Según cuentan los lugareños, Ochate sufrió una serie de desgracias que llevaron a su despoblación. Se dice que entre los siglos XVIII y XIX, el pueblo vivió tres epidemias devastadoras (viruela, tifus y cólera) que diezmaron a su población en cuestión de años. La revista Mundo Desconocido publicaría el artículo "Luces en la puerta secreta" que arrojaría tanta luz como misterio a la historia de Ochate.
Este pueblo burgalés, habitado por una naturaleza salvaje, abandonado entre verdes montañas y a apenas 33 kilómetros de Miranda de Ebro, es un "pueblo maldito".
Las historias sobre Ochate hablan de fenómenos paranormales, bolas de fuego cruzando el cielo estrellado, psicofonías, voces de niños en las sombras y fantasmas que te susurran al oído. Conocido en el siglo XII como Diablos de Ochate (se desconoce el motivo), cabe recordar que este fue un pueblo próspero.
Situado estratégicamente, en mitad de la antigua Ruta del Vino y del Pescado que unía la Rioja Alavesa con el Mar Cantábrico, allá por el año 1522, por Ochate pasaban los arrieros vascos transportando pescado en salazón hacia el interior y regresaban con las mulas cargadas de trigo, sal y vino. Lejos de ser maldito, era parada obligatoria de una de las grandes rutas comerciales del norte de la Península. Con los negocios que se hicieron, se levantó el casco urbano del pueblo y se construyó la iglesia de San Miguel (siglo XVI).
La apertura del Camino Real Nuevo de Vitoria a Laguardia, a principios del siglo XIX, fue el principio del fin para Ochate y el comienzo de todas las leyendas que circulan en torno a él. Los comerciantes dejaron de pasar por el pueblo con sus arrieros y los habitantes de Ochate se vieron obligados a abandonar sus casas, buscando oportunidades en otros lugares. El último en irse lo hizo en 1936. El comienzo de la Guerra Civil terminó de sentenciar cualquier posibilidad de regreso. ¿O fue algo más?
El testimonio de Prudencio Muguruza que se recoge en el artículo de la revista Mundo desconocido... Según sus palabras, un fogonazo de luz habría caído sobre la ermita de Burgondo, algo que él mismo definiría como experiencia paranormal y que despertó la curiosidad de ufólogos e investigadores; tanto que sus fotos llegaron a la NASA, donde se calificaría a este halo de luz como un OVNI. «El misterio estaba servido».
A partir de este momento, Ochate fue escenario de numerosas sesiones de espiritismo, rituales de magia negra y ceremonias en las que se invocaba a los espíritus de vecinos del "pueblo maldito" cuyas terribles historias habían saltado a la prensa, sobre todo, dos de ellas: la de Antonio Villegas, el párroco del pueblo desaparecido de camino a la ermita, y Jacinto Ramírez, un pastor que, en 1936, habría asesinado a un vecino durante una disputa.
La torre de la antigua iglesia de San Miguel, las piedras que resisten en pie de dos casas aledañas y, en lo alto, los restos de la ermita de Burgondo son lo que queda de Ochate. El tiempo ha caído sobre este "pueblo maldito" de Burgos como una losa.
La desaparición, en 1868, de don Antonio Villegas, párroco del pueblo... Durante días, los vecinos y la recién creada Guardia Civil, recorrieron la zona buscándolo, pero las batidas resultaron infructuosas y nunca más se supo de él.
Gracias a las cartas que la criada de Antonio Villegas escribió a su madre, se ha podido saber que se dirigía a Buenos Aires, aunque en Montevideo le ofrecieron quedarse a trabajar allí.
Tiempo después unas nuevas cartas dieron un vuelco a otro de los misterios del pueblo abandonado. Cuando ya estaba descartada la existencia de las supuestas epidemias que habían asolado aquel lugar, una misiva escrita por el vicario de Trebiño hizo que se replanteara esta hipótesis.
En ella se lee lo siguiente en referencia al cura desaparecido: “Abandonando la parroquia cuando más necesario era, pues antes de marcharse murió de viruela una muchacha de 19 años y un mozo de 26, quedando atrás otros vecinos con la misma enfermedad”.
Un misterio que dura y cuya recomendación es no ir al pueblo solo. ¿Por qué será?