En ciudades de humo y cobre ardiente,
se alzan torres de hierro silente,
donde el vapor, con bramido constante,
late cual corazón palpitante.
Rugen calderas, danzan engranajes,
forjando sueños en rieles profanes;
zumban autómatas con ojos de bronce,
y susurros mecánicos cruzan la noche.
Sombreros de copa, gafas de humo,
guardan secretos en su seno enjuto;
los relojes de bolsillo marcan el paso,
de un tiempo torcido, extraño y escaso.
Oh, mundo de hollín y ruedas doradas,
catedrales de acero, bóvedas aladas,
donde la ciencia es un arte y el futuro
se esculpe con mano humana.
En el crisol de vapor y destino,
la fantasía camina su camino;
Steampunk eterno, bruma encantada,
máquina y alma, juntas, enlazadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario