(Imagen tomada de Internet)
CONVOCATORIA JUEVERA PARA EL JUEVES 7 DE DICIEMBRE.
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Mi participación
Durante el anochecer cruzaba por el Puente Alejandro III, sin destino, a la espera de que alguien se fijase en mí, caminando por lugares donde la lujuria bordeaba los oscuros callejones en busca de su presa.
«La luna parecía una enorme órbita de cristal, que no cesaba en su persecución. En cada paso que daba su rostro seguía mi camino, como si estuviera al acecho. No sabía por qué me había elegido, pero estaba enormemente convencida de que no era mera casualidad».
Cada vez que cruzaba aquel puente, observaba expectante, intuyendo que saldría de nuevo al amparo de la oscuridad. Algo me decía que debía cesar mi actividad, que mi profesión; la más antigua del mundo, tocaba su final, pero siempre me resistía.
«El clima nocturno permanecía templado y la luna brillaba cada vez con más intensidad, como si una aureola de luz blanca la envolviese».
Escuché el sonido de un automóvil que se acercaba. Me giré y se paró junto a mí, al borde mismo de la acera. De pronto la puerta se abrió y alguien tiró de mí hacia el interior del vehículo, pero tuve el tiempo justo de ver con claridad como la luna, sonreía con malicia.
Cuando al amanecer me devolvieron al rincón de la ciudad desde donde me secuestraron, todo parecía distinto; las calles aparecían solitarias con una extraña neblina que rodeaba los callejones. No se oía el claxon de los automóviles ni veía ninguno parado impaciente en el semáforo.
No se escuchaba el canto de ningún pájaro ni el revoloteo de las golondrinas. Ni siquiera aparecía como cada mañana el quiosquero preparando el puesto de venta de sus diarios.
¡Tampoco había abierto la churrería! ¿Qué estaba pasando?
Permanecí durante varios minutos mirando a mi alrededor. Era como si todo el mundo hubiese desaparecido. Y entonces me di cuenta de que el sol, en realidad, no era el sol, sino la luna brillando más que nunca y mirándome directamente a los ojos a la vez que sonreía. Temblé aterrorizada. Justo en ese momento en que miré hacia el puente que parecía de fuego, la ciudad explotó y la vida desapareció.
—Señora, señora, ¿Se encuentra bien? Se ha desmayado.
—¿Cómo dice? Miré sorprendida el puente, seguía tan majestuoso como siempre. Pero, yo vi... y [la...] —murmuré.
Alcé la vista al cielo. La luna de un color rojo brillante parecía guiñarme un ojo. La única explicación posible era que me habían drogado. Desde ese instante toda mi vida cambió. Dejé la profesión que nunca debí ejercer. Aunque suelo cruzar el puente a diario, pero siempre de día con mi perrita Lula, mi eterna compañera. No sé si fue una premonición, un aviso, o que la vida me puso aprueba, pero aprendí la lección y enderecé mi vida. Nunca fui tan feliz como lo soy ahora.
¿Y tú eres feliz?
"La lujuria bordeaba los oscuros callejones en busca de su presa". Enhorabuena. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Blas por tu visita y comentario, un abrazo
Eliminar¡Hola, Nuria! Qué misterioso tu relato, secuestrada por la luna para ser arrancada de la mala vida que llevaba y empezar de nuevo, muy bueno, me ha gustado...
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Gracias Merche, me alegra que te haya gustado. Un abrazo
EliminarNo sé si se ha publicado el comentario...
ResponderEliminarToda una lección de vida. Un texto ejemplar, que transmite poesía en movimiento, movida por la luna sonriente y enigmática a la que haces referencia.
ResponderEliminarEnhorabuena, Nuria. Es un placer leerte siempre.
Un abrazo.
Muchas gracias Marcos, tus halagos son motivadores. Un fuerte abrazo
EliminarEn ocasiones la vida nos brinda una segunda oportunidad. Un placer leerte. Un abrazo!
ResponderEliminarlady_p
Gracias Lady, un abrazo
EliminarNuria, no hay estilo que se te resista. Este en especial me ha gustado mucho y me ha hecho pensar, a la vez que me ha erizado la piel. Prosa poética, muy lindo. Y ese comportamiento extraño de la Luna junto con un secuestro que parece ser muy real.
ResponderEliminarUn abrazo Nuria, enhorabuena! 🌹
Gracias Maty, por tu visita y bellas palabras. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo
EliminarPrecioso y curioso relato, además me encanta la zona en la que lo has ambientado.
ResponderEliminarSaludos!
Gracias Jose, Saludos.
EliminarHermosísimo texto, esa luna misteriosa, que causa miedo que se encarga de regresarte a la buena senda, eso sí, dándote una lección muy fuerte para que no la olvides y encuentres en la nueva la felicidad que aguarda. Muy buena la reflexión que deja, gracias Nuria, abrazo
ResponderEliminarGracias por tu visita y comentario. Un abrazo
EliminarEl puente de las oportunidades podríamos denominarle. La vida es caprichosa, pero es bueno hacerle caso de vez en cuando a las señales que nos trasmite.
ResponderEliminarUn besote Nuria, feliz puente.
Así es Campirela, gracias por tu visita y comentario. Un abrazo
EliminarHola Nuria, un relato interesante y enigmático. Al final ese "secuestro" hace que ella cambie de vida. Me gusta ese final. Nos dejas pensando... Saludos.
ResponderEliminarGracias Ana, me alegro que te guste. Un abrazo
EliminarEl puente y la luna testigos directos de tantas historias. Esta tuya es preciosa, ahora tu protagonista sigue cruzando el puente, aunque con sol y otras compañías. Me encanta.
ResponderEliminarUn abrazo, Nuria.
Gracias Ardy, me alegra que te guste. Un abrazo
EliminarUn puente precioso de París <3
ResponderEliminarTu relato me puso completamente en tensión; con el secuestro de la protagonista me esperaba lo peor. Pero al final regresó de una pieza y pudo abandonar esa vida.
Yo también tuve una perrita llamada Lula.
Un besazo
Hay Dafne, que coincidencia en nombre de la perrita. Me alegro que te haya gustado. Un fuerte abrazo
EliminarUna vida que en realidad no le gustaba y una luna protectora ¿O no? Un relato que engancha y que lleva a la protagonista a la felicidad. Muy buen relato, besos.
ResponderEliminarGracias Molí, me alegra que te guste. Un abrazo
EliminarHola Nuria, muy buena historia, el puente, la luna y como la contaste, qué bueno que esta mujer pudo cambiar de vida antes de que sea tarde.
ResponderEliminarUn abrazo.
PATRICIA F.
Gracias Patricia, me alegro que te haya gustado. Un abrazo
EliminarHola, Nuria.
ResponderEliminarAl ver dos tipos de letra, pensé que se trataban de dos historias paralelas. Al leer el conjunto en completo, atisbo como una aviso premonitorio, un gran aviso para tomar caminos diferentes. La vida nos pone pruebas duras, pero no por ello insuperables.
El ambiente oscuro, depravado de esa vida a la que llegó de algún modo, se vuelve claro con el brillo intenso de la luna que, amiga y enigmática, le desvela la realidad. Comprende el mensaje y sigue el nuevo destino.
Intenso relato, Nuria.
Un besote.
Cierto Mag, le dio una lección de vida. Gracias y un abrazo
EliminarNo hay nada como un suceso inesperado para que te replantear tu vida. Un abrazo.
ResponderEliminarCierto Federico, gracias y un abrazo
EliminarSeguro que te había puesto un comentario, no sé, estoy harta de blogger.
ResponderEliminarLa Luna le ayudó a tu protagonista a quitarse del trabajo tan difícil que tenía.
Besos
Gracias Tracy, ¿Qué te pasa con blogger? Un fuerte abrazo
EliminarLas oportunidades a veces vienen con trampa, porque como dicen: "Dios no te pone a prueba con cosas que no puedas resolver", no se si es verdad. Lo que si me parece que la vida te da oportunidades, y esta muy dentro nuestro, parar, mirar el alrededor y ver cual es que debemos seguir.
ResponderEliminarMe gusta que me dejes pensando con esa manera muy tuya de decir :)
un abrazo Nuria,
Pues supongo que sí Cecy, porque también dicen que dios aprieta, pero no ahoga...y a veces hay que parase y mirar hacia donde queremos ir. Un fuerte abrazo
Eliminarno era tu profesión lo malo, lo malo era un hipotético cliente desnaturalizado capaz de abusar de ella. Dejar de trabajar fue necesario para controlar el miedo que la situación la produjo Un abrazo
ResponderEliminarGracias Rodolfo, supongo que sí, que tal vez el problema no era la profesión de la protagonista, sino en general de la vida que le había tocado. Un abrazo
EliminarInesperado puente frente al que ha querido ponerle la vida. A veces el temor nos ha e despertar y valorar cada segundo. Misterioso relato que nos hace pensar. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Mónica, un abrazo
EliminarUn mundo extraño el tuyo. Creo que el gran vacío que provoca al leerlo no concluye la historia... ese vacío y que fue que cambio todo
ResponderEliminarGracias Gustan por tu visita y comentario. Saludos
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