La Obsesión de Carla

 

Carla, una joven audaz y vivaracha, de pelo corto y boquita de piñón, aspira a ser una auténtica estrella de cine. Una mañana paseando por la gran avenida Hernán Cortés, ve el cartel que anuncia un concurso de belleza. Sin dudarlo se dirige a la agencia organizadora y se inscribe. Carla, proviene de una familia modesta, pero ella codicia la fama y el dinero, y hará lo que sea necesario para conseguirlo; su meta es ser una famosa actriz de cine. 

En el concurso queda en tercer lugar, y un productor se fija en ella brindándole la oportunidad de realizar una prueba cinematográfica. Aunque la película es de bajo presupuesto, Carla borda la prueba y es contratada; en pocos meses, la película se estrena en los cines con una buena acogida por el público. Tras el éxito como actriz debutante, el productor le hace un contrato de exclusividad durante dos años. La publicidad empieza a formar parte de su vida y su obsesión por la fama crece. 

Durante el rodaje de su segunda película, "Mala fe" Valentino, un actor y bailarín se cruza en su camino y la seduce. Pasean su amor por las salas de fiestas con más glamour. Una noche, en la intimidad de su habitación, Valentino le entrega un estuche que contiene un collar de esmeraldas. Le hace prometer que solo las lucirá estando con él. Ella acepta, sin saber que el collar pertenece a una Condesa aristócrata que había sido su amante y a la que había engañado, pero consciente de que no cumplirá su promesa. 

Valentino, enamorado, pronto comprueba la obcecación de Carla por el lujo, y la fama sin que le importe a quién hace daño saliendo con actores apuestos y famosos, lo que provoca sus celos. Durante una discusión le exige la devolución del collar. Carla le grita con rabia que lo ha vendido y lo echa de su casa. Sin embargo, Valentino le jura que se vengará. 

Carla conoce a Charles, un actor cuyo carácter agrio y retraído la cautiva. Un soñador solitario con el que Carla se identifica y al que consigue seducir convirtiéndole en su nuevo amante. 

— Júrame, que no hay nadie más en tu vida.

— No seas bobo. Te amo y es suficiente. 

Carla no es sincera. Tan solo le utiliza para seguir escalando hacia lo más alto de la fama y obtener el gran papel que le hará ganar el ansiado Óscar. Se cita con un productor ya entrado en años y para lograr ser la protagonista de su próxima película acepta acostarse con él y recibir a cambio de su cuerpo el papel de actriz principal que tanto desea; deja a Charles, y este cae en una profunda depresión que lo retira de la vida pública. 

Carla, triunfa como actriz consagrada con la película "Pelo Rojo" y a partir de su estreno todas las revistas de la época se hacen eco de su fama. Ella está pletórica al conocer que está nominada para ganar el mayor trofeo que una actriz puede desear. Cuando sale al escenario para recibir la famosa estatuilla, luciendo en su cuello el precioso collar de esmeraldas, la Condesa que asistía a la ceremonia lo reconoce y se levanta a voz en grito:

—! Ese collar es mío, mío, ladrona! 

Todos los flashes de las cámaras se dirigen a la mujer que no deja de señalarla. Carla avergonzada sale huyendo y se refugia en el camerino. Allí, la espera Valentino que al verla entrar sonríe con malicia.

— Maldito seas, has sido tú, tú.

— Te dije que me vengaría. Me utilizaste y vas a pagar tu vanidad. 

Carla furiosa coge el florero y se lo lanza. Alguien golpea la puerta con insistencia. Valentino le exige que le devuelva el collar, pero ella se niega. Entonces monta en cólera y la coge del cuello para estrangularla. La puerta cede y Valentino muere de un disparo. Tras el suceso, Carla es olvidada por todos los productores. Curiosamente, la vida de la actriz termina siendo una de las películas más famosas que llevando a la actriz protagonista a ganar un Óscar.

Despacio se puso ante el espejo, cada una de sus arrugas le hizo recordar lo que su mente había guardado; sus manos acariciaron su cuello, era como si el collar aún estuviera brillando sobre él. Pequeñas lágrimas recorrieron sus mejillas cayendo al suelo. Otra vez estaba allí inquietando su mente. La angustia de su voz la rodeaba en [...] Él otra vez, nunca la dejaría olvidar. De nuevo dominaba su espacio. Horribles pensamientos parecían salir del otro lado oscuro de las sombras que inundaban su deteriorada mente. La observaba desde arriba, y se reía retumbando en sus oídos. 

Sola ante el espejo, acarició con sus dedos cada una de las arrugas que le hacían revivir tan amargos momentos. Recorrió la habitación en busca de una salida, pero la puerta no cedía, se endurecía como el plomo. El tiempo se acababa, él iba a volver, lo sabía, estaba cerca y se la llevaría con él. Vio acercarse la muerte, su rostro pálido. Miró las arrugas de su cuerpo; era una anciana, no quería luchar más y cansada de sufrir, se dejó llevar.

869 palabras 

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