Desde el blog El Tintero de oro nos proponen escribir un relato en el que el personaje protagonista queda dividido/a en dos mitades: la “buena” y la “mala”. Esta división puede ser física (como en la novela) o psicológica.
Extensión: Máximo 900 palabras. Género: Completamente libre.
Podéis adaptar el tema del personaje dividido en dos mitades (buena y mala) a cualquier género literario. Plazo del 1 al 15 de febrero de 2024.
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Llegó la hora de plantearme varias cosas justo cuando estaba besando el suelo. Yo, que siempre me acostumbré a mirar a todos desde arriba, desde lo alto de las nubes donde me encontraba, o creí encontrarme. Fue un golpe ágil, seco y rápido, directo a mis alas. Una se tronchó, la otra la perdí al estrellarme en la caída. Y ahora me preguntaba: ¿cómo volver a subir?
Ese iba a ser mi próximo desafío. Pero primero tenía que sanar mi espina dorsal; si no, corría el riesgo de morir. La muerte, a veces, llega en situaciones que no podemos controlar. Me arrastré con dificultad, arañando el suelo con mi pecho, en un intento de avanzar. Las ramas de los árboles impedían que mirase al cielo. Me encontraba a merced del astro mayor, a la espera de que alguien pudiera verme, y cuidar de mí hasta recuperarme, antes de que algún imprudente me arrebatara el alma con su bicicleta, o de una patada.
Conseguí llegar hasta la acera y esconderme en un penoso callejón lleno de cubos de basura, sin perder la esperanza de que alguien me encontrase. Las horas pasaban, y mis fuerzas flaqueaban sin poderme mover. Estaba asustado, ¡temía morir! ¡Quedaba tanto por hacer! Pero, ¿qué podía hacer yo, si nadie me ayudaba? Oí el revuelo de unas alas acercarse, seguido de una voz conocida. Levanté la cabeza, y al mirar vi que... ¡Era otro ángel! ¿Cómo era posible?
—A todos miraste orgulloso—dijo con una mirada que me resultó extraña, conocida.— Yo, tu humilde guardián, te voy a curar, te voy a cuidar, y te voy a cambiar —siguió señalando de una forma más rara aún.— Espero que aprendas de tu error y, a partir de ahora, tu orgullo y maldad se queden en este callejón, porque ¡ya! Te he perdonado.
—¿Quién te crees que eres? No eres nadie para hablarme así. Lárgate de aquí. No necesito tu ayuda. Déjame vivir.
—Yo, soy tú. Y si no cambias, volverán a encerrarte, o lo que es peor, morirás.
Agaché la cabeza. Sabía que deliraba, quizás a causa del golpe. Sentí una rabia interior que me invadía, pero entonces el cielo se abrió en dos, se llenó de truenos y relámpagos para mostrarme una cruel realidad: era yo, ese ángel malvado, había sido yo, todo el tiempo, y en un segundo el cielo me envolvió de nuevo entre sus brazos.
«Modalidad concurso»
Hola Nuria, genial, te ha quedado perfecto, doble personalidad y un descubrimiento final redondo. Buen aporte al reto.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Gracias Merche, un abrazo
EliminarInteresante el descubrimiento final. Aplausos. Abrazo
ResponderEliminarGracias Amaia, un abrazo
EliminarMagnífico de verdad Nuria, tienes una capacidad no solamente narrativa sino que una tremenda imaginación y capacidad para resolver las situaciones. Un gran abrazo!
ResponderEliminarMuchas gracias Maty por tus palabras que siempre se agradecen. Me alegro que te guste. Un abrazo
EliminarQue final más revelador y demoledor, nuestras felicitaciones! 😉 Abrazos!🤗🤗
ResponderEliminarGracias chicos, un fuerte abrazo
EliminarUn final imprevisto, muy bueno Nuria, abrazo grande Themis
ResponderEliminarGracias Themis, un abrazo
EliminarMe recuerda la historia de Juan Salvador Gaviota que me trae entrañables recuerdos. Un abrazo
ResponderEliminarPues no sé quién es. Gracias Federico por tu visita y comentario. Abrazos
EliminarLa maldad, la redención, la voz de la conciencia... Un cuento con sorpresa final que muestra estupendamente la dualidad entre el bien y el mal. Fantástico, Nuria.
ResponderEliminarGracias Marta, un abrazo
EliminarBonito relato de ese angel caido, que finalmente es perdonado y acogido de nuevo! Un abrazote Nuria y mucha suerte en el concurso!
ResponderEliminarGracias Marifelita, aunque mi relato no concursa☺️ un abrazo
EliminarHola Nuria, una dualidad que te ha quedado perfecta, muy bien contado en un principio trataba de imaginar quién sería o qué ser había caído, era un ángel.
ResponderEliminarUn abrazo.
PATRICIA F.
Gracias Patricia, un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Nuria, por participar con este relato en el homenaje a Italo Calvino y el El vizconde demediado. ¡Suerte!
ResponderEliminarGracias M. A. Aunque participo en modalidad fuera de concurso, es un placer como siempre. Un abrazo
EliminarHola Nuria una curiosa historia. Buena semana. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Ainhoa, un abrazo
EliminarAlgo así como Lucifer tomando conciencia de sí mismo. Genial! Un abrazo Nuria.
ResponderEliminarGracias Juana, un abrazo
EliminarHola, Nuria. Te ha quedado un relato muy dulce. Me gustó mucho. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Mirna, un abrazo
EliminarWow, este relato realmente me dejó sin aliento. La manera en que el protagonista pasa de sentirse invencible y superior a encontrarse en una situación de vulnerabilidad extrema es increíblemente impactante. Me identifiqué con su lucha interna y su deseo desesperado de recuperarse y encontrar una manera de seguir adelante.
ResponderEliminarGracias Lucy, me alegra que te guste. Un abrazo
EliminarHasta el alma más negra tiene su conciencia. Un relato genial, Nuria. Te deseo lo mejor en el concurso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Bruno, un abrazo
EliminarMuy imaginativa esta historia del ángel caído y es que todos, salvo unos pocos, tenemos dentro la dualidad pues la perfección no existe.
ResponderEliminarBuen trabajo, Nuria.
Gracias Tara, un abrazo
EliminarHola Nuria.
ResponderEliminar¡Interesante relato con un final impredecible!
Un abrazo.
Marlen
Hola Nuria.
ResponderEliminar¡Interesante relato con un final impredecible!
Un abrazo.
Marlen
Hola Nuria.
ResponderEliminar¡Interesante relato con un final impredecible!
Un abrazo.
Marlen
Gracias Marlem, un abrazo
Eliminar¡Hola, Nuria! Un relato que muestra que el Mal no se combate con venganza, sino con perdón. De igual forma que un fuego no se apaga con gasolina, sino con agua. Un abrazo!
ResponderEliminarGracias David por tu visita y comentario. Un abrazo
EliminarBrillante relato, Nuria.
ResponderEliminarEs sorprendente cuánto nos cuesta hacer el ejercicio de tratar de vernos como nos ven los demás y reconocer que tal vez no somos todo lo buenos que pensamos. La primera reacción siempre es de rechazo, como le pasa a tu protagonista, incluso cuando su otro yo decide perdonarle.
Mucha suerte en el concurso.
Un fuerte abrazo.
Gracias Estrella, me alegra que te guste. Un abrazo
EliminarHola, Nuria. Bonito relato. Incluso entre los ángeles puede existir esa dualidad y tu ángel caído nos lo recuerda. Un abrazo y suerte.
ResponderEliminarGracias Enrique, abrazos
EliminarHola Nuria. Al principio según iba leyendo, y supongo que les habrá pasado a más compañeros, pensé que era un pájaro. Asi que me sorprendí cuando se revela que se trata de un ángel, un ángel caído por su soberbia. Así es como se muestra inicialmente al personaje, soberbio y confiado, aunque poco a poco ante la vulnerabilidad de su situación va perdiendo ese aplomo hasta que descubre la verdad sobre su naturaleza, esa dualidad entre la recién descubierta bondad y la maldad atávica que lo habitan. El ángel tiene una oportunidad para redimirse, esperemos que la aproveche. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Jorge, esperemos que si. Un abrazo
EliminarMuy acertado y aclaratorio el título. Implícita queda la duda de qué hubiera pasado al revés. Si hubiera sido un ángel bueno,quizás no habría caído? Porque si hubiera caído y tuviera que echar mano de su guardián, solo quedaría a el malo para rescatarle.
ResponderEliminarBasooss, Nuria
Hola Gabilante, buen argumento, que sería si todo hubiera pasado al revés, habrá que esperar para saberlo. Un abrazo
EliminarHola... Parece que nada escapa de la dualidad bien-mal.Ni siquiera la psiquis de los mismos ángeles. Espero de verdad que logré resolver sus desencuentros morales y prevalezca el ángel bueno... O las cosas se pondrán más difíciles para nosotros los pobres mortales. Excelente relato.. Saludos
ResponderEliminarAsí es, si incluso los ángeles son tocados por la maldad, qué será del mundo. Un abrazo
EliminarHola, Nuria. Tu historia acerca del bien y el mal al más divino nivel. Mira que yo pensaba que era un pajarillo que se había caído del nido y casi acierto por las plumas de las alas.
ResponderEliminarMuy apropiada tu historia para el reto e igual de bien expuesta.
Saludos y suerte.
Gracias JM, un abrazo
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