Escritor Francisco de Quevedo
Colección Nuestros clásicos
Narrativa
Idioma Castellano
Páginas 200
Tapa Rústica
Peso 314 gr
Francisco de Quevedo y Villegas, noble, político y escritor español, nació en Madrid en 1580. Desde temprana edad, mostró una gran inteligencia y un talento innato para las letras. Cursó estudios en la Universidad de Valladolid, donde se sumergió en el conocimiento de la época, nutriendo su pasión por la escritura. Quevedo destacó en poesía, narrativa, teatro y ensayo, dejando un legado literario colosal. Su poesía, dividida en vertientes satírica, amorosa y religiosa, cautiva por su ingenio, humor mordaz y profunda crítica social.
Sinopsis
La vida del Buscón don Pablos es la de un pícaro que aspira a ascender socialmente pero que verá truncado su deseo de ingresar a un estamento al que no pertenece, teniendo finalmente que marchar a América. En esta obra se refleja toda la maestría, la vivacidad y el sarcasmo de la pluma de Quevedo, quien recrea una historia que, aunque perteneciente al género de la picaresca, rebasa los límites de éste. Se trata ésta de una edición con abundantes notas filológicas, históricas y culturales, y con densa presentación de los problemas del texto y de la época.
Opinión
Es una novela que retrata con maestría las miserias y vicios de la sociedad española de su tiempo. La obra de Quevedo se caracteriza por su visión crítica y mordaz de la realidad que lo rodeaba. A través de la sátira y la ironía, expone las flaquezas y corrupciones de su época, desde la hipocresía de la clase alta hasta la miseria del pueblo llano. Su pluma afilada no teme abordar temas espinosos, convirtiéndolo en una voz incómoda para el poder establecido, cuya sátira se exagera hasta el punto de ser una caricatura sangrienta. El autor no describe lugares y personajes de forma realista, sino grotesca, hasta obtener una visión esperpéntica. Una exageración de rasgo típicamente barroco. Todo extremado: llevada la ironía al sarcasmo más brutal y repugnante, el Dómine Cabra no es sólo pobre y miserable, es “archipobre y protomiseria”.
Quevedo trata a sus personajes con frialdad, sin compasión ni simpatía. Los describe con los trazos más negros, aumentando sus deformidades físicas y morales, de tal forma que acaban siendo meras caricaturas.
Con su narrativa demuestra un alto dominio del lenguaje, no solo por lo ilimitado de su vocabulario, sino también por su habilidad para jugar con él, forzando dobles significados, con un brillante estilo conceptista, impropio del personaje que se supone que está narrando sus aventuras y desventuras en primera persona, abundando los chistes macabros, y las groserías.
Aquí dejo un pequeño párrafo de la novela.
"Y fueme peor, como v.m. verá en la segunda parte, pues nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar, y no de vida y costumbres".
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