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Abracé el mundo acariciando sus sentidos y le susurré al oído:
«No, por favor, te lo suplico». No puedo más con tanto sufrimiento. ¿Por qué eres tan cruel? ¿Por qué matas, por qué? En un segundo, pude sentir la fuerza de sus emociones. La tristeza de la naturaleza y la agitación de los océanos. La decepción con el ser humano. Su dolor. ¡Tanto dolor! Qué comprendí que el mundo no mata, sino el ser humano que es la causa que lo provoca. Y horrorizada, creí perder el conocimiento.
La locura que esta sociedad ejerce sobre el medio ambiente y que, de no poner remedio, llevará al planeta a colapsar sin remedio, no es una utopía, es una realidad abrumadora. No es un cuento, ni una anécdota, quizás una reflexión mental y espiritual; contada desde la perspectiva interior del propio dolor del planeta. En ocasiones, la mejor opción ante un mundo convulso y caótico es poner nuestro pequeño grano de arena y lograr hacer una montaña. La destrucción del medio ambiente, es la propia destrucción de la raza humana. Pero aún estamos a tiempo de poder evitarlo. Unamos nuestras voces por un mundo mejor.
Gracias, Nuria, de nuevo, por tu participación. Fue un placer realizar la revista.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Gracias a ti Merche por darnos la oportunidad de alzar la voz y poner nuestro pequeño grano de arena contra el cambio climático. Un abrazo
EliminarSabía reflexión Nuria! 😉 Así es y está en nuestras manos, pero... Saludos! 🙋♂️🙋♀️
ResponderEliminarSi, pero sobretodo en manos de quienes toman las decisiones. Un abrazo
EliminarLo peor del planeta, y los que toman las decisiones mucho mas. Excelente, como siempre, compañera. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Eliom, a ver si los gobiernos se ponen las pilas. Un abrazo
EliminarLa gente piensa que el planeta es tan grande que puede con todo, pero no es cierto. Si no ponemos remedio pronto, no habrá solución y no tenemos planeta de repuesto. Un abrazo.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo Federico, un abrazo
EliminarSi todos abrazáramos al mundo de corazón, tu texto no tendría vigencia. Lástima, Nuria.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo :-)
Cierto Miguelángel, ojalá todos pusiéramos nuestro grano de arena para mejorar el mundo. Un abrazo
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