Ama al que llora.
Se dulce con el
que enamora
la razón del que
es mi sombra.
No endurezcas
mi quebranto,
no me quejo
ni quedo afligida.
Ya no soy alma
dolida...
Me quedan tus
caricias.
Viniste presto
a rogar mi amor
besé tus labios,
me provocó furor.
Me abrazaste con
dulzura y me sofoqué,
el fuego me subía por
los muslos.
Tus manos tocaron
mis nalgas y pechos
ardía en deseo; sentí
tu erección sobre mí.
Tus manos rozar mi
humedad y ya fui
incapaz de soportar
tanto deseo y te rogué
que culminarás el
placer que mi cuerpo
reclamaba.
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