Puedes engañar a todos los demás, menos a ti mismo, gordo repugnante. Te odio, me das asco. Sal de mi vida. Sal de mi cuerpo. Porqué, porqué yo tengo que ser así, una abominación humana. Sé acabó. Cogió un frasco de arsénico y se lo tomó. Ya, no sufrió más.
Este microrelato fue votado con más de 26 votos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario