Convocatoria cada jueves un relato
El gran Premio
Nuestro compañero Marcos nos propone esta semana:
Crear un relato literario en el que el protagonista se encuentra un décimo de lotería a los pies de una papelera cuando iba a tirar un pañuelo usado. Pero al encontrar el décimo y antes de tomar ninguna acción, comprueba si está premiado y en efecto lo está. Es el primer premio.
La extensión del relato no debe ser superior a 350 palabras.
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Caminaba lentamente hacia la papelera, con la mirada baja, cuando lo vio. Un décimo de lotería, medio oculto entre las hojas secas y el polvo. Había salido a dar una vuelta, a pesar de lo que le decía su cuerpo, para despejarse un poco. El pañuelo que llevaba en la mano, empapado por la tos constante, ya no servía de mucho. Cuando se agachó a tirar el pañuelo, sus ojos rozaron el billete, como si el destino le empujara a mirarlo.
Lo sostuvo un momento, pensativo. Algo dentro de él, le había provocado que lo recogiera del suelo, cómo si una fuerza antinatural le empujara. Encendió el móvil y buscó el número del sorteo más reciente. El décimo coincidía. El primer premio. El corazón, aunque enfermo, se aceleró un instante. Casi podía oír el sonido de la noticia que con seguridad no llegaría a sus oídos:
"Premio millonario no reclamado, se extingue el plaza de cobro."
Porque eso es lo que iba a pasar, ya que al comprobar la fecha, vio que caducaba ese mismo día. Solo le quedaban unas horas.
Se quedó quieto, el frío de la calle, lo envolvía, mientras un pensamiento lo atravesaba: ¿Para qué? Sabía que no vería el siguiente invierno. Había recibido la noticia hace semanas, y desde entonces cada día había sido una batalla perdida. El dinero, millones, no significa nada para él. Pero para otros...
Se dio la vuelta y empezó a caminar más rápido, a pesar de que sus piernas flaqueaban bajo el peso de la enfermedad. Quedaba poco tiempo. ¿A quién le importaría ese dinero? ¿A un extraño? ¿A una familia rota por la crisis? ¿A alguien como él, pero con la vida por delante?
Mientras el sol se ocultaba, el dolor en su pecho aumentaba. Pero no se detuvo. Lo importante ahora no era él, sino lo que ese último acto podría significar para alguien más. Ojalá llegue a tiempo, pensó. Y si no... tal vez no importe.
Seguro que si va a un programa de TV y lo anuncia se haría viral y entonces habría que iniciar una investigación para encontrar al propietario. Yo iniciaría la campaña de búsqueda llevando en secreto la localización de la administración de lotería que lo vendió y proporcionaría un nº de teléfono de contacto para que el auténtico propietario del décimo identificase esa administración.
ResponderEliminarBueno, no me quiero extender más. Muchas gracias por tu participación, Nuria. Como siempre, ha sido un placer leerte.
Un abrazo
Marcos
Gracias Marcos, un placer. Besitos
EliminarEste relato deja bien claro el significado del dinero ante una enfery que se sabe que su tiempo de partir está cerca
ResponderEliminarY aún así la generosidad de repartir felicidad para alguien que su tiempo es más amplio para poder disfrutarlo
Ojalá llegue a tiempo, de hacer alguien feliz.
La vida siempre nos da lecciones y de ellas podemos aprender .
Un fuerte abrazo y muy buen relato.
Así es Campirela, la vida siempre nos da lecciones. Gracias y un abrazo
EliminarExcelente la propuesta de Marcos... y me encantó cómo has resuelto el desafío. La relatividad de las cosas, del dinero sobre todo!!! Muy lindo relato. Saludos.
ResponderEliminarGracias Marta, me alegra que te guste. Un abrazo
EliminarLa suerte nos elije, y a veces queremos ir contra de ella, tal vez él era el destinatario de esa suerte, pero aún así, pensó en regalarla.
ResponderEliminarUn beso dulce.
Gracias Dulce, me alegro que te haya gustado. Un abrazo
EliminarPues claro que había que cobrarlo!!! Me alegro de que lo haga y luego...a repartirlo. Eso sí: que se de un homenaje. Gracias Nuria por tu relato. Besossssss
ResponderEliminarJajajaja, gracias a ti Francisco. Un abrazo
EliminarNos queda la angustia de si llega a tiempo o no.
ResponderEliminarSaludos.
Así es Alfredo, un abrazo
EliminarUy te da pena y angustia si llego a tiempo. te mando un beso.
ResponderEliminarMe gusto y me dio angustia y pena. Espero que pudiera llegar. Te mando un beso.
ResponderEliminarTal vez lo done a un orfanato, una casa de retiro de ancianos, un hospital, vaya uno a saber, queda la duda, pero sin dudas esa es su última voluntad hacer una obra de bien.
ResponderEliminarExcelente relato Nuria, muy bien contado.
Un abrazo.
PATRICIA F.
Siempre se dignifica uno al hacer un acto generoso, aún al final del camino. Un abrazo, Nuria. Emotiva historia
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