Es cierto que da miedo el inquieto epílogo del deterioro que acaece con los años, esos años de alarma del despertador y del vaivén del péndulo incesante hasta que la muerte nos expulse de este mundo. Dan pavor los cambios progresivos en la vida, impredecibles e inexorables, pero a la vez inevitables: en el momento en que empiezan las idas al hospital y la mesita de noche se llena de medicinas. Una vez que la bañera se cambia por un plato de ducha, antes de que se instalen asideros al lado del inodoro. El tiempo en que la imagen de la decadencia que devuelve el espejo, a quien fue fuerte y autónomo, te aplasta tan pronto como la miras.
Ser anciano no es una maldición, es un destino. El nuestro, el de todos: caminar hacia la debilidad, la vulnerabilidad que nos trastorna. Sentirnos como niños, otra vez, dependientes, pero ahora sin vigor, para vociferar que queremos escapar del cuerpo esclavo, de la cruel cáscara que amenaza inservible y no nos permite volver a correr por los campos verdosos y diáfanos al caer la tarde.
¡Qué dura la cara de la vida!
Vivir, para morir; un destino terrible que es imperecedero.
Es una suerte si se llega a la tercera edad, porque sino alcanzas la ancianidad es que te quedaste en el camino. Todo tiene su lado bueno en la vida por más que nos pese.
Hola Nuria, gran reflexión, qué difícil es llegar a la vejez y que triste, a la vez, esta... Hay que contentarse con lo que nos vaya llegando...
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Cierto Merche. No puedo evitar pensar en mis padres y en como pudieron sentirse cuando su cuerpo se iba transformando, envejeciendo y me entristece no tenerlos a mí lado. Por eso supongo que me invaden estos pensamientos. Gracias por tu visita y comentario. Un abrazo
EliminarNuria: Interesante y lúcida reflexión sobre la vida. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Blas, un abrazo
EliminarHola Nuria,
ResponderEliminarTan realista y tan necesario. Todos lo hemos visto con familiares próximos. De ahí la necesidad de hacer lo máximo con nuestros días para que cuando llegue ese momento podamos estar satisfechos de lo realizado y no haya sido tiempo perdido.
De todas maneras, hay enfermedades terribles que producen el mismo efecto a cualquier edad. Al menos, los que llegan a una edad avanzada han podido hacerlo con la suficiente fortaleza como para ello.
Un abrazo.
Tienes razón Mercedes, ahí enfermedades que tengas la edad que tengan producen el mismo efecto. Vivir el presente no queda otra y esperar que si llegamos a la tercera edad sea en plenas facultades y buena salud. Un fuerte abrazo
EliminarMuchos quedan en el camino, pero cada vez más son los que "sufren" las consecuencias del crecimiento en la expectativa de vida.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Quizás si José, vivimos en una época de polución, cambio climático y alimentos cada vez menos sanos por los pesticidas, conservantes, etc. Esperemos si llegamos tener una calidad de vida. Un abrazo
EliminarEstoy de acuerdo con casi todo excepto que es una suerte llegar a la ancianidad. Depende en qué condiciones llegue uno jajaja. Si no voy a tener calidad de vida preferiría quedarme en el camino (opinión personal). Me gustó mucho Nuria, te mando un abrazo.
ResponderEliminarTienes toda la razón Ana, yo pienso igual, por mucho que asuste, para llegar en malas condiciones, mejor no llegar. Me alegra que te haya gustado. Un fuerte abrazo
EliminarMuy buen artículo, inmejorable, Nuria. Es muy triste ver el deterioro físico y a veces mental en nuestros seres queridos y en nosotros mismos. ¿Cómo es que esos cuerpos fueron atléticos y disfrutaron tanto de la vida? y hoy les cuesta tanto moverse, muy triste pero así es la vida. Hay que aprender a envejecer. Un abrazo
ResponderEliminarTotalmente Eliom, tú lo explicas a la perfección: hay que aprender a envejecer. Sabemos que estamos de paso, así que vivir el presente es la mejor opción, lo demás llegará, si o sí. Un abrazo
EliminarYo diría más bien que es una suerte llegar a la ancianidad, pero al menos con la mente lúcida y sin tener que estar más en un hospital que en casa. Si no para qué.
ResponderEliminarTotalmente Cambrónidas, yo creo que es lo que todos deseamos. Un abrazo
EliminarSabia reflexión sobre el devenir de la vida y relatada de manera excepcional! 😉 Un abrazo y feliz semana! 🙋♂️🙋♀️
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestras palabras, un fuerte abrazo
EliminarLo que hay que hacer es disfrutar el presente sin preocuparse de lo que inexorablemente llegará y a la vez cuidar la salud para llegar en las mejores condiciones posibles. Un abrazo.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo Federico, el presente es lo único verídico. Un abrazo
EliminarVivo sin analizar desde hace mucho tiempo
ResponderEliminarGracias por visita y comentario.
Eliminar¡Sí que es duro! Difícil, pero es verdad que la otra opción es NO llegar. Así que el mejor ejercicio de todos es la mentalización. Un abrazo Nuria!
ResponderEliminarDesde luego Maty, ojalá todos llegásemos con plenas facultades y salud. Un abrazo
EliminarAceptar lo que somos en cada momento de nuestra vida es algo fundamental, lo que vamos perdiendo a medida que nos volvemos más grandes, puede suceder en cualquier instante, incluso cuando se es niño. Prepararnos para llegar de la forma más integra que podamos es el camino, salvo que nos damos cuenta cuando ya estamos y no hay marcha atrás. Buena reflexión para tomar consciencia, abrazo grande, Themis
ResponderEliminarGracias Themis, sinceramente creo que hay que reflexionar más sobre cómo enfocamos nuestra vida y como nos preparamos para afrontar la posible vejez. Un fuerte abrazo
EliminarTenemos que mirar siempre adelante y aprovechar todos los momentos, personas y sensaciones que nos ayudan a seguir. Una reflexión lúcida e interesante, Nuria.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo :-)
Gracias Miguelángel, un abrazo
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