Desde el blog El bic naranja la propuesta de este Viernes creativo es:
Siempre hay algo que no queramos que sepan los demás, algo que hemos hecho, algo de nuestra personalidad o, quizás, un defecto físico que escondemos. La fotografía es de Charlotte Lapalus y también está deseando destaparse.
Aquí mi participación.
Carla miraba la enorme fotografía que colgaba de la pared sobre el sofá del salón. Habían transcurrido diez años desde que Pol y ella se la hicieron la foto sobre el puente de los enamorados en un viaje a París. «Te amaré eternamente», le dijo. ¡Qué ironía! Sin saberlo, Pol llevaba una doble vida. Una doble esposa con la que compartía leche cada vez que marchaba de viaje de negocios a Escocia, una vez cada dos meses. Recordó el día en que, sin pretenderlo, lo descubrió. Pol había tenido un contratiempo con el automóvil, había llamado a la oficina para avisar que no llegaría a tiempo para sus primeras citas en las que gestionar los próximos proyectos, pero dejó varios encargos a su secretaria recordándole que no estaría disponible en toda la mañana. Su secretaria al no poder conseguir uno de los encargos llamó a su casa:
—Buenos días, —dijo— Carla, dígale a Pol que la reserva en el restaurante La Pero, esta vez, no ha sido posible. Por un evento inesperado, el encargado se ha negado a hacer la reserva aunque sea un cliente habitual. ! ¡Ah! «Y espero que la avería no sea muy grande.»
No dijo ni una palabra, solo gracias y adiós. Pero nada más colgar, buscó en el listín de teléfono sin resultado el nombre que había oído. Acto seguido cogió el ordenador y buscó. En un instante el nombre resaltaba ante sus ojos; estaba en Escocia y era un cliente habitual. Llamó de inmediato al restaurante y sin saber por qué, preguntó si durante la última visita de ella y su marido habían encontrado su bolso, que lo había extraviado.
—Lo siento mucho, Marlén, —pero no hemos encontrado nada, está segura de que lo perdió aquí.
Colgó inmediatamente. Marlén me ha llamado Marlén. Su cabeza empezó a trabajar a un ritmo vertiginoso. Cuando llegó Pol, ella tenía la mesa preparada, la cena caliente y el vino fresco. Nada más sentarse, ella dijo:
—Brindemos mi amor por todo el amor y el tiempo que me haces feliz.
—¿Sucede algo cariño? Pareces tensa.
—No mi amor, solo que estoy en esos días del mes, ya sabes, y me pongo algo melancólica.
—¿Chin, chin?
—Chin, chin.
Ella brindó, pero no probó el vino. La alta dosis de insulina que le había puesto pronto hizo efecto y Pol cayó en redondo al suelo. Espero diez minutos. Lo suficiente para que cuando llegase la ambulancia no tuvieran tiempo de poder hacer nada. «—Una subida de glucosa había provocado un infarto fulminante, dijo el médico de guardia». Ella lloraba como jamás hubiera imaginado, solo que nadie imaginaba que era de simulado. Su venganza se había completado.
¡Seis años, seis! —logró descubrir—. Seis años llevaba Pol con una mujer llamada Marlén. En solo cinco horas había pasado de ser una mujer felizmente casada, a ser una mujer traicionada y ahora una mujer viuda. Tras la incineración y el funeral regresó a casa. Y allí estaba sentada en el sofá mirando la fotografía que estaba a punto de destruir y guardar su secreto para siempre.
https://bloguers.net/votar/NuriadeEspinosa
Ha sido tan rápida la actuación de Carla que no he tenido tiempo de asimilar su reacción.
ResponderEliminarY si, todos tenemos nuestros secretos.
Muy buen relato, Nuria.
Un abrazo.
Así es Carmen, la reacción de Carla ha sido inesperada. Un abrazo
EliminarHola, Nuria, qué sangre fría tuvo la mujer, en cinco horas lo tramó, lo realizó y, hala, nueva vida, como dices al final... Espero que no tenga remordimientos luego.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Hola Merche, por lo que parece no tuvo remordimientos. Un abrazo
EliminarHola, Nuria: ¡Ahh de la vida real! Un abrazo.
ResponderEliminarAsí es Blas, un fuerte abrazo
EliminarA lo que puede llevar ese odio que nace de la traición, qué rapidez y sangre fría de mujer, esperemos que esa acción la haya tranquilizado y se sienta satisfecha. Muy buen relato, abrazo, Themis
ResponderEliminarPor lo que parece Carla no tiene ningún remordimiento. Un abrazo
EliminarMe ha encantado....
ResponderEliminarGracias Verónica, me alegra que te haya gustado. Un abrazo
EliminarImpresionante Nuria, ¡que bien que escribes! para una película. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras Eliom, alimentan el alma literaria. Un abrazo
EliminarLos secretos que más perduran son los que no se comparten.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Cierto José, saludos
EliminarAnte una traición, los hombres reaccionan con violencia. Las mujeres son más inteligentes y calculadoras. Un abrazo Nuria.
ResponderEliminarYo creo que si 😊 un abrazo
EliminarTremenda situación la que planteas, Nuria, con una actuación calculada y rápida de reflejos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo :-)
Gracias Miguelángel, un abrazo
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