Seguidores

lunes, 1 de mayo de 2023

Quería morir para el VadeReto de mayo


José Antonio Sánchez desde su blog

Acervo de Letras nos hace una interesante propuesta:

Imaginad que…

«Tenéis los ojos cerrados. No estáis durmiendo profundamente, solo relajados. Sentís un confortable y placentero momento de paz. Así que, mantenéis la oscuridad en vuestra mente y saboreáis ese instante.

Pero, súbitamente, oís una voz que os susurra…»

¡Abre los ojos! 

Continuad la historia. 


Aquí mi aporte 👇👇


Lo mejor que tiene cuando no deseas vivir es que sabes que estás muerto en vida. Su ventaja es que no tienes que molestarme en controlar tu pulso, ¿para qué hacerlo? Sería un sinsentido. Por eso no creo que vaya a tener arrugas, aunque tampoco podré disfrutar de una buena hamburguesa, o, un buen vaso de vino tinto porque estoy más muerto que un pollo en el matadero. 

¡Cómo me gustaría no tener estos pensamientos! ¡Sentirme vivo! 

Pero cuando llega el amanecer y el sol asoma su horrible cara, pienso que otro día más tan amargo como el anterior. 

Y lo peor es esperar que llegue a la noche; odio esperar porque estoy seguro de que la parca vendrá a probar mi sangre y le gustará tanto que me llevará con ella. 

El crepúsculo anuncia la noche, mi inquietud me obliga a ocultarme entre las sombras y esperar con los ojos cerrados a que el sueño me lleve, aunque tengo miedo, mucho miedo. Absorto en mi propia inquietud el sopor me abraza. Las sombras me invaden y el miedo da paso al terror al oír una voz que susurra; —abre los ojos, he venido por ti. 

Cuando por fin tuve el valor de abrirlos vi unos ojos brillantes qué me observaban fijamente desde la oscuridad. Desconcertado y confuso grité:



—¿Quién eres, qué quieres de mí? 


Los ojos seguían ahí, sin inmutarse. Mi reacción tras la intriga fue pasar al terror que invadía mi cuerpo. Ahora que me sentía amenazado comprendía que realmente no quería morir.


La mente me suplicó que cerrase de nuevo los párpados, quizás así aquellos ojos demoníacos desaparecerían, pero el pánico me mantenía inmóvil, observando, esperando su reacción. Apenas nos separaban unos metros. Mi garganta estaba tan áspera como la cama de un faquir. Dudé, —¿serán esos ojos los de la muerte?.


Un golpe de tos provocó un intenso dolor en mi cabeza. Sin quererlo cerré los ojos apretando mi cráneo con ambas manos y rechinando los dientes con tanta fuerza que mi mandíbula soltó un doloroso quejido.


Cuando abrí de nuevo los ojos, aquella mirada brillante de color anaranjado había desaparecido. Veloz cómo el viento encendí la luz. La paz que por un momento había sentido, se volvió auténtico terror: la parca con su guadaña en la mano y su manto negro que cubría lo que fuera que había debajo de aquel ropaje, me indicaba con su mano huesuda que me acercase.

Definitivamente, iba a morir. El momento que tanto había anhelado y supe demasiado tarde que no era realmente lo que quería, no tenía vuelta atrás; la muerte había oído  el deseo que durante bastante tiempo creí tener. Comprendí que nada podía hacer. Cerré los ojos y me dejé llevar donde quiera que fuese la oscuridad.

8 comentarios:

  1. Hola, Nuria.
    Mira de quién son los ojitos en nuestra primera historia para el VadeReto, la mismísima señora del «ven, si no te va a doler».
    La verdad es que si yo abro mis ojos y veo estos, no le discuto a la señora, me voy del tirón pal hoyo.
    Has creado un clima claustrofóbico y un protagonista desesperado que se atrevió a retar a la mismísima muerte. Como dijo alguien, «ten cuidado con lo que deseas, puede que se cumpla».
    Magnífica aportación, amiga. Muchas gracias.
    Espero que estés mejor. Cuídate mucho. Un Abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias José Antonio, la verdad es que acojona solo con pensar en la parca. Estoy algo mejor, aunque hay días que mi problema ocular da bastante por saco, pero aquí seguimos aguantando el chaparrón. Un fuerte abrazo.

      Eliminar
  2. Hola Nuria.
    Empezamos fuerte el reto. Si es la misma Muerte quien se presenta la primera, no quiero ni pensar lo que vendrá luego. Has logrado meternos en un ambiente angustioso.
    Me uno a Jose en la reflexión: Ten cuidado con lo que deseas, porque puede cumplirse.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajajaja, la verdad es que si, mejor no llamarla por si acaso. Un abrazo

      Eliminar
  3. Si, creo que asi ocurre cuando no hay mas opciones y la muerte es inminente. Recuerdo la pelicula en donde una pareja se pierde en el oceano, al final ella rodeada de tiburones finalmente se rinde y se sumerge en la profundidad del mar. Aqui paso igual. Algunos ancianos al morir tambien cierran los ojos y se "entregan". Es un momento bastante crucial.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tienen razón José, también he visto la película, supongo que a veces las personas prefieren dejar de sufrir y se dejan llevar. Gracias. Un abrazo

      Eliminar
  4. Muy original aporte para esos ojos terribles... El personaje te trasmite mucha desazón y miedo. Me encanta cómo has colocado los ojos en la trama, como una respuesta precisamente a aquello de lo que huía. También tocas un tema muy duro, la depresión que hace sentirse a alguien muerto en vida.
    Un abrazo :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Volarela, me alegro que te guste. Un abrazo

      Eliminar

La tristeza del alma

Convocatoria juevera: cada jueves un relato. Anfitriona  Mag  estás son mis palabras elegidas entre las propuestas  por Mag, participación c...