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viernes, 5 de septiembre de 2025

El poder de la música


                      BAILARINES


Esta semana en Our Midweek Muse


El humo de la sala se enrosca como un suspiro, y la música, deshace la penumbra con notas que parecen cuchillas dulces. Allí, en la pista de baile, los cuerpos son uno: un torbellino de tensión y entrega.

Ellos las sostienen como si el mundo pudiera desplomarse de un instante a otro y solo su brazo fuera capaz de detenerlo. Ellas, en un gesto sin desafío al mismo tiempo, atrapan sus pasos entre las notas cálidas del piano, el violín, la guitarra, el acordeón, cuyos acordes, parecen llevarles hacia un abismo invisible.

Cada movimiento es un latido. Cada giro, un incendio. Los músicos, sombras en la penumbra, son dioses menores que invocaban ese instante, sosteniéndolo en el aire. Las notas musicales parecen cómplices, de una historia que no necesita palabras: solo pasos, y el roce eléctrico de dos almas que se reconocen en la danza.

Cuando la música se detiene, no hay aplauso. Solo el silencio pesado, reverente, como si los presentes temieran romper el hechizo. Pero en el aire queda flotando algo —una mezcla de sudor, y pasión— que no se disipará nunca.




2 comentarios:

  1. Me encanta el tango, considero que es la máxima expresión del baile, asociado a la pasión y al amor.
    Tu relato nos hace sentir ese momento en que no tiene fin. Como si lo estuviéramos bailando.
    Aferradetes, Núria.

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