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jueves, 9 de noviembre de 2023

El conjuro de la cuchipanda

 



Este mes José Antonio Sánchez en el VadeReto que organiza desde su blog Acervo de Letras  la propuesta es crear un relato, cuento, poema, etc.  Cuyo requisito principal consiste en que, al menos, uno de los personajes de vuestra historia tiene que ser un Dragón.
Para más información pasar por el blog. 

Aquí mi participación:


Llegaba tarde a la reunión tras una dura jornada de trabajo y estaba hecho un adefesio. Sabía qué otra vez, iba a ser la mofa de la cuchipanda. Siempre que llegaba la hora de reunirme no podía evitar ese pensamiento de estar fuera de lugar entre unos amigos tan peculiares: Tomás un niñato de papá mal criado que se cree el rey del mambo; por el contrario, Luis, un picaflor más rancio que el tocino, que cada vez qué abre la boca solo es para decir paparruchas. Y Clara, Clara... una sílfide que piensa qué es una princesa destinada a vivir en un castillo con príncipe incluido, pero qué no podía ser más boba. Dejé a un lado mis pensamientos, entraba en el área del bosque donde hacíamos sentadillas una vez a la semana.


—¿Llegas tarde y con esa pinta? Das asco. ¡Pareces salido de un estercolero! —Tomás fue el primero en soltar la mofa y el resto se le unió con aplausos.


—Muy graciosos. Ya me gustaría veros a vosotros ocho horas en un establo limpiando mierda.


—Vamos Daniel, que la fogata está en pleno apogeo. Hay que hacer el conjuro.


—En serio, —protesté— ¿aún estáis con esas?


Luis, haciendo caso omiso, empezó a decir las primeras palabras. Clara, eufórica, se llevó las manos a la boca, mientras Tomás se hurgaba la nariz.


Me pilló de sorpresa, ni siquiera pensé qué el ridículo ritual que Clara había propuesto meses atrás fuese a ser efectivo. Según ella, compró la antigua caja de piel de cabra tallada a mano, en la tienda de un anciano anticuario, este le advirtió que no se podía jugar con las palabras del conjuro, lo cual bastó para que ella insistiera hasta lograr convencer a la cuchipanda a pesar de mi negativa. Un haz de luz violeta iluminó la caja. Nos quedamos como embobados, mirando la luz. Un ábrego incómodo volcó la caja y esta se abrió. En su interior brillaba un pequeño dragón dorado. Clara lo cogió y empezó a dar vueltas sobre sí misma gritando: ¡Era verdad, era verdad! Nosotros la observábamos atónitos, parecía ida. 


—Mirad, mirad. El ritual ha funcionado. El anciano decía la verdad. ¡Es un dragón, un dragón!


—! ¡Chipén, chipén! —murmuró Luis.


—!Una figura de dragón! Y qué se supone qué tiene de especial.


—Pero es qué no lo entendéis, hay que terminar el conjuro y entonces...


—Qué quieres decir —pregunté molesto.


Luis la miró sin comprender y Tomás se llevó las manos a la cabeza.


—Entonces, —dijo convencida— tras pronunciar las últimas palabras del conjuro y acabar el ritual, tendré mi castillo, y veré a mi príncipe azul.


—¡No me lo puedo creer! —tanto lío para esta chorrada. ! ¡Venga ya! Estoy agotado. Yo me piro.


—No, Daniel, por favor, tenemos que estar los cuatro. Es lo que dijo el anciano.


Tomás se encogió de hombros y Luis asintió con un gesto de cabeza, así que no me quedó más remedio que transigir. Luis cogió el papel y leyó en voz alta las últimas palabras del conjuro. Durante unos minutos que parecieron eternos permanecimos en silencio. De nuevo se levantó un extraño ábrego, pero esta vez era tan frío como el hielo. La expresión de Clara mostraba su decepción. 


—¿Qué ha fallado?, no lo entiendo.


—Será mejor que nos marchemos. Todo esto ha sido una estupidez.


—Tienes razón Daniel, —dijo Luis— olvidemos este asunto, la cuchipanda siempre estará unida, ¿o no Tomás?


Clara estaba a punto de llorar. Nos abrazamos y empezamos a caminar. Sin embargo, el entorno a nuestro alrededor parecía diferente, como si de pronto estuviéramos en otro lugar, en otra época. Ninguno se había percatado de las ventanas que nos rodeaban, ni de la larga escalera que llevaba a otra planta. Yo fui el primero en entrar al salón y quedarse petrificado. Pero cuando Clara, Tomás y Luis siguieron mis pasos y entraron en el salón, al ver el cuadro que descansaba en la pared sobre la cornisa de la chimenea, dieron al unísono un sonoro grito y acto seguido se quedaron inmóviles, completamente en silencio; era el autorretrato de un príncipe con un traje azul turquesa en cuya solapa lucía un dragón dorado, y justo a sus pies de rodillas la imagen de cuatro jóvenes entregándole un presente: una pequeña caja de piel de cabra tallada a mano. 




P. D. He utilizado las siguientes palabras en desuso, pues me niego a que queden en el olvido.


Adefesio: Persona o cosa ridícula o extravagante.


Cuchipanda: Reunión de varias personas para divertirse, comer, etc.


Chipén: Estupendo, extraordinario.


Paparrucha: Tontería o cosa sin sentido que se dice o se hace.


Picaflor: Hombre enamoradizo y galanteador.


Ábrego: Viento húmedo y templado.


Sílfide: Mujer que es muy esbelta y muy bella.


Mofa: Acción, gesto o dicho cuya finalidad es burlarse de una persona.



28 comentarios:

  1. Hola, Nuria.
    Una fábula encantadora que presupongo la forman un grupo de adolescentes. Aunque, con mi demente imaginación, ¿por qué no son un grupo de ancianos jugando a ser niños? 😉😅😂
    Me encantan las palabras que has usado y estoy de acuerdo contigo en que hay que conservarlas. Solo desconocía Ábrego, o al menos no la recordaba.
    Es un relato lleno de magia que reúne muchos mensajes de los cuentos: la amistad y complicidad de los protagonistas; el inconformismo, rebeldía y necesidad de cambio; la valentía, u osadía, que hace que se embarquen en aventuras fantásticas o jueguen con objetos mágicos; y ese final, que podría estar cerrado o no. Ahí queda la imaginación del lector.
    Enhorabuena, aunque me gustaría ver algunas travesuras del Dragón. 😜😝
    Un Abrazo

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    1. Jajajaja, José Antonio, me faltó que el dragón hiciera de las suyas lo que pasa es que para este grupo de veinteañeros les tengo preparada una segunda parte😜 que espero te guste. Pronto...muy pronto. Un abrazo

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    2. ¡¡¡Bieeeen!!! 👏🏼👏🏼👏🏼
      Seguro. Estaré pendiente.
      Abrazo expectante 🤗😉

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  2. Hola Nuria, anda con la caja de piel de cabra, parecía algo malo pero era capaz de crear hasta dragones (si tienes alguna de sobra por ahí, yo la quiero, ¿vale?). Buen cuento de la cuchipanda, jeje.
    Un abrazo. :)

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  3. Me ha encantado, y me gusta que tenga palabras que se usan poco o que no conozco como el viento ábrego que he descubierto hoy.

    Voy a seguir leyendo más entradas...

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    1. Gracias Merche, preguntaré a ver si por ahí hay otra caja. Me alegro que te haya gustado. Un abrazo

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    2. Gracias Ana, me alegra que te haya gustado. Un abrazo

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  4. Pero qué bonito cuento y ese final tan sorprendente.
    Un disfrute tu relato, Nuria.
    Besos :)

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  5. Hacía mucho tiempo que no oía o leía el término cuchipanda. Un abrazo.

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    1. Así es Federico, me he empeñado en no dejar que ciertas palabras queden olvidadas. Un abrazo

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  6. Qué buena fábula has compuesto, Nuria. Es como una pieza teatral llena de guiños a la amistad, sobre todo entre un grupo de entusiastas protagonistas. La magia del bosque y el colofón del cuadro del príncipe añaden originalidad al relato, que me ha encantado.
    Enhorabuena.
    Las palabras elegidas podrán parecer en desuso pero de vez en cuando me lanzo al rescate de algunas en mis relatos. Ha sido una buena idea traerlas hasta aquí.
    Un abrazo.

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    1. Gracias Marcos, me alegra que haya gustado, y yo es que me niego a que nuestro maravilloso vocabulario se olvide de las palabras. Un fuerte abrazo

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  7. Una gran fábula Nuria, y muuuchas gracias por las palabras en desuso. La primera que llamó mi atención fue "cuchipanda".
    Un abrazo grandote.

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    1. Hola Maty, me alegra que te gusten. Creo que es importante recordarlas. Un fuerte abrazo

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  8. Qué buen relato Nuria y son un final sorprendente aunque la cuchipanda deja mucho que desear. La aclaración del vocabulario todo un punto! Un abrazo!
    lady_p

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    1. Gracias Lady, me alegra que haya gustado el texto y las palabras. Un abrazo

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  9. Hola Nuria.
    Me ha encantado tu cuento, con la pandilla jugando a los rituales mágicos. Ya me veía participando de la cuchipanda y desafiando a las leyes inmutables con esa caja de piel de cabra tallada a mano.
    Claro que el final nos deja pensando. Me despistó porque yo creía que el cuadro que descansaba en la pared sobre la cornisa de la chimenea, sería el retrato de Clara. ¿Hicieron mal el conjuro? ¿El anciano anticuario engañó a Clara y se aprovechó de sus ansias de castillo y príncipe? Habrá que esperar la segunda parte.
    ¡Ah, te diré que me he sentido muy "vieja", por no decir "en desuso", 🤣😂🤣😂 porque las palabras que has rescatado no sólo las conocía, sino que suelo usarlas normalmente! Por lo menos, la mayoría. Salvo "chipén" y "ábrego", que no suelo usar aunque las conocía. Y me parece una estupenda idea la de rescatarlas para que no se pierdan.
    Un abrazo. Marlen.

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  10. Hola Marlem, me alegra saber que sigues usando estás palabras, yo también lo hago, así que también me puedo sentir así 😀 aunque el corazón y el alma siempre permanecen jóvenes. Así que con 59 años soy toda una jovencita 😜. Me alegra que te haya gustado. Un fuerte abrazo

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  11. ¡Hola Nuria! Qué gran historia de aventuras nos traes al reto. Parece que a este grupo de amigos aún le quedan muchas peripecias por vivir.
    Un saludo.

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  12. Todas las palabras las conocía, incluso utilizo alguna, menos ábrego que no la he oñido nunca. Ya sé algo más. La historia es muy simpática, y se lee en un pis pas. Un placer leert. He leído que habra continuación...
    Saludos

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    1. Así es José, pero más adelante. Gracias por tu visita. Un abrazo

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  13. Hola Nuria, muy buena historia. Parece que al final Clara podría tener a su príncipe azul. Esa transición promete nuevas aventuras de estos amigos y por supuesto necesitamos saber más sobre el dragón. Gracias por las palabras "raras" para mí resultaron nuevas: cuchipanda, chipén y ábrego, las demas sí las conocía. Saludos.

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    1. Gracias Ana, si que habrá continuación, a ver si encuentro un huequito porque voy bastante liada. Las palabras en desuso siempre intento colar alguna para que no se olviden. Saludos

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  14. Un bonito relato, Nuria, me encantan las palabras que has utilizado, algunas no las conocía, me las apunto. Un abrazo!!

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