Convocatoria, "Un jueves un relato".
El espejo
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No eran los monstruos de mi infancia. No... ellos no decían nada. Era el maldito espejo y su reflejo retorcido, que en cada segundo se estiraba como el poder de una eternidad tortuosa donde mis ojos se encontraban. Al ver una versión de mí misma que se desfiguraba entre las sombras tuve la sensación de estar indefensa ante algo desconocido que se arremolinó en mi mente como una pesadilla infinita.
Desde las tinieblas, la voz susurrante del espejo penetró en mi conciencia como una afilada cuchilla que desgarró mi alma. En la oquedad más profunda de mi mente, la presencia de aquella voz hostil me tenía prisionera, y no parecía dispuesta a soltarme con facilidad. Me pregunté, ¿por qué? ¿Por qué no se callaba? Percibí cómo se apoderaba de mi ser, y me envolvía en un manto gris donde la voz era solo una artimaña retorcida de aquel reflejo que me obligaba a caer en la locura.
Cada instante de silencio era como una daga afilada que se clavaba en lo más profundo de mi alma, quebrando cualquier atisbo de sosiego que pudiera quedar en mí. La mirada, mi, mirada, me rodeaba, haciéndose más densa, más asfixiante, como si quisiera devorar cualquier destello de luz que se atreviera a brillar en el espejo. Mis pensamientos se convirtieron en un torbellino de dolor donde la voz lo arrasaba todo. El dolor que me consumía, no tenía límites. En medio de esa tormenta turbia de inquietud que me envolvía, despertó una sensación de vacío que se apoderó de mí. La voz no se callaba, amenazando con llevarse cualquier resto de cordura que aún pudiera albergar mi mente.
Me pregunté si alguna vez hallaría paz, si las voces dejarían de agobiarme en medio de ese diluvio de dolor que parecía no tener fin. Pese a la profunda brecha que me consumía, la voz que salía del espejo se abrió paso entre mis pensamientos. Fue como el suspiro que se transforma en susurro y resiste hasta sanar las grietas de la mente. Acepté el desgarro como parte de mi historia, como una cicatriz que recuerda los temores de su mirada interior; y en lugar de dejarme consumir por el reflejo, convertí la voz de mi mente en la resistencia que evitó mi locura. Entonces el espejo se rompió y la voz se durmió en un sueño eterno. Y yo... me aferré a la vida sin mirar atrás.
https://bloguers.net/votar/NuriadeEspinosa
Hola, Nuria, qué bonito final, muy significativo y así debe ser...
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Gracias Merche, había que darle esperanza a la vida. Un abrazo
EliminarEs precioso todo el texto en su conjunto, con las metáforas y la prosa que contiene. Y, al final, la esperanza, la fuerza de uno mismo. La lucha por ser quien se es y no a quién impulsa. Una batalla dura, pero, por fin, ganada.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu texto, Nuria. Y mil gracias por sumarte a la convocatoria de este semana.
Un beso enorme.
Gracias a ti Mag, por tomar el relevo. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo
EliminarTe quedó redondo Nuria, eriza la piel. Y el final maravilloso! Felicidades, te dejo un abrazo 🤗
ResponderEliminarGracias Maty, un fuerte abrazo
EliminarLo que pueden llegar a transmitir los espejos, es increíble. Muy buena tu inspiración, Nuria, me ha encantado tu relato.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias María, me alegra que te haya gustado. Un abrazo fuerte
EliminarTrepidante el relato, lleno de emociones! Puede haber peor enemigo que esas voces en nuestro interior? La protagonista supo dominarlas y venció! Un relato genial! Un abrazote Nuria!
ResponderEliminarGracias Marifelita, un abrazo
EliminarEse espejo fue su tortura, pero a la vez su salvación, cuando se rompió, ella tendría una segunda oportunidad de vivir su vida. Muy bueno, Nuria. B
ResponderEliminarBesos.
Cierto Campirela, romperse fue una bendición. Un abrazo
EliminarUfff, gracias a que se rompió el dichoso espejo... Muy buen relato, Nuria. Enhorabuena. 👏
ResponderEliminarUn abrazo. 🤗
Gracias Merche, un abrazo
EliminarHermoso relato, esa pelea intensa con las voz interior y ese estallido al final que logra romper el espejo y vencer sus demonios... Muy bueno Nuria!!! Besos por ahí!!!
ResponderEliminarGracias Mari, cuando nuestros demonios se desatan los pensamientos pueden ser perturbadores. Un abrazo
EliminarLa protagonista ha podido afrontar esa voz que no se callaba.
ResponderEliminarAl aceptarla como parte de si misma, hizo que se callara.
Un abrazo.
Hola Demiurgo, aceptar que forma parte de ti fue lo que hizo que se alejará. Un abrazo
EliminarEl relato es verdaderamente angustioso, muy bien descritas las sensaciones y un final positivo y tranquilizador. Un abrazo!
ResponderEliminarlady_p.
Muchas gracias Lady, un abrazo
EliminarAl mal hay que combatirlo con fuerza, eso es. La fuerza de la voluntad puede llegar a ser muy poderosa. Muy buen relato, Nuria. Felicidades.
ResponderEliminarGracias Marcos, abrazos
EliminarHola Nuria, es un texto muy bueno, para pensar sin dudas, los espejos muchas veces nos llevan a analizarnos y a descubrir cosas que muchas veces no nos gustan, muy buen final, esperanzador.
ResponderEliminarUn abrazo
PATRICIA F.
Así es Patricia, cuando nos miramos en un espejo nuestra mente puede girar en un sentido u otro. Un abrazo
EliminarUna tortura con imagen propia, terrible, se apodera de tí y buscas escapar, sin antes pasar por la vida. Black Mirror.
ResponderEliminarLo que desprende el reflejo del espejo a veces puede ser aterrador Gustaba. Gracias
EliminarEstupendo relato, Nuria. Reflexiones sobre los males internos que nos quieren devorar y esa forma de hacerles frente para al final salir victoriosos. Enhorabuena. Un abrazo
ResponderEliminarGracias José, me alegra que te haya gustado y tú paso por mi blog. Un fuerte abrazo.
EliminarLos espejos siempre evocan cierto aire maligno, quizás porque muestran todo al revés
ResponderEliminarCierto Lucy, a veces es aterrador mirarte. Un abrazo
EliminarNos propones una historia metafórica, Nuria, en donde la culpa acumulada y el descontento con nuestro propio ser abre una lucha con nuestro instinto de superación y supervivencia. Me alegra que termine con la rotura de ese espejo traicionero. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Mónica, no podía ser de otra forma tras la lucha interior. Un abrazo
EliminarAterrador momento...no se, pero creo que asi deben sertir los que sufren de paranoia o algún trastorno psicológico..es estar encerrados con algo o alguién en la cabeza y sentirse solos...menos mal que se rompió el espejo...bssss feliz fin de semana
ResponderEliminarGracias Diva, si puedes ser una forma de ver ese tipo de enfermedades mentales. Un abrazo y feliz fin de semana
EliminarDesde luego al leer el relato te trasmite la angustia que sentía la protagonista en su presencia. Lo has narrado muy bien poniendoal lector dentro del relato.
ResponderEliminarTe felicito
Gracias Tracy, me alegra haberlo logrado. Un abrazo
EliminarVi ayer una película en la que un espejo era una puerta a un universo paralelo. Y luego tenemos las novelas de Lewis Carroll sobre Alicia y su espejo. Se consideran canalizadores y multiplicadores de energía, para lo bueno y para lo malo. En este caso malo, y se soluciona rompiendolo. Un abrazo.
ResponderEliminarAsí es Federico, la rotura del espejo fue crucial. Un abrazo
Eliminarpero ¿qué le has hecho a tu reflejo? algo le tienes wue haber hecho pata que te quiera tan mal.
ResponderEliminarEsperemos que los siete años de mala suerte no se cumplan.
Abrazooo
Gracias Gabilante, un abrazo
EliminarVenció al espejo. Qué bueno. Besos y buena semana
ResponderEliminarGracias Santi, feliz semana. Un abrazo
EliminarNuria tu espejo actuaba co.o tu alternativa ego que iba alimentándose de tu yo hasta que pudiste vencer esa fuerza destructora Un saludo
ResponderEliminarJajajaja, es una forma de verlo Javier, menos mal que es ficción. Un saludo
EliminarEse horror que transmite el espejo me recuerda al que tenía Borges por ellos, Nuria. Gran relato.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo :-)
Jajajaja, es verdad. Gracias Miguelángel, un abrazo
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