En un lugar del inframundo, siniestro y oscuro, una figura sombría espera, susurra tu nombre y te engulle en su abrazo helado. Oyes el crujido de los huesos bajo tus pies, intentas gritar, pero solo el eco de tu miedo resuena en ese tétrico lugar: tu propio infierno.
Caminas por la oscuridad, sientes el peso de tus pecados aplastando tu espíritu, rodeado de muros que están cubiertos de sombras grotescas, que parecen susurrar tus más oscuros secretos recordándote cada una de tus culpas. No importa cuánto corras o intentes escapar, siempre vuelves al mismo punto: frente a un espejo negro y roto. En él, tu reflejo parece burlarse de tu desgracia, revelando todo aquello que más temes ver de ti mismo. Los susurros se intensifican, y llenan el aire de una presencia maligna que parece alimentarse de tu miedo.
Mientras sigues este perpetuo viaje por tu infierno personal, te encuentras con las almas torturadas de aquellos a quienes hiciste daño en vida. Sus rostros deformados por el dolor y la ira te recuerdan que tus acciones tienen consecuencias más allá de la muerte. Intentas pedir perdón, pero las palabras se quedan atrapadas en tu garganta, y solo puedes contemplar impotente, su sufrimiento.
La figura sombría que te atrapó al principio continúa expectante desde las sombras. Notas su presencia cada vez que te adentras más en este abismo infernal donde sus ojos vacíos te persiguen. Sin embargo, cada vez que cierras los ojos, las pesadillas se convierten en vivas imágenes que te atormentan. Estás atrapado en un constante ciclo de remordimientos, reviviendo tus errores una y otra vez. El miedo y la culpa se entrelazan en un torbellino de emociones que debilita tu mente y espíritu. El tiempo en este lugar carece de significado, cada segundo es como una eternidad y cada momento de paz es fugaz y efímero.
!Estás condenado a vagar por la oscuridad!
Y en medio de tu agonía, una voz suave, pero poderosa, se filtra entre los susurros. Es una voz que habla de tú perdón. Luchas por aferrarte a ese rayo de luz, pero los demonios internos se resisten convencidos de que no mereces la salvación, te muestran sus cicatrices como una sonrisa siniestra. En ese instante, a medida que la presencia se acerca, comprendes que él es el reflejo de tus peores temores y el guardián de tu propio infierno. Sabes que estás condenado en el infinito interno y que la decisión de luchar contra tus demonios está solo en tus manos, pero intuyes qué habrá consecuencias.
¿Te atreves a luchar contra tu propia oscuridad y cambiar tu destino? ¿O te resignarás a deambular por siempre en tu propio infierno, condenado a la eterna agonía de tus propios pecados?
Por fin he sacado un poco de tiempo para visitar y leer un poco. Aunque tengo la colección casi completa de Stephen.King me quedan muchos por leer. Este post se lee bien, te va preparando para el horror pero te animas a seguir leyendo. Intentaré volver pronto. Un saludo.
ResponderEliminarGracias Froilàn por el esfuerzo que haces. Son días de mucho trabajo. Me alegrará leerte de nuevo. Un abrazo
EliminarEl miedo, la culpa y el perdón en el momento de mayor oscuridad de nuestra vida. Enhorabuena. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Basme, me alegro que te guste. Un abrazo
EliminarA veces para descender al infierno, no hay sino que viajar hasta el fondo de una misma. Me gustó mucho, Un abrazo!
ResponderEliminarAsí es Lady, mirar en nuestro interior a veces puede ser aterrador. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo
Eliminar¡Uff! realmente se siente el miedo, la angustia... Un relato atrapante que te enfrenta a los demonios interiores. La primera frase es tan sensorial como impactante. No puedes dejar de leerlo.
ResponderEliminarUn abrazo, Nuria.
Gracias María Pilar, me alegra saber que he logrado obtener esa sensación terrible de angustia... Un abrazo
ResponderEliminarUn relato muy bien narrado y estructurado, con un claro mensaje, y es que todas nuestras acciones nefastas tienen sus consecuencias y nuestros remordimientos nos condenan de por vida. Has conseguido una atmósfera asfixiante. Mis felicitaciones.
ResponderEliminarGracias Mayte, me alegra haber logrado el objetivo y que te guste. Un abrazo
Eliminar¡Nuria, vaya logro! Uno más... ¡Esto está bárbaro! Eriza la piel. En verdad, cuánta destreza y talento para describir un infierno interno (terrible) con una cadencia magnífica. Es más que duro porque es de adentro! Muchas felicidades Nuria, tremenda escritora 😊😊😊
ResponderEliminarAy, Maty, de verdad que me emocionas con tus palabras y es que me puse en la piel de ese infierno interior que desgarra el alma y las palabras fluyen por si mismas. Me alegra mucho que te haya gustado. Un fuerte abrazo
EliminarEn este mundo, puedes vivir un infierno en vida. Un abrazo
ResponderEliminarDesde luego Federico, y a veces ese infierno es nuestro propio interior. Gracias por tu huella. Un abrazo
EliminarDifícil es llegar a él sin embargo no es imposible, hay que ir recapitulando todos los días la jornada y liberando al alma, para no padecer tales infortunios, muy bien descritos, como que te va llevando e introduciendo en él y en ese paseo tomas conciencia, que aunque creiste que habías situaciones que ya no existían, vuelven a aparecer, tal vez no con tanto peso, sin embargo aún no está cicatrizada la herida que ocasionaste, gracias, abrazo grande
ResponderEliminarAsí es Anónimo, cuando la culpa atraviesa el alma pueden crearse estás situaciones de la protagonista que por suerte son ficticias. Gracias por tu visita. Un abrazo
EliminarNos has llevado por esos mundos de la oscuridad y miedo .
ResponderEliminarHay situaciones que el protagonista no sabe si es real o pesadillas, nos haces pasar momentos de pura tensión.
Muy bien llevado e estructurado todo el texto.
Gracias, Nuria.
Un besote.
Gracias a ti Campirela, me alegra que te haya gustado. Un abrazo
EliminarMe ha encantado!
ResponderEliminarUn abrazo!
Gracias Verónica me alegra que te haya gustado. Un abrazo
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