Mediante la paradoja de la ironía me adentré en mi interior metafísico obligando a mi mente a conocer su propia conclusión. El miedo a lo desconocido, la posesión de los sueños, la libertad no lograda, el tiempo... Todo era mentira...
...solo la voluntad, o el dolor eran reales.
El espejo me brindó nuevas perspectivas desde las cuales conocer la comprensión sobre el género humano en este mundo. Entonces descubrí lo terrible que era la humanidad. Resurgí de mi mente agotada y me grité ¡no más!
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