CADA JUEVES, UN RELATO: EL HADA DEL ARGERICH
Desde su blog Artesanos de la palabra está semana la anfitriona Patricia, para la convocatoria juevera nos hace una interesante propuesta:
Escribir un relato, que tratará de tener una extensión no mayor a las 350 palabras y que deberá escribirse con el propósito de poder ser narrado a las criaturas de hasta 12 añitos.
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Caminaba con Beba, cuando sus ojos se posaron en una muñeca que yacía sobre la acera, maltrecha, con el cuerpo ajado y una pierna ausente.
—Papá, esta muñeca está herida, le falta una pierna. ¿Puedo quedarme con ella para curarla? —dijo con la ternura que solo una niña puede expresar.
—Ay, cariño, pobrecita... No sé si podremos hacer mucho, pero lo intentaremos.
Nos encaminamos a casa y, con cada paso, ciertos aromas de mi infancia comenzaron a revolotear en mi memoria, insistentes.
—Sabes, Beba, esto me recuerda a los días de mi niñez. Te contaré algunos de esos recuerdos.
—¡Cuéntame, papito!
Por las mañanas, el aroma del café recién hecho, mezclado con malta, inundaba la casa, y el olor del pan tostado era como un abrazo cálido. Recuerdo cómo mamá pinchaba el pan con un tenedor para tostarlo en la llama viva. Mamá siempre me tenía lista una taza de cacao, su aroma se mezclaba con el dulzor de las tortas y rosquillas de anís; es algo que aún puedo sentir con claridad. Y cuando la lluvia cesaba, el aire se llenaba con ese olor inconfundible a tierra mojada. Y el momento mágico, en que el arcoíris se desplegaba como un puente de colores imposibles. Me veo, con mis botas de agua azul, saltando junto a otros niños sobre los charcos que se formaban en las calles. ¡Qué tiempos! Incluso el olor de los caracoles que buscaba con tu abuelo después de la lluvia sigue vivo en mi memoria.
—Papá, nunca me llevaste a buscar caracoles.
—Tienes razón, mi niña, hace mucho que perdí esa costumbre.
Incluso el aroma del puro que fumaba tu abuelo, ya fuera un Farias o un Habano, se cuela en mi recuerdo como una brisa cargada de nostalgia.
—Papá, me parece que la muñeca tiene frío —interrumpió Beba.
—¡Qué despistado soy! Cúbrela con mi chaqueta.
La imagen de mi infancia siguió nítida en mi mente.
—Hija todo son recuerdos.
Las hogueras de la noche de San Juan y el olor a madera quemada impregnando el barrio. Hasta las naranjas de entonces parecían tener otro olor, más intenso, más verdadero, igual que los tomates recién recolectados del huerto. ¡Qué sabor tenían aquellos tomates! Hasta las flores que la abuela plantaba en sus macetas; geranios, petunias y hierbabuena, tenían un olor tan intenso que envolvía el balcón.
Todo ello forma parte de un tesoro de recuerdos que me acompaña, como un perfume que no se desvanece con el tiempo.
—La llamaré Bebita, papá —dijo acariciando el pelo de la muñeca.
—Es un nombre precioso, hija.
Al subir las escaleras, la miré de reojo con su nueva amiga entre los brazos y, suspirando en silencio, pensé: «Ay, mi Beba... ¡Cuántos aromas se ha perdido tu generación!».
https://bloguers.net/votar/NuriadeEspinosa
Hola, Nuria, un relato lleno de nostalgia y recuerdos y también, por el párrafo final, la idea de que cualquier tiempo pasado fue mejor... Supongo que siempre nos parecerá esto, aunque no creo que sea así.
ResponderEliminarBuen relato.
Un abrazo. :)
Hola Merche, la idea no es que cualquier tiempo pasado fuese mejor, sino que ahora ni el café huele como antes, ni los tomates, ni la mayoría de la fruta, porque en su mayoría son exportados de otros países y en España siempre hemos tenido muy buena agricultura, ahora ni la lechuga sabe como antes por eso el cuento hace alusión a todos esos olores de antaño de los que si hemos disfrutado. Un abrazo
EliminarLa muñeca ha sido el elemento que ha generado en el padre recuerdos y nostalgia. Es significativo que una muñeca rota haga retroceder el tiempo al progenitor de ela pequeña. Genial. Un besote Nuria, feliz fin de mes.
ResponderEliminarCierto, aunque no sea lo habitual hay hombres que son muy sensibles Campirela, un abrazo gigante
EliminarMe parece que es importante el tema de los "rituales" es decir todos estos actos rutinarios que uno hace se van grabando en la mente infantil como tradiciones memorables: desde resolver cada mañana un crucigrama como salir a comprar pan.... todo ello se va acumulando en la mente infantil y luego se recuerda de ese modo: como la vida misma.
ResponderEliminarbuen relato para evocar memorias
Así es José, siempre sale esa chispa que enciende el circuito de nuestros recuerdos. Un abrazo
Eliminar¡Qué hermoso y sensible el relato! Te transformaste en una dulce niña para traerme el petricor, olor a tierra mojada, un concepto que aprendí hace muchos años. Maravillosa la historia, plena de reminiscencias infantiles. Te felicito. Que estés bien.
ResponderEliminarMuchas gracias Héctor, me reconforta que te haya gustado profesor. Un fuerte abrazo
EliminarNuria! Me has traído tantos recuerdos con tu bello recorrido por el pasado! A mí abuela, sus plantas y flores, el olor a tierra mojada que tanto amaba en esa casa después de llover, el olor a uvas por el parral y jazmines recién arrancados en la casa... Me has hecho emocionar con el paseo por los recuerdos💙 Besos por ahí!!!
ResponderEliminarGracias Mari, yo misma me emocioné con tantos recuerdos al escribirlo, es imposible no sentir melancolía y añoranza. Un abrazo grande
Eliminariba a recalcar que toda la nostalgia entra por la nariz, una poca por la boca, pero ya he visto en tu comentsrio a mMerche, que esa era precisamente tu intencion. Me parece u a magnífica muestra de cómo un disparador deja fluir una inmensa cantidad de recuerdos. Lo de los tiempos mejores puede ser subjetivo, porwue se recuerda una selección de lo mejor de lo vivido, y un día esto de hoy , al menos una parte, también será recordado con nostalgia.
ResponderEliminarAbrazooi
Gracias Gabilante, así es, una chispa que dispara los recuerdos y no los puedes evitar. Un abrazo grande
EliminarMuy bonito escrito Nuria, me parece que cumple perfecto con las condiciones del reto. Es verdad que ahora todo sabe diferente e incluso su aspecto es diferente o de plano son cosas nuevas que antes no se veían. El mundo gira hacia adelante, aparentemente, aunque no todo es bueno o deseable, en el camino se pierden muchas cosas también. Con esto no digo que ahora todo es horrible, también hay cosas buenas y positivas pero, siempre recordaremos el pasado y quizá se nos asome una lágrima en los ojos. Saludos Nuria.
ResponderEliminarHola Ana, tienes razón, el mundo ha cambiado, ha evolucionado, en algunas cosas para bien y en otras para mal, pero pienso que el consumismo y los intermediarios se están cargando el sistema alimentario, claro está que los gobiernos lo permiten. Un abrazo
EliminarBuen final, no vi venir esa última frase.
ResponderEliminarMuchas gracias, abrazos
EliminarLa nostalgia y el amor. Muy bonito. :D
ResponderEliminarSaludos.AlmaLeonor_LP
Gracias Alma, abrazo grande
Eliminar¡Lindo haberlo vivido, pa poderlo contar!, dice una canción, quién no lo vivió jamás sabrá de que se trata, guardará otros recuerdos sensibles, ahora quién los vivió, si que lo siente. Hermoso relato, abrazo grande Themis
ResponderEliminarAsí es Themis, muchas gracias, un abrazo
EliminarPero aun están a tiempo de recuperarlos si tanto ellos como nosotros nos lo proponemos! Muy bella historia, Nuria. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Mónica, me alegra que te haya gustado. Un abrazo
EliminarMuy bonito, Nuria.
ResponderEliminarMe has hecho recordar a mí también.
Y las remembranzas surgieron reviviendo los viejos recuerdos, que he terminado suspirando y añorando esos días pasados de mi infancia. 😊
Gracias por compartir.
👍
Hola Vicente, me alegro que recordarás esos recuerdos que nos hacen suspirar por tiempos pasados. Un abrazo muy grande
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ResponderEliminarEste relato é uma viagem nostálgica pelos sentidos, especialmente pelo olfato, que resgata as memórias da infância. O texto é envolvente, trazendo à tona as lembranças aromáticas e sensoriais que marcaram uma época, como o cheiro do café, do pão tostado, das tortas, da chuva e das flores. Esses detalhes constroem uma atmosfera de saudade, contrastando com a inocência e a ternura de Beba, que vê valor até mesmo em uma boneca quebrada.
Revela o carinho e a cumplicidade entre pai e filha, enquanto o narrador compartilha suas memórias e reflete sobre as mudanças entre gerações. A frase final, onde o pai lamenta os aromas que a geração de Beba perdeu, sintetiza essa melancolia, mas também um amor profundo pela simplicidade e riqueza dos pequenos momentos que ele viveu.
A história é um convite a valorizar as memórias sensoriais, a apreciar os detalhes que moldam nossa infância e a entender que esses pequenos tesouros são os que, no final, compõem a essência de quem somos.
Beijos em seu 💗
🐾
Muchísimas Cléia por tu bellísimo comentario que engrandece el alma pues es gratificante despertar tales sentimientos. Un abrazo grande
EliminarMe hiciste pensar en esos aromas tan similares de mi infancia y en la suerte que tuve de vivirlos, yo intenté que mis hijos también aprendieran a disfrutar esos momentos porque son únicos. Realmente es una historia preciosa Nuria, te felicito.
ResponderEliminarUn abrazo grande
PATRICIA F.
Gracias Patricia, percibir esos olores de la infancia siempre es un recuerdo intenso y entrañable. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo
EliminarUn relato dentro de otro, una infancia que dejó de ser en la memoria de la muñeca.
ResponderEliminarEfectivamente Gustab, esos olores y ese mal recuerdo en la muñeca forman un tándem en la historia. Un abrazo
EliminarNuria Nuria, quiero contarte algo! Hoy, ahora, me ha pasado algo fantástico. Aquí es de madrugada (que me encanta). He leído un relato que me ha dejado una sensación que no podré olvidar. Sí, tu relato. Es una joya, ¡Cuántas cosas me has despertado! Lo narras con un lenguaje exquisito y puro que me traslada a cada detalle: un padre tierno, una niña hermosa (a los dos les he puesto voz)
ResponderEliminarEsa linda muñeca, sin importar lo de la pierna. En verdad habrá algún hombre como este?
Esto ha sido mi linda experiencia antes de dormir. Me deja ilusionada y enamorada de una vida impregnada de ternura y dulzura. ¡Qué lindo escribes Nuria! Te mando un abrazo fuerte y agradecido. 🌹🌹🌹
Gracias Maty por ser capaz de sentir la ternura del texto y de percibir ese entrañable momento en el que estoy segura que ha sido una bendición; la experiencia de las sensaciones percibidas. Yo quiero creer que efectivamente hay un hombre así, mi padre lo era un hombre sensible y cariñoso que dejó una huella imborrable en mi corazón. Un abrazo grande desde el alma por tus bellas palabras que guardo con cariño.
EliminarAhora los niños tienen dudus como muñecos que les tranquilizan el dormir. Las muñecas contra más repolludas más fascinantes a sus ojos, pero poco o nada ha cambiado.Un abrazo
ResponderEliminarEn eso tienes razón Rodolfo, qué niño no se tranquiliza a la hora de dormir con su osito, conejito,o muñeca preferida. Un abrazo
EliminarMe gusta cómo has enlazado los recuerdos con la historia de la niña y su muñeca.
ResponderEliminarBesos
Gracias Tracy, un abrazo fuerte
EliminarMe gustó el tono nostalgioso de tu relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Demiurgo, abrazos del alma
EliminarEsa niña será niña mucho tiempo, las muñecas remendadas hablan de los apegos, de los afectos, y de la magia.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.´
Ciertamente así es Albada, un fuerte abrazo
EliminarHay aromas que nos traen recuerdos de nuestra infancia, por ejemplo el del pan tostado para el desayuno. Un abrazo Nuria
ResponderEliminarTotalmente Federico, y para mí el del café con malta, un abrazo grande
EliminarUn relato muy evocador, Nuria.
ResponderEliminarLa muñeca ha servido de catalizador para traer a la memoria recuerdos que surgen de uno de los sentidos que más los utilizan, y, a partir de ahí, dar un nuevo énfasis a la relación entre padre e hija.
Un fuerte abrazo :-)
Muchas gracias Miguelángel, me alegra que te haya gustado. Un abrazo
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