Esta es mi participación al reto de los Viernes Creativos que el Bic naranja, organiza cada viernes desde su blog Escribe Fino
Viernes creativos: Fractales
En una pintoresca mansión se ocultaba la historia de una joven de delicada tez llamada Cecilia. Sus ojos color avellana transmitían la complejidad de sus emociones a través su mirada, y solo las rosas conocían su exquisito perfume por sus pétalos, como un recordatorio constante de su feminidad y elegancia. Aquellas rosas, con su enigmática melodía, eran firmes guardianas de su alma, testigos silenciosos de sus sueños y anhelos. Cada mañana, una docena de estas exquisitas flores llegaban a su alcoba, envueltas en lazos de seda y cubiertas con una fina capa de rocío, envolvían su cuerpo como un fino tapiz en todo su esplendor. Ella, cautiva de su belleza, era como si las rosas fueran el espejo de sus más íntimos sentimientos, sentía que sus pétalos revelaban sus alegrías y desdichas, su fragilidad y fortaleza. Al contemplarlas, podía percibir el susurro de historias ancestrales y pasiones ocultas.
Cecilia, en las noches solitarias, se sentaba junto a la ventana, permitiendo que el suave reflejo de la luna bañara su figura. Y al Mirar el jardín tras la vidriera, tenía la sensación de que las rosas extendían sus espinas hacia los confines del mundo, abriéndose paso a través de las sombras más oscuras. A veces, cuando estas comenzaban a marchitarse, se sentía abatida. Sus dedos acariciaban los pétalos marchitos, tratando de retener un fugaz instante de eternidad. Sin embargo, pronto aprendió a aceptar la naturaleza efímera de su vida y a encontrar en ella una profunda trascendencia. Pues, como las rosas, sentía que tenía el poder de renacer y desplegar sus alas hacia nuevos horizontes. Cecilia sabía que su historia, al igual que la de las olorosas flores, tenía un comienzo y un final incierto. Entre suspiros entretejidos y susurros atrapados en la fragancia de cada pétalo, descubría un mundo donde las rosas no solamente eran parte de su existencia, sino que eran como símbolos de su propia vida.
Sabía que mientras las flores perduraran, su espíritu vagaría por los jardines de la eternidad, floreciendo en cada rincón lleno de vida. Pero una mañana las rosas se marchitaron y no volvieron a florecer. Cecilia, sumida en la tristeza, supo que su destino estaba unido a sus raíces y al igual que las rosas, su piel blanca, y su delicada belleza se marchitaría. Dicen que su espíritu desapareció entre las flores del jardín para unirse a sus raíces y permanecer para siempre en los alrededores de la mansión, donde cada primavera, el viento, arrastra el susurro atrapado del llanto lastimoso de una mujer.
Un relato muy poético. Me gustó! Un abrazo!
ResponderEliminarlady_p
Gracias Lady, por tu visita. Un abrazo
EliminarHola Nuria, muy bonito, su espíritu desapareció entre las flores del jardín para unirse a sus raíces, muy bonito y poético.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Gracias Merche, me alegro que te haya gustado. Un abrazo
Eliminar¡Que bonito! Me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo,
Flossy
Gracias Frossy, por tu visita y comentario. Un abrazo
Eliminar¡Qué dulzura! Bello, poético, evocador, invita a soñar. Precioso Nuria, vuelvo a hablar de tu calidad de escritora. Un abrazo!
ResponderEliminarGracias Maty por tus palabras, intento mejorar en cada nuevo texto, un fuerte abrazo
Eliminar¿Qué mujer no anhela ser rosa al menos una vez en su vida?
ResponderEliminarSaludos,
J.
Eso digo yo José, siempre hay algún momento de tu vida en la que quisieras ser una hermosa rosa. Gracias por tu visita. Un abrazo
EliminarUn relato muy bonito. Como dice la canción de Mecano:
ResponderEliminarQuise cortar la flor
Mas tierna del rosal
Pensando que de amor
No me podría pinchar...
Cierto Federico, es una bella canción. Un abrazo
EliminarEscribes haciendo que el lector sienta cosas. Tu escrito es evocador, inspirador y lleno de sensibilidad poética. Gracias por compartir la palabra escrita con tanta intensidad.
ResponderEliminarGracias Marcos, me alegro de poder transmitir todas esas emociones, un fuerte abrazo
EliminarUn relato cargado de poesía y sensibilidad, Nuria.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo :-)
Así es Miguel, gracias por tu visita. Un abrazo
Eliminar