa, porque comprende.

Desde esa mirada serena brota un paisaje entero. Hay laderas ásperas donde el viento escribe su nombre, hay rezos gastados por el roce de los labios, hay amaneceres que huelen a manteca y a humo. Todo eso vive en su mirar quieto, sostenido, casi inmóvil, como si un parpadeo pudiera desatar el mundo.

En ella no hay infancia ingenua, sino una lucidez temprana; sabe que la vida es vasta y frágil, que no siempre consuela, pero permanece. Su mirada lo acepta todo con una mansedumbre que desarma, con una serenidad que pesa más que cualquier palabra.

Ha detenido ese instante imposible: el momento exacto en que el alma asoma a los ojos sin pedir permiso. Y ahí queda la niña, mirándonos sin vernos, sosteniendo el mundo con la simple gravedad de su mirada.


martes, 16 de diciembre de 2025

Campanillas coloradas


 

Convocatoria de los Jueves
        Viajar con los Sentidos

"Los sentidos son puertas que nos conectan con momentos de nuestra vida. Un olor, un sabor o una canción pueden despertar recuerdos que parecían dormidos y devolvernos emociones intensas. 

Qué os parece un reto sensorial, la idea es sencilla; dejar que la memoria fluya y convertir esas sensaciones en palabras. No importa si el recuerdo es alegre, nostálgico o divertido, lo importante es capturar la esencia de cómo ese estímulo nos transporta a otro tiempo y lugar. 

 Puede ser un olor, sabor o canción, a eso le podemos añadir que paso, donde y con quién, y si somos capaces de añadir el sentido que tendría ahora esos recuerdos ya sería una joya. Así, pues, animarse y escribir algo, ya sea ficticio , real o mitad y mitad..."

Está es la propuesta de esta semana que nos hace CAMPIRELA la anfitriona. Más información 👉 Aquí




Mientras decoro el árbol navideño, me descubro incapaz de impedir que la mente se llene de recuerdos. No irrumpen con severidad, sino como una efusión que estalla con una bola dorada que provoca mis sentidos y hace que el pasado revele su luz, como si la memoria encendiera un interruptor.

Vuelvo a ser una niña. Es Nochebuena. Mamá prepara la cena de Pascua: rosquillas de anís y pavo al horno. Mis hermanas Pepi y Rafaela colaboran sin rastro de pasotismo, atentas a cada detalle de lo que Juani y Narci disponen sobre la extensa mesa. Cristina, la más pequeña, biberón en mano, juguetea junto a papá.

Un recuerdo convoca a otro y ya estamos reunidos alrededor de la mesa. Papá hace cantar la zambomba; el abuelo zumba la caña, y mi primo Manolo, armado con un tenedor y una botella vacía de Anís del Mono, marca el ritmo incansable, mientras mis hermanas y yo acompañamos con la pandereta el villancico de mamá:

«A venir cantaban la una,
A venir cantaban las dos.
Que ni una ni media ni nada,
Solo por la madrugada,
Campanillas coloradas…»

El timbre irrumpe y llegan las vecinas Dominga y Eusebia con sus maridos e hijos. La velada se intensifica y, entre licores, polvorones y turrón, las risas no hieren; al contrario, reparan. Se prolonga hasta las tres de la madrugada, una fecha sin calendario que quedó grabada para siempre.

—Yaya, ¿puedo poner la estrella en el árbol?

La voz de mi nieta me devuelve al presente. El olor a dulce se mezcla con el nudo que me aprieta la garganta. Contengo las lágrimas; no por tristeza, sino por la presencia palpable de las ausencias.

—Claro que sí, cariño.

La alzo en brazos mientras coloca la estrella. La luz parpadea y, por un instante, el tiempo se pliega: oigo de nuevo la zambomba, el tintinear de la pandereta, las risas que no hieren. La vida continúa, sí, pero también regresa cada Navidad, encarnada en aromas, sonidos y latidos que despiertan los sentidos como una campanilla que aún sigue sonando en el fondo del corazón.



lunes, 15 de diciembre de 2025

El viticultor y el refractómetro

 


El refractómetro fue inventado en la segunda mitad del siglo XIX, pero su incorporación práctica a la enología ocurrió a comienzos del siglo XX, cuando se convirtió en herramienta clave para controlar la madurez de la uva, y en una herramienta clave en la enología.

1874–1876: El refractómetro fue desarrollado por el físico alemán Ernst Abbe, en colaboración con Carl Zeiss. Su objetivo inicial era medir índices de refracción en materiales y soluciones.

El instrumento empieza a aplicarse a soluciones azucaradas, gracias a la estandarización de escalas como Brix (creada por Adolf Brix en el siglo XIX).


MICRORRELATO 

En la penumbra fresca de la bodega, cuando el olor del mosto recién prensado lo invade todo, hay un gesto que se repite desde hace más de un siglo. No hace ruido, no mancha las manos, no exige fuerza. Solo una gota, apenas un destello de jugo de uva, y un instrumento pequeño que cabe en el bolsillo: el refractómetro.

Hubo un tiempo en que el vino se hacía guiado casi únicamente por la intuición. El viticultor probaba la uva, apretaba el grano entre los dedos, miraba el color del mosto y decidía. Era un saber heredado, valioso, pero incierto. Cada vendimia era una apuesta. Entonces, silenciosamente, llegó el refractómetro, un artefacto nacido lejos de los viñedos, en los laboratorios donde la luz y el vidrio eran los protagonistas. Nadie lo pensó para el vino, y sin embargo, el vino lo necesitaba.

El refractómetro no habla de sabores ni de aromas. Habla de luz. Mide cómo esta se desvía al atravesar el mosto y, en esa desviación, revela cuánta azúcar guarda la uva, cuánta promesa de alcohol encierra cada racimo. En una sola mirada, el enólogo puede leer lo que antes requería días de análisis o años de experiencia.

Con él, la vendimia dejó de ser un acto puramente instintivo y se convirtió en una decisión informada. Ya no bastaba con “creer” que la uva estaba lista: había un número que lo confirmaba. Un número que viajaba del viñedo a la bodega, del campo al cuaderno de notas, y que empezaba a definir el carácter del vino incluso antes de que fermentara.

Al principio hubo desconfianza. ¿Cómo podía un aparato tan simple saber más que el paladar entrenado de generaciones? Pero vendimia tras vendimia, el refractómetro demostró su fidelidad. Ayudó a evitar cosechas prematuras, a prever fermentaciones difíciles, a dar regularidad a vinos destinados a viajar lejos. Se convirtió en el aliado discreto del enólogo, nunca protagonista, siempre presente.

Hoy, cuando la tecnología invade la bodega con sensores y pantallas, el refractómetro sigue allí. Sigue siendo ese gesto mínimo y decisivo: una gota, un destello, una cifra. Porque en enología, donde el tiempo, la naturaleza y el azar juegan sus cartas, disponer de una verdad inmediata —aunque sea pequeña— puede marcar la diferencia entre un vino correcto y uno memorable.

Así, el refractómetro se volvió una herramienta indispensable, no por imponer la ciencia sobre la tradición, sino por tender un puente entre ambas. Entre la luz y la uva; en ese equilibrio silencioso, continúa escribiendo su historia, vendimia tras vendimia.


En el caso del refractómetro en enología, su historia es un buen ejemplo de cómo una herramienta científica puede transformar silenciosamente una disciplina tradicional como la elaboración del vino.

¿Cómo surgió?

Curiosamente el refractómetro no nació para el vino. Surgió en la física del siglo XIX cuando científicos como Ernst Abbe buscaban formas precisas de medir cómo la luz se desvía (se refracta) al pasar por distintos materiales.


Muy pronto se observó que esa desviación cambiaba según la concentración de sustancias disueltas, especialmente azúcares.

Cuando se desarrollaron escalas prácticas (como °Brix), el refractómetro encontró un nuevo hogar: el mosto de uva.

¿Cómo cambiaron la práctica de la enología?

Antes del refractómetro, la madurez de la uva se evaluaba a ojo, por sabor o experiencia. El contenido de azúcar se medía con métodos lentos y poco prácticos. Las decisiones de vendimia eran más empíricas.

Con su incorporación a principios del siglo XX:

La vendimia pasó a basarse en datos objetivos. Se pudo estimar con precisión el grado alcohólico potencial, y la enología dio un salto hacia una disciplina científica, reproducible y controlable. Se aceleró ya que con una gota de mosto bastaba para decidir. En otras palabras, el refractómetro ayudó a convertir al enólogo en un analista, no solo en un artesano.

¿Qué historias curiosas esconden?

A principios del siglo XX, en regiones vitivinícolas europeas, algunos productores temían el refractómetro porque revelaba algo incómodo:

Mostos demasiado pobres en azúcar… o demasiado ricos.

En épocas de malas cosechas, se añadía azúcar o mosto concentrado antes de la fermentación. El refractómetro permitió detectar incoherencias entre madurez aparente y lectura real. No acusaba, pero dejaba evidencia. Por eso, en ciertos pueblos, se le llamaba en voz baja “el ojo frío”.

"Durante guerras y periodos de escasez en Europa, algunos refractómetros viajaron ocultos en equipajes personales, porque eran caros y difíciles de conseguir. Se prestaban entre bodegas, se compartían como un secreto técnico. En algunos casos, un solo refractómetro servía a toda una comarca durante la vendimia."

"El refractómetro permitió a muchos pequeños productores confiar más en su uva. Al conocer exactamente su azúcar, dejaron de corregir innecesariamente el mosto. La precisión redujo la intervención. Así, un instrumento científico ayudó a preservar la identidad del vino, no a uniformarlo."


Algunas curiosidades poco conocidas:

No mide solo azúcar: en realidad mide el índice de refracción; el azúcar es una interpretación. Por eso, durante la fermentación, el alcohol “engaña” al refractómetro.

En sus inicios, muchos viticultores desconfiaban del aparato, prefiriendo el gusto y la tradición.

Su adopción fue más rápida en regiones con vocación científica y comercial (Francia, Alemania) que en zonas más tradicionales.

También se usó para detectar fraudes, como la adición de azúcar o agua al mosto.

El desarrollo de refractómetros portátiles cambió la vendimia: el laboratorio salió al viñedo.

El refractómetro: nació en la física, fue adoptado por la química, y terminó transformando la enología.



Este post participa en la convocatoria Tema de escritura para diciembre: instrumentos en Café Hypatia

#PVinstrumentos 

viernes, 12 de diciembre de 2025

En el cementerio


 

Toda la información del reto #Fuegoenlaspalabras de nuestra compañera Rebeca aquí 👉Reto de fuego


La noche tropezaba sobre el camposanto como un ungüento opaco cuando el sepulturero salió de su caseta, aún en pijama. Había oído un golpecito seco, proveniente del panteón más viejo.

Caminó con paso sigiloso; su linterna temblaba como una luciérnaga asmática. Al acercarse, vio que una de las lápidas exhibía una fisura reciente, una grieta zigzagueante que parecía escrita por una mano nerviosa.

—No es momento para despertares excéntricos —murmuró, ajustándose la bata.

—¿Excéntrico yo? —respondió una voz cavernosa debajo de la piedra.

Miraldo dio un respingo; casi deja caer la linterna.

—¿Quién habla? ¡Manifiéstate!

—Soy el habitante de esta bóveda, y he escuchado cierto trajín que altera mi descanso, espero que seas competente.

—¿Competente? Estoy en pijama, —rezongó el sepulturero.

—La indumentaria no hace al mono. Dime, ¿por qué vibra mi sepulcro como si un topo gigantón hubiera decidido practicar gimnasia rítmica?

Miraldo examinó el suelo. La tierra respiraba, elevándose y descendiendo con ritmo anómalo.

—Esto no es obra de topos. Es una sismicidad sigilosa. Un fenómeno raro. El subsuelo se expande y contrae como si soñara con cataclismos.

—Es inquietante. ¿Puedes hacer algo?

Miraldo abrió un pequeño frasco de polvo ocre y lo esparció sobre la grieta. El aire vibró con un zumbido tenue. La tierra cesó su vaivén, como un gigante al que por fin le arrullan los párpados.

—Listo —dijo el sepulturero—. Tu morada no seguirá bailando.

—Perfecto —respondió la voz, ya desvaneciéndose—. Y… abróchate la bata. La noche mira.

Miraldo se sonrojó, recogió su linterna y regresó a su caseta. Mientras cerraba la puerta, pensó que, a veces, la labor nocturna exige más valor que cualquier epopeya diurna, incluso cuando uno lleva pijama.



miércoles, 10 de diciembre de 2025

A los pies del altar


 JUEVEANDO DEL DÍA 11 DE DICIEMBRE

       REGALOS QUE NO TIENEN PRECIO 

Recogiendo el testigo de Luferera, Tracy   dirige esta semana la convocatoria juevera con un tema muy de estas fechas: 

"Se me ha ocurrido al estar en época de hacer regalos, que escribamos sobre qué os gustaría que os regalaran con un valor infinito para vosotros, pero de un coste económico cero".


Escribe despacio, como si soplaras la luz de la vela, dije con una calma pasmosa. Aquí comienza mi deseo, el pulso secreto de la vida contra el tiempo. A los pies del altar dejo sangrar mi alma, Ana.

—Pero... esto es como un ritual; más que un deseo, Margarita, pienso que tienes un anhelo mínimo: respirar, vivir, sentir.

—Esta Navidad solo pido un regalo que dé sosiego a mi corazón, y un chamán me dijo que esta era la forma de lograrlo.

—¿Y cuál es? No logro entenderte. 

—Salud, solo salud. 

—¿Cómo, de verdad, crees que así la tendrás?

—No me sermonees. Tu mirada rasguña mi mente. Cuando viajé a Tanzania, fue por este motivo. Estoy harta de recaídas, ¿acaso tú no harías lo mismo?

—¿Ironizas?

—Por supuesto que no —añadió, elevando un poco el tono de voz.

La música del saxofón se escuchó por encima de sus voces, creando una melancólica atmósfera, en el mismo instante en que un soplo de aire hizo oscilar la llama de las velas. Se miraron en silencio unos segundos.

—Creo que algo se está activando —dijo Margarita.

—¿Eso significa que el cielo te ha escuchado?

—Significa que hay alguna estrella en el universo que gira sobre nosotros.

—¿Acabas de dibujar un círculo en el papiro? ¿Cómo lo has hecho?

—No he sido yo.

—Entonces... ¿Quién?

 Justo en ese momento misterioso , la voz del director anunciaba el posterior sonido de la claqueta: ¡corten! Hemos terminado hasta después de fiestas.

—Eso sí que es un regalo.

—No, un regalo es ver cada nuevo amanecer.

—¡Qué susceptible estás! 

—Amén.


P. D. Incluyo la tarjeta navideña detallazo de nuestra compañera Mónica.



Gracias Mónica por esta tarjeta navideña. Aquí podéis ver todas 👉 Neogéminis

martes, 9 de diciembre de 2025

Esa inocencia


 Mi participación en la convocatoria que la amiga Rosélia promueve desde su blog 👉 Espiritual - Idade uniendo la blogosfera en esta época tan especial.

XVI Interacción Fraternal de Navidad



Nace al alba el fuego de vida,

y su luz se enciende la esperanza;

la noche cae, mas el alma se afianza,

hallando paz en senda compartida.


La fe que ayer parecía adormecida,

despierta en brazos de la añoranza;

y el corazón, que tímido se lanza,

retoma la firmeza consentida.


Que el Niño Jesús vele tu destino,

trayendo al mundo un soplo verdadero,

como un rumor del cielo cristalino.


Que en cada gesto humilde y sincero,

reviva el eterno y eufórico destino 

de amar en el mundo entero.


Mas sigue el alma, renovada,

como una flor que a la bóveda 

nocturna se encomienda;

y en su latido brota la leyenda

de la esperanza siempre iluminada.


Así, en Belén, la luz recién sembrada

te invita a dar aquello que no ofenda;

y en cada mano noble se entienda.


«Renovemos el espíritu,

la ilusión navideña,

que en estos días,

no solo sea nochebuena,

sino, almas unidas en un solo término,

que la bondad inunde el mundo 

de amor y paz.»


“Noche de paz, noche de amor, la inocencia sonríe con el corazón, y todo duerme a su alrededor.”






miércoles, 3 de diciembre de 2025

La deslenguada

 


CONVOCATRORIA DEL RETO JUEVERO PARA EL DÍA 4 DE DICIEMBRE: MENSAJE EN UNA BOTELLA

 

Asociamos la idea del mensaje en una botella a la petición de socorro de un náufrago, pero también se han dejado secretos en una caja escondida para que puedan ser revelados en un futuro o cápsulas del tiempo en que se deja un mensaje a generaciones venideras. O simplemente un mensaje a ninguna parte, que también es a todos lados, como el que portaba la sonda espacial Voyager I. Todo ello también puede considerarse un mensaje en una botella. El denominador común es que serán leídos por alguien que no nos conoce y a quien queremos decir algo....

El protagonista de vuestro relato tiene la libertad de lanzar un mensaje de aviso, confesar un secreto, dejar un recuerdo o pedir socorro o lo que quiera en ese recipiente al que llamaremos botella. Desgraciadamente sólo tiene papel y tinta para escribir unas 350 palabras y debe tener en cuenta que su mensaje puede ser encontrado por un menor, de forma que es preferible que no recurra a describir amputaciones o casquería por favor. También creo que sería bueno tener la certeza de que la botella ha llegado a un buen destino por lo que le resultaría beneficioso recibir comentarios sobre lo que vuestro protagonista haya remitido a ese desconocido.

Más información en el blog de la anfitriona esta semana Luferera 👉 La veleta



Desde la adolescencia de Mariona, las habladurías en los rellanos sobre Carmen corrían de boca en boca: que si era una deslenguada, que si disfrutaba metiendo cizaña. A Mariona aquello no le afectó… hasta que empezó a atravesar una crisis de fe. Semanas atrás había descubierto que la gula dejaba de ser pecado si se acompañaba de un sobre con dinero para el párroco. Aquello la descolocó. Si todo podía comprarse, ¿qué quedaba de sagrado?

Confundida y molesta, se fue a la playa. Allí, sentada sobre las rocas, escribió en mayúsculas un mensaje de rabia, lo metió en una botella y, con la voz rota, gritó: “¡MALDITO SEAS, FARSANTE!” y la lanzó al mar, pensando que la corriente se llevaría muy lejos su rabia e indignación.

Pero la lengua malévola de Carmen no tardó en actuar. Corrió el rumor de que Mariona había blasfemado en plena playa. Las vecinas, a su paso, la miraban de reojo como si se hubiera convertido en una amenaza. No imaginaba que, días después, la tramontana devolvería su botella a la orilla… exactamente a los pies de Carmen.

Y aquí empezó lo insólito.

Carmen no se escandalizó ni corrió al párroco. No. Reunió a las vecinas y anunció, de forma exagerada:

—¡Mariona ha inventado una nueva forma de reciclar la indignación! ¡Botellas al mar con insulto incluido!

Entonces, para su sorpresa, las vecinas hicieron lo mismo: Pepi protestó por la subida del gasto común, Antònia se quejó del mal humor de su marido, la portera denunció que alguien robaba las pinzas del tendedero; y el mar se convirtió en un archivo flotante de quejas y chismes.

Mariona, para su asombro, se puso a dar consejos improvisados en la escalera:

—Si vas a desahogarte en una botella, al menos escribe bonito. Que luego lo encuentra cualquiera —decía en tono de broma.

Ahora, cada vez que mira la playa, suspira. No sabe si recuperar su fe, pero ha aprendido la lección: si tiras un mensaje al mar en un pueblo pequeño, prepárate para que vuelva… con comentarios añadidos.


domingo, 30 de noviembre de 2025

Resistiré

 


Castellano medieval 

Sepades, buenos omnes e mugeres, que yo, Gonçalo el panadero, alço agora mi boz, maguer cansada e ronca del polvo e de la farina, contra las asperezas que la vida me depara.

Non es poco mi afán: cada albor me levanto quando las estrellas aún brillan, e enciendo el horno con leña menguada e humosa; mas la vida, que de mío faze escarnio, non me paga con holgança nin con abundança.

Dígolo sin mengua de reverençia: la vida tien se por señora de los destinos, e a mí empuja como brizna en torbellino. Mas yo, pobre siervo del pan, non quiero sofrir callado su duro señorío. Pues si la masa non leva, amásola de nuevo; si el horno se enfría, atízolo con mis brazos; e si la clientela rezonga, dóylos pan caliente por no quebrar mi honra.

Plázeme, e non plázeme: plázeme porque mi oficio es noble, que pan da fuerça e sustenta cuerpos; non plázeme porque el sudor corre, e el denario es corto, e la fatiga nunca falla.

Assí que digo, ¡oh vida áspera!: non me quebrantarás con tu mengua ni con tu rigor. Que aunque mis manos estén agrietadas e mi lomo corvado, mi coraçón es fuerte como hogaza bien cocida.

E si dieres golpes, sofriré; e si truxeres hambres, yo mesmo partiré la corteza dura de mi pan, e con ella resistiré tus embates.




En la penumbra sigilosa del ánimo,

cuando la jornada se vuelve acerba

y el pulso titubea en su cadencia,

surge una llama tenaz, casi numinosa,

que rehúsa disolverse en la intemperie.


Es la resistencia:

un contracanto que desafía al tedio,

un gesto de bravura silente

que cose los jirones del espíritu

con hilos de obstinada serenidad.


A veces es apenas un soplo exiguo,

otras, un oleaje impávido

que embiste contra el muro 

del desaliento.


Pero siempre retorna,

con su brillo indómito,

a recordarnos que aún late,

bajo la costra del cansancio,

cuya vocación exige 

seguir erigiéndose,

frente al viento del mundo.

viernes, 28 de noviembre de 2025

El rumbo de la vida

 

El día de mi primera comunión 8 añitos 

Materiales básicos para el dibujo en acuarela. 👇👇

Acuarela blanca, azul, amarillo beis, y marrón oscuro. Pinceles. Papel de acuarela
Agua. Paleta para mezclar



             Friday Face OFF (FFO)
Este es el lugar para mostrar tu arte facial.
Ya sabes, cualquier tipo de rostro: la naturaleza, el rostro de una flor, fotografías, dibujos, pinturas. Simplemente tiene que haber un rostro en tu blog.
 
    Primer reto de autorretrato de FFO
  Más en 👉  Friday Face OFF


Durante una exposición 40 años 

Materiales para el dibujo al carboncillo

Carboncillo (en barra o lápiz)

Papel con textura

Difumino o dedos (para suavizar sombras)

Goma moldeable (para aclarar y corregir)

Fijador en spray (para proteger el dibujo)👇👇👇👇




Este ya lo compartí pero lo añado al ser autorretrato  👇👇👇


Durante una cena de gala 48 años 





Mis gatos a los que adoro. 






En la efímera hondura del alba,
cuando la bruma exhala su soplo,
la vida se mece en un vaivén de lucernas rotas
y susurros que el tiempo deshilvana con mano sigilosa.

Transita el ser por veredas de un umbral con encanto,
entre raíces que guardan la música,
de un mundo que germina en silencio
como un sueño aún no pronunciado.

Hay un pulso de alborar en cada gesto,
una vibración tenue que desvela
la alquimia de los días:
ese rumor de instantes que se precipitan
en un remolino de luces oblicuas, 
de pensamientos efímeros.

Y al final, cuando el crepúsculo
extienda su manto de ocaso ceniciento,
quedará en el aire la estela de lo vivido:
un eco de serendipia y naufragio,
un rastro de latidos entreabiertos,
una simple y vastísima pregunta
suspendida en el umbral infinito 
del tiempo de un instante sentido.



La península de las casas vacías


Autor David Uclés 

Editorial Siruela

Fecha de publicación septiembre 2025

Edición N.º: 20 Idioma ‎Español

Longitud de impresión 700 páginas

ISBN-13 978-8419942319

Peso del producto ‎984 gr



Sinopsis 

La historia de un soldado que se raja la piel para dejar salir la ceniza acumulada, de un poeta que cose la sombra de una niña tras un bombardeo, y de un maestro que enseña a sus alumnos a hacerse los muertos; de un general que duerme junto a la mano cortada de una santa, de un niño ciego que recupera la vista durante un apagón, y de una campesina que pinta de negro todos los árboles de su huerto; de un fotógrafo extranjero que pisa una mina cerca de Brunete y no levanta el pie en cuarenta años, de un gernikarra que conduce hasta el centro de París una camioneta con los restos humeantes de un ataque aéreo, y de un perro herido cuya sangre teñirá la última franja de una bandera abandonada en Badajoz.


Opinión 

Cuando terminé este libro, me quedé pensando en Odisto, ese hombre que no se declara de un bando ni de otro, que vive en Jándula —una aldea que es más que un lugar físico: es el centro de un hogar que se desmorona—. Odisto es el patriarca de los Ardolento, una familia numerosa, con muchos hijos, que atraviesa la Guerra Civil española con pérdidas, separaciones y destinos que se bifurcan. 

Uno de los arcos más potentes es el de Paulo, hijo de Odisto. Paulo empieza siendo un joven que busca algo de sentido, como muchos en aquella época, y termina convertido —o quizá “transformado”— en alguien que simboliza la fractura moral de una guerra. Se ve obligado a tomar decisiones difíciles, enfrentarse a su hermano José en el frente, y vivir con el peso de lo que ha hecho, lo que ha dejado de hacer. 

Algo que me impresionó mucho es cómo el narrador no es solo un observador: interviene, nos explica sus decisiones, aparece en momentos históricos reales, dialoga con personajes históricos (Orwell, Lorca, Franco...) que cruzan la ficción y la historia. Esa mezcla le da un pulso muy especial, porque no permite que te relajes: sabes que lo que lees tiene raíces reales, pero eres consciente de que estás en algo que también es mito, símbolo, memoria deformada. 

La trama se extiende más allá de la familia Ardolento: es una panorámica de España (o Iberia, como la llama Uclés), que va desde la Segunda República hasta la posguerra, pasando por batallas concretas, bombardeos, la vida en los pueblos, los desplazamientos, el hambre y la supervivencia. Pero hay episodios que no se olvidan: los niños evacuados, la brutalidad de los enfrentamientos, la esperanza rota. 

En definitiva, Odisto representa lo común, lo rural, lo que sufre en silencio; Paulo, el conflicto interior, la pérdida de inocencia; y el narrador, la voz de la memoria, que no renuncia a la responsabilidad de contar aunque lo que cuente duela.

Para mí este libro es una obra capaz de conmover porque no se limita a relatar hechos históricos, sino que convierte esos hechos en vidas: vidas que duelen, esperan, se perdieron o se transformaron. Es una novela que exige emoción, reflexión y tiempo, pero que también recompensa con una visión profunda de aquello que fuimos, somos o seremos como sociedad.


Esta reseña participa en el reto:





miércoles, 26 de noviembre de 2025

Cruel garrote vil


 Relatos conjuntos de noviembre: Garrote vil de Ramon Casas

Más información 👉Relatos Conjuntos

El sol aún no había roto del todo la oscuridad cuando la multitud empezó a reunirse, arrastrada por una curiosidad tan antigua como el castigo mismo. En el centro, solitario, un hombre esperaba en silencio, envuelto en una quietud que contrastaba con el murmullo inquieto de la calle. Aquella mañana todo parecía suspendido: el aire, la luz, incluso las miradas.

En un instante, la escena se convirtió en una imagen inmutable, como si el tiempo hubiera querido dejar constancia del peso de la justicia y de la fragilidad humana. Y mientras la gente comenzaba a dispersarse, solo quedó el recuerdo de un momento que, como un cuadro, perduraría más allá de cualquier palabra.


P. D ¿Qué tipo de sociedad fuimos cuando aceptamos el sufrimiento ajeno como parte del orden, en lugar de preguntarnos cómo podríamos construir un sistema más humano y compasivo?


martes, 25 de noviembre de 2025

Bajo el muérdago

 


ENCUENTRO JUEVERO 27 DE NOVIEMBRE:             LLUVIA DE ESDRÚJULAS

La propuesta es la siguiente: aludiendo de alguna forma en el texto a la presencia determinante de la LLUVIA ( ya sea como marco, referente o protagonista) cada participante deberá narrar una historia de tema y estilo libre, intentando no superar las 350 palabras. En la trama se tratará de utilizar en forma coherente y literaria la mayor cantidad de las palabras ESDRÚJULAS indicadas en la imagen de cabecera, resaltándolas de alguna manera en el escrito para que se adviertan a simple vista. Siguiendo las habituales consideraciones, a partir del miércoles pueden ir enviándome sus links con los que el jueves armaré la lista de participantes. Espero les interese y divierta la propuesta.

Para más información en el blog de Mónica Neogéminis 



—Lo siento, Ana, pero más que géminis parece que seas libra, tan sociable, pacífica y diplomática. No puedes empatizar con los problemas de tu alrededor. Menos aún en sábado, día en que el se supone que el espíritu debería renovar su rítmica como un relámpago que huye del estrés semanal.

—Por esta vez, y aunque parezca un tópico, amiga mía, tienes más razón que un santo.

Armenia respiró hondo antes de continuar, como si buscara en el aire húmedo del bosque una respuesta que no llegaba.

—No seas tímida, Ana —concluyó—. Llevas días extraña, casi apática, como si tuvieras la cabeza en una órbita lunática que te aleja de todo.

Ana bajó la mirada. El claro del bosque se manifestaba como un refugio inhóspito, teñido por una luz tétrica que atravesaba las ramas cuyas hojas emitían cánticos como un fenómeno fantástico.

—Lo sé —susurró—. Pero no quería decírtelo todavía.

Armenia, algo módica, adoptó un tono suave, casi diplomático, digno del epígrafe de un capítulo aún por escribir.

—Dímelo. Te conozco demasiado para no notar cuando algo se rompe.

Ana avanzó unos pasos hacia el tronco donde colgaba el muérdago, seco y quebradizo. La reliquia de un ritual que hicieron durante su adolescencia. Tocó las hojas marchitas y suspiró.

—Nuestra amistad no ha sido efímera, ¿verdad? —preguntó sin mirarla—. Tengo la sensación de que todo ha empezado a desvanecerse. Yo misma siento que ya no soy la que era.

Armenia la miró con signos de tristeza.

—No digas tonterías. Eres la versión más auténtica de ti misma que he conocido. Quizá la más frágil, sí, pero también la más única.

Ana sonrió con una abandonada amargura y sórdida expresión, como quien ya ha aceptado una despedida.

—El médico me confirmó que mi tiempo quizás sea corto. Muy corto. Por eso estoy pálida, por eso la brújula del tiempo corre… como dijiste.

Armenia sintió que el mundo se volvía inhóspito de nuevo. Pero sin pensarlo puso una mano con firmeza en el hombro de su amiga, y señaló:

—Entonces hagamos que no sea un simple tópico y pensemos qué tal vez no sucederá. Cómo si alcanzase a ser un fenómeno mágico. 

Ana alzó los ojos, brillantes, casi con rabia.

—Por esta vez —volvió a decir—, tienes más razón que un santo.

Abrazos a su amiga justo en el instante en que una ráfaga de viento sacudió las ramas de los árboles asintiendo como una cámara lóbrega, testigo silencioso del momento.







domingo, 23 de noviembre de 2025

El tiempo, ese corto horizonte

 



Material utilizado, Óleo y acrílico. 


Un momento en el tiempo este mes en Art Journal Journey


Soy leyenda, dices, mientras la penumbra se descuelga sobre el horizonte como un lienzo sideral. 

Si el mundo me ha colmado de tinieblas, he de ser un rayo cósmico inalterable, un filamento de fuego que insiste en su propia errancia. No profieras certezas huecas —lo ignorado no admite máscaras sin tornarse vanidad— y deja que prosiga esta marcha solitaria por el camino árido, donde cada paso cruje como un presagio.

En la distancia, el sol se encarama a los días que perecen mansamente en la urdimbre de lo real, y yo avanzo, casi incorpórea, entre brasas que danzan extinguidas. Tal vez mi destino sea diluirme en la vastedad y renacer en la fisura donde la sombra se rinde. 

Pero mientras la noche siga respirando en mi derredor, continuaré siendo ese destello obstinado que, aun ansiando soledad, rehúsa desvanecerse.

miércoles, 19 de noviembre de 2025

El mensaje

 




SORPRESA EN EL CORREO

Esta es la propuesta que el compañero Marcos organizador del reto de los jueves esta semana nos propone:

Recibes una carta diciendo: ««Le comunicamos su próximo fallecimiento. Tendrá lugar el día tal de tal»».

¿Qué haría el/la protagonista de un relato de no más de 350 palabras (a poder ser) ante esa situación?

Sugerencias:

Investigar quién puede estar detrás en función del remite, que dejo a vuestra elección.

—El que a mi se me ocurre es «Academia de las malas artes», calle del Agüero 34, Ciudad LET, barrio AL. La carta la firma un/una tal Morta Delo/a. Pero esto es intencionado, para que parezca una broma. El desenlace podría ser otra cosa y, repito, el remitente lo ponéis vosotros, el que deseéis.

—O puede ser que el remitente sea un nuevo departamento de Sanidad del Estado que desde distintos medios de comunicación están informando que va a ocuparse de nuevas competencias en SALUD CIUDADANA.

Mi participación...




El correo llegó a las 3:14 de la madrugada, como si hubiesen calculado la hora exacta en la que el silencio es más vulnerable.

«Le comunicamos su próximo fallecimiento.» «Tendrá lugar el día 6 de enero.»

Apenas dos semanas antes había salido del hospital. Se quedó inmóvil frente a la pantalla. La primera reacción fue absurda: revisar la bandeja de spam, como si el mensaje pudiera haberse desplazado solo. La segunda fue más humana: llorar con una mezcla de rabia, incredulidad y miedo, sin forma pero con peso.

Respiró hondo. Revisó la dirección del remitente anónimo: una cadena de números y letras sin sentido. Recurrió a sus amigos y su familia: sorpresa, negación, alguna broma torpe para restarle importancia. Nadie parecía capaz —ni dispuesto— a ser el autor de algo tan macabro.

Conforme avanzaban los días, el mensaje fue mutando dentro de ella. Dejó de sentirlo como un recordatorio incómodo sobre cómo había vivido la enfermedad; siempre a la defensiva, esperando el próximo golpe. Sin saber por qué, la incertidumbre dejó de asustarla. Comenzó a sentirse serena, como si algo dentro de ella hubiese decidido dejar de huir.

La víspera del día señalado despertó al amanecer. Se preparó un café, dio un sorbo y, por primera vez en mucho tiempo, sintió que podía respirar sin miedo. Pensó que lo que debía morir no era su cuerpo, sino la parte de ella que había sucumbido al miedo, al dolor. Abrió el ordenador y escribió un mensaje a todos sus amigos y familiares.

Quedáis invitados a una fiesta en el restaurante, "Renacer" el próximo 6 de enero a las 20 horas. Ese día no marcará un final, sino un nuevo comienzo. «Bailaremos, cenaremos y brindaremos por lo que dejamos atrás y por lo que decidimos vivir.»

Cerró el ordenador. Se quedó durante un buen rato pensativa. Se sentía bien, pero algo en su mente luchaba por salir: la retahíla que escuchó en la sala de quimioterapia: «su fallecimiento será por complicaciones respiratorias, el día 12 de mayo, a las 12 de la noche». Aseguró el doctor a una joven: "aproveche el tiempo". Ahora, se preguntaba el porqué de esa afirmación tan exacta. Y entonces volvió a oír el macabro, tic, tac, tic, tac.


P. D. Os ruego paciencia para corresponder a todos. Gracias, de verdad, por los mensajes de ánimo que han sido un abrazo en estos días tan difíciles. No tengo palabras suficientes, gracias de corazón.



La tentación

 Convocatoria del jueves            La Navidad que casi no sucede   Más información en el blog de la anfitriona 👉  Campirela Parecía un lu...