#microrrelato
La tenue luz de las farolas apenas iluminaban la calle del señorío; ataviados con sus mejores capas, sombreros y bastones caminaban raudos hacia los salones donde les darían un poco de compañía. Sin embargo, oculto tras las sombras, un malhechor acechaba.
Don Cosme, conde de Villuela, estaba a punto de llegar al Lazo negro, cuando alguien le atacó por detrás. Sintió como la sangre resbalaba por su frente y mareado se desplomó.
Un caballero que lo vio todo acudió en su ayuda, más no pudo impedir que le robasen la cartera.
—¿Sé encuentra usted bien amigo?
—Me duele más la vergüenza que el golpe.
—Hay que tener mucho ojo cuando se transita por calles con tan poca luz. Vamos, le acompaño; su herida tiene mala pinta.
Apenas llevaban caminando unos metros cuando varios hombres se les echaron encima.
Recibieron varios golpes y puñetazos, robándoles hasta el reloj; aunque el robo no les importó, sino el ridículo que hicieron al dejarles en calzoncillos en plena calle y eso no iba a quedar así, gastarian lo que fuera hasta encontrar a los culpables y darles una lección.
Buen micro Nuria, apetece continuación, jeje. Un abrazo. :)
ResponderEliminarOlé por ese final, Nuria. Ya está bien, y ahora son dos.
ResponderEliminarUn abrazo!