—Tú tranquila cariño que hablo con David. Y no estarás sola.
—¿Quién es David?
—El sargento.
Ligorofobia, esa es su enfermedad Cabo, lo siento mucho pero no puede seguir en el ejército. Me quedé sin palabras, mudo. La sirena del cambio de retén sonó. Creí que mi cabeza rebentaba. Tuvo que aceptarlo y fue a despedirse del sargento.
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