—¡En serio! Has tenido la paciencia de comprobarlo uno a uno.
—Sí, claro, ya llevaba días que no me cuadraba y rondaba mi cabeza como un runrún que no me dejaba dormir. Y con gran estoicismo me puse a ello. El descubrimiento me lo esperaba, pero te aseguro que me caló hondo. Quizás es que soy una persona a la que le gusta corresponder en todo lo que está dentro de sus posibilidades. Sin embargo, llega un momento en el que comprendes que no puedes hacer el primo. Por eso difiero del resultado, no me parece correcto ni justo.
—Y ¿qué piensas hacer?
—Al principio pensé: correveidile. Pero soy una persona moderada, discreta y muy respetuosa con los demás. Esta es la razón por la que he decidido corresponder solo a aquellos de los que obtengo una reciprocidad. Me he cansado de compensar con mi visita, apoyo y comentario a quienes no son recíprocos. Me entristece que mi corazonada fuese cierto, no sabes cuánto me habría gustado estar equivocada.
—Tú me conoces bien y sabes que soy una persona que medita mucho las cosas. ¡Qué no actúa a la ligera! Pero cuando un presentimiento se convierte en realidad, tienes que ser objetiva y actuar con coherencia y es lo que a partir de ahora voy a hacer.
—Como siempre tienes las cosas muy claras, amiga mía, eso es lo que siempre me ha gustado de ti.
—Mi madre fue una gran maestra. Ella solía decirme: ten la cabeza siempre en su sitio, piensa antes de hablar, sé respetuosa con los demás, pero nunca te dejes pisotear. ¡Ojalá estuviera aquí! La echo mucho de menos.
—No quiero verte triste. Eres mi mejor amiga, así que no voy a dilatar más en el tiempo mi invitación. Nos vamos de cena y luego al teatro para que tu mente se olvide de todo esto. Deja la pluma y cambia el chip.
Asentí con la cabeza. Contrapuntear no era lo mío. Hice un ajuste en mi mente y decidí olvidar aquella desavenencia que me había calado tanto. Tomé mi abrigo y salí de casa con una diáfana claridad dispuesta a devorar la noche.
Cuando he leído visita, apoyo, comentario y recíprocos, me he imaginado que una de las amigas tiene un blog y se ha llevado una decepción. Suele pasar cuando alguien espera demasiado o tiene unas expectativas muy altas. Lo bueno es que ese exceso de ingenuidad es sustituido con la experiencia a medida que esta se acumula. Aunque bien puede ser que tenga un negocio y esté hablando de alguna reseña desleal en Google.
ResponderEliminarHola Cabronidas, es una forma de generalizar lo que e comentó una amiga y es que hay gente que suele exigir a los demás lo que no es capaz de hacer, estás personas suelen tener un ego subidito. Un abrazo
EliminarReflexión con formato de relato dialogado. Tienes razón, a veces, en las relaciones, tanto personales como profesionales, siempre es difícil nivelar la balanza, y siempre alguien da más que el otro, y cuando siempre es el mismo el que da o el que recibe, la otra parte acaba por cansarse. Es normal, a la vez que humano. Un abrazo, Nuria.
ResponderEliminarToda la razón Mayte, yo pienso que hay que dar sin esperar nada a cambio, otra cosa es cuando das y el otro exige más de lo que recibe. Un abrazo
EliminarHola, Nuria, me ha recordado al reto del microteatro, jeje.
ResponderEliminarY es cierto lo que dices, cansa no ser correspondido, pero, hay que hacer lo que dicte el corazón en cada momento
Un abrazo. 🤗
Totalmente de acuerdo Merche, un abrazo
EliminarA veces recibes menos de que crees que mereces y en ocasiones das más de lo que se te devuelve. La reciprocidad es complicada pero, sea como sea, siempre es una buena alternativa eso de salir a devorar noches.
ResponderEliminarYo pienso que sí, jajaja, un abrazo
EliminarQuid pro cuo es la acción esperada cuando ofreces una parte de tu tiempo o esfuerzo en ayudar a alguien o contribuir de cualquier modo a que otra persona o personas se beneficien de una contribución o aportación tuya. Puedo ver casos de no correspondencia a diario con el tema de los comentarios en blogs y eso de no ver correspondencia en visitas decepciona bastante, así que decidí hace tiempo ir a mi aire e ignorarlo.
ResponderEliminarSin necesidad de salir a devorar la noche, pero, qué carajo, ¿Por qué no?
Jajajaja, pues eso mismo Marcos, porqué no. Un abrazo
Eliminar"Sin esperar nada a cambio"... Es muy relativo. En esta vida, todo lo es. La reciprocidad es un valor, seguro que sí. Y coincido con Merche en lo que se refiere a "lo que te dicte el corazón". Pero sí, reciprocidad porque somos humanos. Un gran abrazo 🤗
ResponderEliminarGracias Maty, supongo que todo depende de los ojos con que se mira y el corazón que late. Lo mejor... Ser uno mismo. Un abrazo
EliminarHay algunos que con el tiempo dejan de corresponder y esperan que tú lo sigas haciendo. Un abrazo.
ResponderEliminarSi, suele pasar desgraciadamente. Un abrazo
EliminarSí que son complicadas esas relaciones que traes al relato, Nuria. En determinadas ocasiones se rompe el equilibrio entre el doy y recibo y las relaciones -del tipo que sean- acaban disolviéndose y merecen desaparecer.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo :-)
Así es Miguelángel, un abrazo
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