El álbum de los secretos

 

Está semana en la Convocatoria cada jueves un relato Patricia y Rosana la anfitriona nos hacen una interesante propuesta cuyo tema es:

         Vuelo de fotos

De repente una lluvia de papeles de colores interrumpe mi camino, cuando un álbum de fotos cayó delante de mí en un pequeño seto de plantas, miré hacia arriba, pero nadie se asomaba a ningún balcón del alto edificio.

La sonrisa de seres anónimos asomando de esas imágenes me hizo pensar ...Y ...

Aquí viene la propuesta: quién y porque razón arrojó por el balcón esas fotos.

Imaginen una historia que puede ser de amor, odio, tristeza o de humor, de mucho humor, que no supere las 350 palabras para que todos podamos leernos y comentarnos, sabemos que por estas fechas todos estamos más ocupados y corriendo, por eso tratemos de cumplir con lo pedido.

Información y participantes Aquí

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De pronto, una lluvia de papeles interrumpió mi camino. Caían, llenando el aire, con una extraña belleza. Entre ellos, un objeto más pesado aterrizó justo a mis pies: un álbum de fotos. Mis ojos se toparon con rostros que parecían estar disfrutando de momentos felices. Pero, de repente, mi respiración se detuvo. ¡Era papá, mucho más joven! A su lado, una mujer y dos niños pequeños sonreían con él, como si fueran una familia. ¿Quiénes eran?

Sentí que si una daga se clavaba en mi pecho. ¿Papá? Levanté la vista, buscando respuestas en el edificio que se alzaba frente a mí. El cielo se teñía de naranja, bañando la ciudad con la luz del crepúsculo. No había nadie en los balcones, ni en las ventanas. Volví a mirar el álbum. Las fotos eran de una familia feliz. De pronto, una voz me hizo dar un respingo.

—¡Disculpa! —dijo una joven con la respiración agitada—. Ese álbum es mío.

Tendría unos veinte años, delgada, con el cabello castaño y los mismos ojos azules que papá. Mi corazón dio un vuelco.

—¿Es tuyo? —pregunté, todavía en shock.

—Sí.

Le devolví el álbum, temblorosa. Necesitaba respuestas.

—¿Conoces a este hombre? —pregunté, señalando una foto de papá.

La joven bajó la mirada, y con un suspiro, respondió:

—Es… era mi padre.

El suelo pareció desmoronarse bajo mis pies. ¡Papá, había tenido otra familia!

Sentí una mezcla de traición y tristeza. Pero, ¿por qué hizo algo así? Miles de preguntas se despertaban en mi cabeza, sin respuesta.

—No sé qué decir —murmuré.

—Yo tampoco lo supe cuando descubrí que tú existías —respondió con tristeza—. Supongo que, a su manera, amaba a ambas familias.

En ese momento, algo cambió en su expresión. Sus ojos se llenaron de frustración contenida y lanzó el álbum contra el suelo, pisoteándolo.

—¿Por qué lo has hecho? —.

—Porque no quiero que nada me recuerde sus mentiras. ¡Nos engañó, nos engañó a todos!

—Lo siento —murmuré.

—No es culpa tuya —señaló, con voz apagada—. Nadie tiene la culpa de lo que él hizo. Sin embargo, siento que a partir de ahora, tenemos mucho que compartir.