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viernes, 25 de julio de 2025

El pájaro sin plumas



 Segunda participación para el reto de Ginebra, información en Serendipia


Flor Garduño (1957) Destacada fotógrafa mexicana, reconocida por su trabajo artístico en blanco y negro que celebra la naturaleza y la vida rural de América Latina. Es apreciada por su enfoque en la belleza, la naturaleza y la espiritualidad.
Sus imágenes evocadoras y poéticas han sido ampliamente exhibidas en galerías y museos de todo el mundo".



En una estancia con techo de terciopelo y paredes de mercurio líquido, dormía una mujer sin rostro. Su piel era translúcida como la cáscara de un huevo de obsidiana, y su respiración parecía una sinfonía de relojes que chirriaban. No tenía nombre, pero cada noche soñaba que subía a la cumbre, atrapaba un pájaro y luego volvía con el pájaro a su hogar. Sus horas morían absorta en el espejo de su habitación, como si algo desde el otro lado llamara su atención.

El tiempo en esa estancia no caminaba: reptaba. Las horas se deslizaban como babosas de humo por las rendijas del suelo, mientras una lámpara invertida colgaba del suelo y emitía luz hacia abajo, iluminando el cielo. En un rincón, un gramófono reproducía el canto de una lengua muerta, y los sonidos se aferraban a las paredes como mariposas clónicas.

Una figura emergió entonces de un espejo derretido: era el pájaro sin plumas, construido con engranajes de relojería y ojos de obsidiana líquida. En lugar de alas, tenía párpados, y al parpadear, llovían retratos de manos que escribían cartas a nadie.

—He venido a devolverte tu sombra —dijo el pájaro con una voz que olía a alcanfor.

La mujer se incorporó sin moverse, como si el gesto fuese un pensamiento. Bajo su pecho palpitaba un corazón encerrado en una campana de cristal, y cada latido exhalaba vapor de biblioteca. Sus dedos eran lápices de carbón, y con ellos dibujó una puerta en el aire. La puerta gruñó, suspiró y se abrió hacia una escalera que descendía hacia el cielo.

—Mi sombra fue devorada por la lógica —respondió ella, con un aliento de heliotropo.

Juntos, descendieron por la escalera, pisando nubes de mármol y pensamientos fosilizados. A medida que bajaban, el mundo se descomponía en fragmentos de sueño: relojes rotos, peines que lloraban, y ojos flotando en frascos de formol.

En el último peldaño, hallaron un océano hecho de tinta seca. El pájaro sin plumas alzó su mirada hacia la mujer sin rostro y dijo:

—Aquí termina el sueño. Lo que sigue es el recuerdo de algo que nunca sucedió.

La mujer asintió, y se deshizo como una palabra olvidada. Solo quedó el pájaro, quieto, con sus alas, párpado, cerradas, esperando el próximo desvarío.


Detalle de Ginebra Blonde 




2 comentarios:

  1. That is an amazing photo. Beautiful.

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  2. Olá, querida amiga Nuria!
    Uma criatividade sem limites em sua preciosa e instigante participação.
    Há cada devaneio do ser humano que tudo fica provável no ilusório da alma repleta de imaginação.
    Tenha um final de semana abençoado!
    Beijinhos fraternos

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