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miércoles, 29 de noviembre de 2023

Esos ojos penetrantes

 


(Imagen tomada de Internet)

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“Cuando el Cielo se vacía de Dios, la tierra se llena de ídolos.” Karl Barth

 

Carmela, era una mujer madura y corpulenta, de profundos ojos negros, rostro endurecido por los años y tez morena, pero muy maniática, miedosa y llena de supersticiones. En las reuniones vecinales, siempre se sentaba en el mismo taburete, y cuando salía el tema, aseguraba que los gatos negros eran portadores de mala suerte, y qué cualquier persona qué se cruzara con uno de ellos sería presa de desgracias eternas. Sus vecinos, sugestionados por esta superstición, evitaban a los gatos negros. Pero en medio de esta paranoia colectiva, llegó a la comunidad una joven llamada Clara, que sentía atracción por los gatos negros. Todos los días, después del trabajo, caminaba hasta el parque con la esperanza de encontrar algún gatito negro abandonado. Una tarde, justo al salir del trabajo, oyó como un gemido cuando pasaba cerca del contenedor de basura, al abrirlo, encontró un gato negro de ojos esmeralda, al que alguien había abandonado nada más nacer. Ella, ignorando los comentarios maliciosos de Carmela y las miradas acusadoras de sus vecinos, adoptó al gatito y le llamó Ulises, que pronto se convirtió en el compañero inseparable de Clara. Siempre sentado sobre su regazo en el sofá, ronroneando y moviendo la cola. Sin embargo, a medida le sucedieron cosas extrañas que la hicieron dudar: 

«Perdió las llaves de su casa, olvidó citas, su coche se averió y la cafetera eléctrica parecía tener vida propia, se encendía o pagaba misteriosamente». 

Entonces llegó a preguntarse si había sido una mala idea adoptar a Ulises:

«Tal vez, solo tal vez, Carmela quizás tenga razón» pensó. 

Pero en el fondo de su corazón, deseaba que no fuera así porque Ulises la hacia feliz y le daba compañía. Consternada por sus pensamientos, creyó que lo mejor era investigar más sobre la superstición de los gatos negros. Descubrió qué, en realidad, en algunas culturas antiguas se consideraban seres sagrados y portadores de buena suerte. Fueron los cristianos quienes, durante la Edad Media, los asociaron con la brujería y el mal. Entonces se convenció de qué era absurdo juzgar a un animal por el color de su pelaje. Si los gatos negros habían sido adorados en el pasado, ¿Por qué no podían ser amados y respetados en el presente?


¿Tú qué opinas? 

¿Eres algo supersticioso-@?

https://bloguers.net/votar/NuriadeEspinosa

12 comentarios:

  1. Pienso que son criaturas hermosas y cariñosas. No dejan de ser Gatos por el simple hecho de ser negros. Racismo en animales o supertición? Nadie dice que la noche trae mala suerte. En fin, me ha encantado tu relato, espero leerte pronto.

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    1. Hola Carlos Enrique, estoy de acuerdo contigo. No sé entiende esa superstición a los gatos negros, como bien dices la noche es negra y no por ello trae mala suerte. Gracias por tu visita. Un abrazo

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  2. La supertición que ronda muchas cabezas y que no se acaban a pesar del tiempo transcurrido, eso sí, volcarle el pensamiento en ello es atraer vibras negativas a uno mismo pues sin darnos cuenta somos nosotros mismos quienes las creamos. Muy linda historia, abrazo

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    1. Eso es cierto. Siempre hay que pensar en positivo. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo

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  3. Pue eso mismo. La superstición es algo intangible y nunca está basada en nada racional. De modo que ¿para qué preocuparnos?
    Muy buen razonamiento, Nuria.
    Un abrazo.

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  4. Yo tuve un gato de angora negro. Un abrazo.

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    1. El mío es Gris Federico, de angora también y otro blanco que murió. Un abrazo

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  5. Es verdad que aunque no seamos supersticiosos -creo que no lo soy-, sin querer nos vienen a la mente cosas como esta de que los gatos negros traen mala suerte ¡ pobres qué culpa tendrán que su pelaje sea de ese color! jaja pero sí que cuando veo alguno esta idea me acompaña, eso sí tal cual aparece, desaparece .. al final nos llenamos de miedos absurdos y sí, parece que siempre hay alguien dispuesto a alimentarlos como la Sra esta CARMELA protagonista de esta entretenida historia, menos mal que apareció CLARA para despejarnos … ; )

    Un placer, abrazo y buen finde NURIA !

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    1. Gracias María, si menos mal que Clara llegó a la comunidad y Carmela se fue para tranquilidad de todos. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo

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  6. ¡Hola, Nuria! La importancia de la superstición no está en ella misma, sino en cómo reaccionamos nosotros frente a la misma. Tu prota supo rebuscar la manera de darle la vuelta.
    Supersticioso no soy, pero eso no significa que no me las tome en serio, cuando algo nos provoca una alerta es conveniente intentar comprender por qué nos ha provocado esa inquietud... y casi siempre es por algo.
    Digamos que no las entiendo como algo exterior, sino como una oportunidad de reflexionar sobre nuestros problemas. Un abrazo!!

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