El reto de este mes de Ginebra Blonde desde su blog Varietés nos propone enfocarnos, precisamente, en las consecuencias generadas por haber vivido un escenario terrorífico en la vida real. Narraremos una historia de terror, o compondremos un poema, donde además de la propia historia, contemos las secuelas que ha dejado dicha experiencia. Nos ofrece varias fotografías de las cuales he elegido estas dos.
Samuel ArayaLa lluvia caía como torrentes mientras avanzaba hacia la colina, atraída por una fuerza invisible. En la cima, se erguía un oscuro pozo de piedra, rodeado por una extraña neblina, cubierto de un musgo grisáceo y una oscuridad que absorbía la luz del crepúsculo. Al lado del pozo, un árbol seco, retorcido y desnudo, extendía sus ramas hacia el negro cielo como garras.
Un cuervo, estaba posado sobre una de las ramas más altas. Su graznido resonó en la penumbra, como un eco húmedo y pesado. Sentí un escalofrío por el cuerpo, pero una voz —débil y lejana— gritaba mi nombre desde el interior del pozo.
Con pasos temblorosos, me acerqué al borde y miré hacia la oscuridad del abismo. La negrura parecía no tener fin. Entonces, lo vi. Una figura esquelética, de ojos vacíos, me miraba desde el fondo. Las manos cadavéricas se extendieron hacia mí, y el cuervo graznó con fuerza. Antes de que pudiera apartarme, me arrastró hacia el vacío.
Entonces desperté, gritando, empapada en sudor. La luz de la luna se filtraba por la ventana. En mi pecho, apareció una marca, un círculo perfecto, como si hubiera sido tocada por las mismas manos del pozo.
Desde aquella noche, no he vuelto a dormir sin miedo. Cada vez que cierro los ojos, me hundo y siento el tirón del abismo, escucho el graznido del cuervo y veo esas manos fantasmales. Percibo que me sumerjo en mi propio miedo y descubro que mi cuerpo se desvanece poco a poco, como si algo invisible me drenara lentamente. La pesadilla me ha atrapado en mis sueños, y poco a poco, me lleva de vuelta al pozo de la oscuridad.
(Inspirado en la historia real de mi vecina Vanessa, una joven gótica de 17 años cuya experiencia a causa de su pesadilla la marcó de tal forma que necesitó ayuda psicológica durante más de dos años)
Me gusto el relato y me dio pena de la chica, Te mando un beso.
ResponderEliminarUna pesadilla verdaderamente terrorífica... qué bien relatada, en espiral ascendente el miedo te atrapa... ¡Hay sueños realmente espeluznantes!
ResponderEliminarFantástica aportación al reto de Ginebra, Nuria, me has tenido en ascuas jeje... Un fuerte abrazo.
Me he imaginado en esa escena y yo también sentiría ese miedo impotente. Ha sido un relato que me ha tocado el corazón.
ResponderEliminarUn saludo