El príncipe de los poetas invocó a Ovahiche y una oleada de miedo y horror entró en el reino. Con su canto maldito, era capaz de plasmar sombrías pesadillas en el papel y convertir en realidad los temores más profundos. Como en las perlas del rocío, Góngora escribía sobre la muerte, la vida; y la nada, triste dormía. Sus poemas, como puñales afilados, cortaban el alma y se mascaba la tragedia.
Dicen que por la noche, provenientes de la recámara se oían melodías: el príncipe con su canto creaba magia negra para obtener adoradores a sus pies.
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