Cuando tocó el manubrio de la máquina que hacía avanzar el tiempo, dio medio giro sobre si mismo, la manecilla crujió quejosa; sorprendido volvió a girar sobre el objeto. Su entorno empezó a hilar sueños. Entonces comprendió que solo era un segundo.
Tic, tac, tac, tac...
— Profesor el manubrio del reloj ha expirado.
— ¿Cómo? Hay que solucionarlo rápido.
— Profesor, son casi las doce de la noche, ¿no será mejor dejarlo para mañana?
— Sí quizás tengas razón. Vámonos, pero ahora qué, [...] ¡Dios mío! las uvas.
... Hasta que me fijé en el perro vagabundo que me observaba desde un árbol cercano. Le llamé con un movimiento de manos y acudió enseguida. Empezaba a lloviznar. Al pobre animal se le marcaban las costillas, estaba escuálido, parecía que su vida era peor que la mía. Durante unos minutos me miró sin pestañear moviendo la cola como si esperase una recompensa. Comprendí que quizás era una señal del destino. Le di un trozo de pan que deboró con rapidez. Después marché a casa, y el perro me siguió como si yo fuera su dueño. Desde ese día somos inseparables. Olvidé mis penas y él las suyas. Somos felices.
Simplemente apareciste en mi sueño y te adueñaste de él. Había dejado de ser la protagonista y ahora era un actor secundario, que veía con desdén como me robaba mi vida y no me gustó, por eso cogí el hacha y te maté.
... A la luz de la luna y mirar las estrellas. Pero cómo imaginar que solo querías mi sangre; no fui yo el culpable de tu muerte, fue el conejo al ajillo de la cena quien envenenó tu sangre y ahora me siento solo.
#microcuentistas
... Veas y sufras por dentro como yo sufrí en su momento. Esto no es venganza, sino la ataraxia del momento, esa que tú jamás llegarás a conocer, porque tu conciencia nunca te la dejará ver. Vive con tu soledad y amargura, esa en la cual eres experto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario