Hay madre que espanto,
menudo susto me llevé
al mirarme en el espejo,
y comprobar con horror
qué en mi cuerpo
había florecido
un enorme sarpullido.
Tenía la cara hinchada
y el cuerpo
lleno de manchas.
¿Sería el marisco que cené?
Que de gambas me atiborré,
y mejillones ni los conté.
¡Hay dios mío!
qué horror
no volveré a probar ni un mejillón.
¡Porque las gambas, no creo yo!
Como pica, que desazón
tendré que marcharme
a ver al doctor
a que me ponga una inyección.
Y sin embargo no le diré…
que gambas también cené.
Nuria de Espinosa
Hola Nuria, encantada de que participes en nuestros jueves de relatos. Cada vez convoca alguien distinto. En mi entrada de Cierre a la Convocatoria mía puse el enlace al próximo anfitrión. En este casa, Campirela y versará sobre Fiestas Patronales. Te esperamos Un fuerte abrazo.
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ResponderEliminarAh ! Y muy divertido tu pierna del empacho con mariscos pero no es bueno mentirle al médico.
ResponderEliminarJaja Besos
Digo "muy divertido tu poema del empacho" (el corrector del móvil me cambió la palabra) Besos
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