Tiempo de enamorarse (Mes de los enamorados 5)
Termina el mes de los enamorados y esta es mi participación para el reto que Roselia organiza en su blog Amor azul
Cuando el céfiro abriga la tarde mustia,
y el almanaque calla su rito de arenas,
surge el tiempo, en sigilo, con voz de penumbra,
a entronizar el vértigo del alma ajena.
En los relojes se escarcha la prisa,
cada tic es un verso sin término;
la clepsidra se duerme en su líquida misa
y el instante se torna perenne y etéreo.
¡Oh, dulzor intempestivo,
resolana del instante!
Se abre la flor del delirio
donde el amor es constante
como un astro fugitivo
que finge nunca marcharse.
Vibra el aire con savia de epitalamios,
y los ojos, antes yermos,
ahora urden arabescos
de ternura sin gramática.
Ni la lógica, ni el juicio,
ni la brújula del día
pueden ceñir esta euforia,
este soplo que extravía.
Que amar no tiene medida,
ni cadencia, ni balanza:
es un verbo que se incendia
cuando el tiempo, sin alianza,
se despeina, se diluye…
y al fin, se rinde a la danza.
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