Desde el blog de David Rubio
La propuesta de este mes es homenajear al gran Philip Dick, genial representante del género Ciencia Ficción. Cuyo organizador de esta edición es Pepe de la Torre.
La idea es escribir un relato futurista donde androides y humanos forman parte de un mismo entramado social… o no.
Cuya extensión no podrá superar las 900 palabras.
Relato adaptado para el concurso de este mes. 👇👇
Se pasaba el día diseñando esquemas en un burdo papel. Encerrado en su dominio, las paredes se alineaban entre sí. Con apenas la luz de una lamparilla y las persianas abajo, dibujaba líneas y números vacíos de toda expresión, caminando entre la luz y las sombras de la creación. Estaba muy cerca de lograrlo. Era un gran científico, y los androides no eran más inteligentes que él. Conseguiría derrotarlos.
Las odiosas máquinas le habían postergado a un nivel inferior. Llevaba meses sin salir de su habitáculo con los ojos doloridos por el cansancio. El universo, parecía girar sobre un resquicio de luz violácea en un espacio de ínfima soledad antes de que el cielo y la tierra se uniesen para dar paso a la era cibernética. Todo modo de expresión o retórica consistía en crear un trazo de similitud contrario a lo que habían creado empleando un tono, o unas líneas que insinuaban la interpretación de lo que debía ser y no era. El reciclaje se colaba en su mente generando extraños mensajes. No era anómalo que el sistema manipulase toda actividad humana. —Los androides habían logrado dominarlos, sin embargo, él pararía su avance: —cuán verosímil puede ser el mundo. Susurró.
Sentía pánico a ser descubierto antes de terminar su objetivo y aun así, seguía adelante, se había autoprotegido. Solamente él podía crear un androide capaz de aniquilar a los androides y terminar con la era cibernética hasta reducirlos a meros robots dominados por los humanos. No podía hacer más que mantener las persianas bajadas, las ventanas cerradas y seguir construyendo su androide como si fuesen quimeras en un concilio eterno que coincidía con el pensamiento misterioso que manipulaba sus sueños.
La galanura del estilo propio de la sinrazón se asemejaba a la insolente locura que creía que se había apoderado de su mente. No obstante, nada le haría cambiar de opinión, solo su mente privilegiada era capaz de lograrlo por muy loco que creyera estar. Julio, sabía que la ciudad vivía ausente, controlada por los androides. En sus sueños aparecía volando con los brazos abiertos sobre colinas y prados hasta terminar despeñándose por un profundo barranco del que no lograba salir.
Miró hacia el interior del chamizo donde pasaba la mayor parte del día, el aspecto de la pared manchada de rojo, daba un aire artificial al salón. En su interior, el silencio anulaba el prejuicio de la malévola palabra vacía de toda emoción. El cuadro que ante él aparecía, le destrozaba el alma; un piano sin dibujo y sobre él una maceta con una flor, iluminada por una fría lámpara de papel. Ya no percibía su melodía, ni el eco de su apacible sonido. Era, como un punzón que se clavaba en su alma, en un estado de extraña locura. Su corazón se tornó negro como la noche y con furia lanzó un vaso de cristal rompiéndolo en mil pedazos sobre el suelo del salón.
El diáfano fondo del cuchitril en el que se había convertido su habitáculo, cubierto de mullidos algodones, le gritaban que continuase con su creación. Suspiró. Metió el chip en la nuca del androide. Inició los últimos retoques, códigos y algoritmos e introdujo los números binarios. Después suspirando profundamente con algo de inquietud, presionó el botón de inicio de carga y autocontrol. Los ojos del androide se iluminaron. La luz roja que salía de ellos parecía casi aterradora.
—Dime amo, ¿cuál es mi misión?
Percibió una punzada que no sabría describir. ¡Lo había conseguido!.
—Acabar con la era cibernética. Los androides deben volver a ser robots al servicio del ser humano, pero nadie excepto yo debe saber cuál es tu objetivo, incluso si muero debes seguir adelante y eliminar el cerebro cibernético. Ahora ve y cumple con la función para la que has sido creado.
Sintió la danza que los trazos binarios habían dibujado en su mente, como una composición musical, al compás de su viejo lápiz, de uno en uno, combinado con intercalados de un negro absoluto.
Observó como su creación se marchaba. Sabía que en cuanto los androides empezasen a fallar no tardarían en dar con su guarida. Él había creado un rastro falso para que el androide completara su misión sin ser captado por el supercerebro robótico. Los meses que llevaba oculto llegaban a su fin. Pero estaba preparado. Nunca sería sometido por ellos. Fijó la vista en los cables que recorrían todo el habitáculo. Sonrió.
680 palabras
¿Lo conseguiría? La verdad es que se está avanzando mucho en el tema de los robots, y personalmente, me da un poco de miedo todo esto.
ResponderEliminarFelicidades por tu relato y mucha suerte 😊
Gracias DelaFlor, la verdad es que a mi también me preocupa la dirección que parecen querer tomar los especialistas en robótica. Feliz Navidad
EliminarObsesivo, inquietante. Desasosiega. Felidades.
ResponderEliminarGracias Guille, feliz Navidad
EliminarHe respirado verdadera tensión en este relato.
ResponderEliminarGracias por tu visita y comentario. Feliz Navidad
EliminarCuando se juega a ser Dioses y hay que buscar la manera de deshacer el resultado a cualquier precio! Me gusta que el relato transmita serenidad aun siendo una situación tan límite y precaria! Un abrazo y suerte!
ResponderEliminarGracias Marifelita, un abrazo y feliz Navidad.
Eliminar¿Tiene razón en rebelarse contra esos robots? Me queda la intriga. Y es lo interesante del relato.
ResponderEliminarParece algo que puede dar resultado ese plan.
Bien escrito. Un abrazo.
Gracias Demiurgo. Un abrazo y feliz Navidad
EliminarPoético, misterioso y a la vez interesante. Una mente prodigiosa capaz de salvar al mundo a través de su creación. Me gusta ese ambiente intimista, solitario, un poco delirante de su mundo interior. El deseo del hombre está muy bien reflejado. Su sonrisa final de esperanza… Y me ha encantado la imagen de esa danza de los trazos binarios como composición musical, es preciosa…
ResponderEliminarUn abrazo!
Muchas gracias Maite, me alegro que te guste. Un abrazo y feliz Navidad
EliminarTransmites muy bien ña tensión, la presión, el miedo y la urgencia, haciéndonos participes de nuestro propio futuro.
ResponderEliminarAbrazoo Nuria
Gracias Gabiliante, me alegro de haber conseguido transmitir todo ese miedo y angustia del protagonista. Tus palabras me animan a seguir creando. Un abrazo y feliz Navidad
EliminarMuchas gracias, Nuria, por participar en la 34ª edición del concurso de relatos de El Tintero de oro, homenaje a Philip K. Dick.
ResponderEliminar¡Un abrazo y mucha suerte!
Gracias Pepe, es un placer participar. Un abrazo y feliz Navidad
EliminarFelicidades por este relato futurista. Me encanta el tema y cómo lo has desarrollado. Suerte en El Tintero. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias Ana por tus palabras, me alegro que te guste. Saludos y feliz Navidad
EliminarEstupendo, Nuria. El relato tiene un tono intimista y algo poético que me ha encantado. También ese final donde se intuye que el protagonista habrá de pagar el precio de su labor, que lo sabe y lo acepta por el beneficio que cree estar haciendo a la humanidad. Muy buena historia. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarMuchas gracias Marta, me alegro que te guste. Tus palabras son alentadoras para mí. Un abrazo y feliz Navidad
EliminarEsclavos de un súper cerebro controlador de androídes que tiene vigilados y sometidos a la especie.
ResponderEliminarSomos nosotros los que los creamos; llegará el día en que nos dominen. Entonces, tendremos que ser nosotros de nuevo los que los destruyan.
Un mundo que es una sin razón.
Un abrazo.
Gracias Francisco. Un mundo que a pesar de lo que tantas películas parecen predecir, esperemos que nunca suceda. Un abrazo y feliz Navidad
EliminarBuen relato.
ResponderEliminarGracias Juanjo. Feliz Navidad
Eliminar¡Hola Nuria! Me ha gustado mucho tu historia. En este caso, los androides ya han conquistado el mundo, y son los humanos los encargados de que todo vuelva a su cauce. Me imagino la de sentimientos que ha debido de pasar por la cabeza de tu personaje: impotencia, rabia, una autoexigencia desmesurada... ¡Un saludo y suerte en el Tintero!
ResponderEliminarGracias Ulises, me alegro que te gustase. Saludos
EliminarHola, Nuria, un relato tenso, angustioso y muy desasosegante, presentado desde el punto de vista de ese científico humano que tiene la difícil misión de acabar con los androides construyendo otro androide. La sonrisa final puede representar una premonición que su seguridad deja traslucir. Me ha gustado la historia.
ResponderEliminarSuerte en el Tintero, un abrazo.
Gracias Carles, me alegro que te guste. Un abrazo
EliminarHola Nuria. Un futuro inquietante, la humanidad dominada por la tiranía de las máquinas, quizás sin darnos cuenta poco a poco nos estamos acercando a ello. Un héroe solitario lucha contra el enemigo, seguramente dejará su vida en ello. Dejas un final abierto que daría para una continuación ¿podrá completar su misión el robot salvador? Un abrazo y suerte.
ResponderEliminarGracias Jorge, me alegro que te guste. Un abrazo
EliminarApenas los robots exterminen al ser humano, comenzaran ellos mismos a canibalizarse.
ResponderEliminarQuién sabe, José, quién sabe. Gracias
EliminarHola, Nuria:
ResponderEliminarSonriente, así te escribo tras haberte leído: no he liberado a ningún androide, pero sí que he disfrutado con un gran relato.
Puede que debas revisar ese “superceregro” del último párrafo, compañera.
Un abrazo. ¡Feliz Navidad, Nuria!
Gracias Nino por tu sinceridad, lo revisaré porque no me he percatado de ello 🤦♀️feliz Navidad
EliminarLa obsesión por lograr su cometido, la intriga, genera curiosidad por saber qué sucederá, si realmente logrará lo que espera o simplemente será asesinado, muy buen relato, saludos. PATRICIA F.
ResponderEliminarGracias Patricia. Saludos
EliminarEl que ante el peligro de destrucción total de la humanidad es consciente y capaz de hacer lo necesario para contrarrestar el horror aunque le cueste la vida. Magnífico! Un abrazo
ResponderEliminarGracias Juana. Abrazos
EliminarEstupendo relato, Nuria, un robot para destruir a los robots. Expresas muy bien ese ambiente tenso e inquietante. Enhorabuena! Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Lola, me alegro que te gustase. Un abrazo
EliminarMuy logrado , Nuria. Qué frustración del personaje ante la dificultad del trabajo que está llevando a cabo. Imagino que se liará la de San Quintín, jajaja. Mucha suerte en el concurso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Pedro, me alegro que te gustase. Un abrazo
EliminarHola, Nuria. No es mala idea combatir al enemigo con sus propias armas. Un caballo de Troya futurista.
ResponderEliminarUn saludo, compañera.
Gracias Tara, saludos.
EliminarHola, Nuria. Disfruté mucho la lectura, has sabido plasmar la angustia y la desesperación del personaje que tiene a su cargo destruir lo que está aniquilando a la Humanidad. Muy bueno. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Mirna, me alegro que te guste. Un abrazo y feliz Navidad
EliminarHola, Nuria. Había leído tu relato para las votaciones, pero no tenía tiempo de comentar, así que lo hago ahora. Angustioso relato y angustiosa la vida del sabio que al menos ha conseguido algo que salvará la humanidad aunque no a él. Se ha inmolado por ello. Me ha gustado. UN abrazo.
ResponderEliminarHola Isan, me alegro que te guste. Un abrazo y feliz Navidad
EliminarHola, Nuria. Tu relato destila la genialidad y la locura del genio creador. Y ese final esperanzador a pesar de saber que él no vivirá para contarlo es una buena vuelta de tuerca. El ambiente intimista está muy bien conseguido.
ResponderEliminarTe deseo mucha suerte en el concurso. Un saludo.
Gracias Bruno por tus palabras. Saludos y feliz Navidad
EliminarSi tuviera que recurrir a un símil cinematográfico, diría que el protagonista está solo ante el peligro y que lo que pretende es misión imposible, je, je. Muy interesante y muy bien relatado.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias Josep por tus palabras. Saludos y feliz Navidad
EliminarBuenos días, Nuria.
ResponderEliminarUn relato, quizás, profético y nada halagüeño.
La verdad es que los avances tecnológicos siempre se inician con fundamentos bélicos. El potencial armamentístico con el que los dotemos y el maltrato que les demos, podrá implicar que terminen alzándose contra nosotros y los términos de la película Terminator se hagan realidad. Crucemos los dedos.
Me gustó mucho la forma en que se narra en primera persona, así logras transmitir ese miedo y ansiedad que siente el protagonista. De alguna forma, compartimos sus sentimientos de opresión y necesaria libertad. ¿Conseguirá culminar su misión o tendrá que buscar a Sarah Connor? 😜😅
Enhorabuena.
Un Abrazo, Felices Fiestas y que el Año Nuevo se presente con mejores augurios que este.
Gracias José Antonio, que el nuevo año te reporte salud y felicidad. Abrazos
Eliminar¡Hola Nuria! Genial relato y una ardua tarea la que reposa sobre los hombros de este hombre. ¿Habrá sido capaz de que su creación cumpla con el cometido para el que fue creada? Un saludo y suerte en el concurso.
ResponderEliminarGracias Rocío, saludos
EliminarHola, Nuria. Presentas el eterno dilema: ¿la tecnología que creamos nos destruirà? Es un riesgo del que nunca podremos librarnos pues siempre hay quien hace mal uso de los inventos y los vuelve contra nosotros. Si es que en el fondo no somos tan importantes... aunque creamos que sí. Cualquiera puede acabar con nosotros como si nada.Tarea complicada, deshacer el entuerto, para un solo súper robot.
ResponderEliminarSuerte en el reto!
Gracias MJ, saludos
EliminarHola, Nuria. En tu relato, al menos, hay esperanza de que el androide bueno puede someter a sus congéneres y que vuelvan al redil. Esperemos que así sea y la tecnología no nos sobrepase quedando nosotros como un material prescindible.
ResponderEliminarSaludos y suerte. 🎄🎅🥂🖐️
Gracias JM Vanjav, saludos
EliminarHola, Nuria. Muy bueno tu relato. Me pregunto si el androide logrará su misión o será descubierto antes. Suerte en el Tintero. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Cynthia, abrazos
EliminarHola, Nuria. Muy perturbador tu relato. Enhorabuena y mucha suerte en el concurso. Un saludo.
ResponderEliminarGracias Beri, saludos
Eliminar