Todas esas cosas muertas, tan bonitas pero muertas, como tu corazón, que es tan negro como las almas del mismísimo infierno. Para cuando me muera, todas esas cosas seguirán aquí, pero tú no serás una de ellas por la fealdad de tu alma.
Todas esas cosas muertas, tan bonitas pero muertas, no se perdieron en el pasado del racismo y la libertad. Siguen latentes por gente sin escrúpulos cuyos corazones corrompidos por una sociedad abrupta se dejan manejar.
Recuerdo cuando jugábamos a la comba; al churro media manga; o, al escondite. Todas esas cosas muertas, tan bonita pero muertas.
Se están olvidando de generación en generación. Los niños con las consolas, ya no saben jugar ni imaginar.
Será la soledad de los parques.
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