El Valle de la Luna para el VadeReto

Relato para el VadeReto de Febrero que coordina y crea José Antonio Sánchez cada mes desde su blog, no te lo puedes perder... 👇👇👇

https://jascnet.wordpress.com/2022/02/01/vadereto-febrero-2022/

Este mes inspirando en el DESIERTO.... Desde su blog, José nos hace algunas recomendaciones para participar en el VadeReto... Te animas???... 👇👇

"Pero no tenéis por qué tomarlo literalmente, también podéis hacerlo en su sentido más metafórico. El DESIERTO es sinónimo de: soledad, calma, infinitud, pérdida, viaje, exploración…

Eso sí, aparte de esta orientación, la única condición específica en este VadeReto es que aparezca incluido dentro del relato, al menos una vez, la palabra DESIERTO"... 

Viajé por el árido desierto en compañía de una tribu de nómadas, cuyas leyes de convivencia nada tenían en común con las nuestras, hasta el Valle de la luna, un paraje desértico declarado el santuario de la naturaleza; la belleza escénica de sus colores térreos, el silencio absoluto, la escasez de humedad hacían del lugar un escenario de absoluta quietud. Me costó mucho conseguir aguantar las altísimas temperaturas de día y gélidas temperaturas de noche. Fue un duro aprendizaje y tuve que desprenderme de mis antiguos hábitos para poder disfrutar de lo que la naturaleza de un sonido casi imperceptible difundía hasta más allá de los médanos, donde se abrían las guaridas de las hidras y el socavón de los espejismos se mostraba seco, desconocido para mí hasta ese momento. A medio camino del largo atardecer el aire empezó a enturbiarse. Desde el horizonte, una masa de polvo naranja avanzaba imponente devorando el cielo azul, y convirtiendo todo en el color tierra hasta que las sombras de la noche se alargaron con melancolía entre la densa arena. El viento silencioso ululaba, levantando las nubes del espeso polvo que caían sobre mi cuerpo. 

Tras algunas horas en las que estuvimos protegidos de los efectos de la tormenta de arena, llegó el descanso nocturno. Mi soledad interior iba más allá de la ataraxia, hasta alejarse en el reflejo de la luna. Me refugié en la inmensidad de las estrellas y mi mente soñadora se ocultó en un infinito que idolatraba mis erráticos pensamientos. 

El dolor era terrenal, tedioso, y el ayer tímido, en la noche despertaba por tierras llenas de soledad cómo una canción sin notas, ni cuerdas, cuya árida tierra de bellos oasis truncaba la esperanza baldía. Tras aquellos instantes de inquietud dejé que el frío invadiera mi cuerpo cansado de tanta adversidad, y entonces crujió la vida arcaica a mis espaldas. Las heridas me quemaron como el sol de la mañana, sin embargo, la inmensidad de aquel paraje desierto lleno de paz y silencio logró que fuera el viaje donde encontré el mayor sosiego que jamás pude imaginar.