La edad no importa

 

Merche Soriano desde su blog 

Literature and Fantasy nos hace la siguiente propuesta para el Microteatro de este mes: escribir una escena de una despedida que sea alegre y feliz.

Después descansará hasta septiembre. Feliz descanso Merche.

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Título: ¡Siempre jóvenes!

Personajes:

María: Una mujer de 70 años que insiste en que tiene 50.

Carmen: Una mujer de 72 años que afirma tener 52.

Ricardo: El portero del edificio, un hombre paciente y amable de 55 años.

Escena única:

El vestíbulo de un edificio. Una puerta de entrada y un mostrador donde Ricardo está sentado. María y Carmen están junto al mostrador, cargadas con maletas.

Ricardo: Señoras, ¿listas para el viaje? Las ayudo con sus maletas.

María: Gracias, Ricardo. No sé qué haríamos sin ti.

Carmen: (Guiñando un ojo a María) Aunque con nuestra madurez, podemos con todo.

Ricardo: No lo dudo, señoras, pero las maletas pesan. ¿Van de vacaciones?

María: (Emocionada) ¡Sí! Vamos a un retiro de rejuvenecimiento. ¡Carmen y yo necesitamos mimos!

Ricardo: ¿Rejuvenecimiento? Pero si ya se ven radiantes.

Carmen: (Sonriendo) ¡Ay, Ricardo! Tú siempre eres tan amable. Pero ya sabes, a nuestra edad, cincuenta y... algo, es importante cuidarse.

Ricardo: (Confundido) Perdón, señoras, pero tengo entendido que ambas están en los setenta.

María: (Ofendida) ¡Setenta! ¡Ni en sueños, Ricardo! ¡Nosotras somos eternamente jóvenes!

Carmen: (Afirma con la cabeza) Así es. Y además, ¿quién se fija en los números hoy en día?

Ricardo: (Contiene la risa) Claro, claro, entiendo. Pero, ¿qué pasó con la fiesta de despedida que les organizaron en el edificio? ¿No se supone que era para celebrar sus... setenta años?

María: (Con cara de sorpresa) ¿Fiesta de despedida?

Carmen: ¡Oh, Ricardo! Debes estar confundido. Nuestra fiesta es para celebrar lo fabulosas que somos.

Ricardo: Bueno, si ustedes lo dicen. ¡Qué envidia de energía! A veces me gustaría tener su vitalidad.

María: ¡Vamos, Ricardo! Tú también eres joven. Podrías unirte a nosotras en nuestro retiro de rejuvenecimiento.

Carmen: ¡Sí! Necesitamos un caballero que nos ayude a mantenernos en forma. ¿Qué dices?

Ricardo: Suena tentador, señoras. Pero alguien tiene que cuidar del edificio mientras ustedes se divierten.

María: Ay, Ricardo, siempre tan responsable. Pero cuando volvamos, te traeremos un frasco de juventud eterna.

Carmen: ¡Exacto! Y te daremos todos los secretos para mantenerte joven como nosotras.

Ricardo: Me encantaría. Les deseo un viaje maravilloso. ¡Las extrañaré por aquí!

María: Nosotros también, Ricardo.

Carmen: Y cuando volvamos, prepararemos una gran fiesta para celebrar nuestra... bueno, nuestra juventud eterna.

Ricardo: (Sonríe) Me parece perfecto. ¡Hasta la vista, señoras jóvenes!

María y Carmen se dan la vuelta, saludan con la mano y salen del vestíbulo. 

María: (Mientras salen) ¡Adiós, Ricardo! No olvides cuidarte. Y recuerda, la juventud está en el corazón y en la mente.

Ricardo: ¡Buen viaje, señoras! ¡Nos vemos pronto!

Se cierra la puerta tras ellas y Ricardo se queda sonriendo mientras las observa desde el mostrador.

Ricardo: Estas señoras, siempre tan llenas de vida. (Suspira) Ojalá tuviéramos 20 años menos, les iba a mostrar yo... «Cortó de golpe su pensamiento».

La luz se atenúa mientras Ricardo regresa a su puesto, con una expresión de gozo en el rostro.

FIN

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