(Foto © propiedad de la fotógrafa Nuria E. S)
Las gaviotas revolotean inquietas junto al viejo muro de concreto, erosionado por los años y el salitre del mar. El atardecer tiñe el cielo de tonos rosados mientras las olas rompen suavemente contra la estructura. La señal en lo alto, solitaria y oxidada, es un testigo mudo del paso del tiempo. Los barcos ya no pasan con tanta frecuencia, y el puerto ha caído en el olvido. Pero las aves siguen ahí, inquebrantables, buscando refugio en lo conocido. Mientras el sol se oculta, una brisa marina arrastra consigo el silencio de aquellos días bulliciosos, ahora perdidos en la memoria.
Bela prosa poética e linda fotografia!
ResponderEliminarBeijo
Muchas gracias, un abrazo
EliminarPreciosa poesía me ha encantado!!
ResponderEliminarLa fotografía muy bonita también, sin duda tus versos siempre dejan huella.
Muchas gracias cielo, me honran tus palabras. Un abrazo
EliminarPoético y nostálgico.
ResponderEliminarMuy hermoso, querida Nuria.
Y la fotografía, una maravilla.
Abrazos y cariños 💙
Gracias Ginebra, un abrazo grande
Eliminarqué relato tan evocador. hay puertos que han vivido tiempos en que estaban más activos, pero aún puede atracar un barco de vez en cuando. mientras tanto, las gaviotas y los paseantes le dan vida.
ResponderEliminarabrazos, nuria!!
Cierto Chema, gracias por dejar tu huella. Un abrazo
EliminarMelancólico relato. Me gusta la imagen. Te mando un beso.
ResponderEliminarGracias Alexander, un abrazo
EliminarNostalgicas e belas palavras que nos levam até esse local abandonado junto do mar, onde as gaivotas continuam a procurar abrigo. Eu sou como as gaivotas, sinto-me mais protegida nos locais que conheço.
ResponderEliminarAbraços
Gracias María, me alegro que te haya gustado. Un abrazo
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