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martes, 28 de noviembre de 2023

El número maldito

 


Convocatoria de los Jueves, 30 de Noviembre( Supersticiones)

Organiza está semana Campirela, para tener más información y leer todos los aportes entrar en su blog Campirela

"“Los hombres temen a los mismos dioses que han inventado.”


Mi participación 

Un viejo edificio situado en el centro de la ciudad, estaba rodeado de una misteriosa superstición. Se decía que en el tercer piso, puerta trece de color roja, cuyo número estaba tallado en color negro, habitaba el fantasma de un pintor que había muerto allí años atrás.

Lucas y Adrián, dos jóvenes nada supersticiosos, conocedores de la muerte del pintor, se aventuraron a descubrir que había detrás de las habladurías y entraron en el edificio. Subieron las escaleras hasta llegar al tercer piso; la adrenalina fluía por sus cuerpos al acercarse a la puerta roja.

Lucas, susurrando preguntó. 

—¿Estás seguro de que queremos hacer esto, Adrián?

Adrián, que era un joven cuya cabezonería eran muy fuertes, respondió.

—Por supuesto que sí, no podemos sugestionarnos por una superstición de abuelitos.

Lucas, durante unos segundos, miró la puerta con cautela. 

—Es que el número trece trae mala suerte y encima el color negro, no me da buenas vibraciones. Solo entramos unos minutos. No quiero encontrarme con ningún espíritu enojado.

—Serás supersticioso, añadió Adrián sonriendo. Tranquilo, estaré contigo todo el tiempo. No pasará nada.

Lucas resopló como si eso fuera a aliviar su miedo. Decidido, Adrián empujó la puerta y entró seguido por Lucas a una habitación polvorienta llena de caballetes, pinceles y telas por todas partes. Una gran cantidad de pinturas aparecían esparcidas por la habitación.

Lucas se asombró.

—¡Mira todas estas obras de arte! ¿Crees que son del pintor?

Adrián, inspeccionando una pintura, dijo: «seguro, el pintor murió aquí»

Justo en ese momento, una ráfaga de viento hizo que las puertas y ventanas se cerraran de golpe. El edificio tembló y se iluminó con una extraña luz.

Lucas se puso nervioso.

—¡Oh, no, hemos enfadado al fantasma!

Adrián lo agarró y dijo: 

—¡Corre!

En una milésima de segundo corrían hacia la salida, escapando justo a tiempo antes de que el edificio se derrumbara detrás de ellos.

Lucas, jadeante, dijo: 

—No puedo creer que hayamos sobrevivido. ¿Qué ha pasado? El edificio era viejo, pero no para derrumbarse.

Adrián, mirando hacia atrás, añadió:

—Ese edificio estaba maldito, Lucas. Ahora creo en la superstición de la gente, al decir que entrar ahí era hallar la muerte, faltó muy poco. Ese hombre murió un día 13, a las 13:13 horas de 1913, en la habitación número 13 justo cuando su fama estaba en pleno apogeo. Tenía 33 años. Dicen que su espíritu quedó atrapado porque no pudo terminar su última obra; pintar la inocencia del rostro de una niña de 13 años. Creo que antes de que pudiéramos verla ha preferido ver cómo se derrumbaba. Sin embargo, inexplicablemente una de sus obras quedó en pie, en la qué se puede ver el rostro difuminado de una niña.


https://bloguers.net/votar/NuriadeEspinosa

30 comentarios:

  1. Gracias, Nuria, por esta aportación que como buena superstición ha estado a la altura. Nunca hay que tomarse las cosas a la ligera, podrían haber fallecido¿quién sabe si por casualidad o por destino?
    Te dejo un abrazo, y veremos que ocurre con el cuadro que quedo en pie...

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    1. Gracias Campirela, la veyes que está semana he tirado por la vía fácil, ando liadilla. Un fuerte abrazo

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  2. Muy buena historia Nuria, me gustó mucho como la narraste y el suspenso, te felicito.
    Saludos.
    PATRICIA F.

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  3. Tu relato me ha tenido en la tensión del suspenso que quieres seguir aunque te tapes los ojos, como en las películas, viste.
    Pobre el 13, con lo que me gusta ese número.

    Un abracito,

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    1. Si, la verdad es que no sé porque se le tiene tanta inquina, el 13 es un número bonito. Un abrazo

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  4. La superstición elevada a la máxima potencia, con esos números 13 por todas partes! Buena aportación. Un abrazo!

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  5. Oh! menuda historia, Nuria
    Pero... yo creo que el 13 no les trajo mala suerte. Siguen vivos y lo pueden contar.
    Buen relato.
    Un abrazo

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  6. Que emocionante relato, y que susto final! Si es que con tantas señales del número 13, algo tenía que pasar! Muy valientes los protagonistas! Ja, ja! Un abrazote Nuria!

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  7. Buena historia cuyo protagonista es el trece, si al número le añades el martes , ya es para morirse de miedo-
    Imagino que tus protagonistas se habrán vuelto supersticiosos , ¿no?

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  8. Muy buen relato que te mantiene en tensión hasta el último momento. Y la fotografía del cuadro en la pared derruida es genial *.* Por curiosidad, ¿es tuya?
    Me gusta el número 13...
    Un besazo juevero

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    1. Gracias Dafne, me alegra que te guste. No, la foto no es mía. Un abrazo

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  9. Inquietante historia q bien puede hacer tambalear la racionalidad de cualquiera. Buen relato sellado con esa atrapante imagen que tan bien acompaña. Un abrazo

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  10. Hola Nuria, jolines con el 13 y vaya qué de casualidades tuvo al morir. Te ha quedado una historia la mar de supersticiosa y llena de misterios. La escena final con solo el cuadro en pie después del derrumbe y con una imagen de una niña da mucho miedo.
    Un abrazo. :)

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    1. Lo sé Merche, si se piensa da bastante miedo, quizás porque el final abierto pueda tener una continuidad. Gracias y un abrazo

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  11. me recuerda la serie de Narciso Ibañez Serrador, historias para no dormir, Un abrazo

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    1. Me alagas Rodolfo al recordarte una serie que a más de uno nos provocó pesadillas. Un abrazo

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  12. es curioso que aunque nadie es ni quiere ser supersticioso, en nuestras historias, los " listos" siempre pagan su osadía, sl menos casi la pagan, porque tampoco es tan terrible no creer las supersticiones. Se les hace pagar ser tan listos.
    besosss, nuria

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  13. Sospecho que el edificio no estaba en las mejores condiciones.
    Lo que hicieron los personajes, al visitar un edificio abandonado, se llama exploración urbana. Y suele tener como riesgo el colapso de la estrutura.
    Un abrazo.

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  14. Y en una segunda parte, Lucas y su compañero se dan cuenta que en realidad nunca salieron del edificio...
    Muy bueno, Nuria, un abrazo

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