En la mansión sombría

Obra de Guillermo Lorca García-Huidobro.

Elena desde su blog Escribe fino este Viernes creativo nos llega con imagen y una interesante propuesta. 

Este viernes el reto es: Angustia. 

"Crear una historia en esas horas donde tienes que conciliar el sueño y le das vueltas y más vueltas sin solución y con cada vuelta la preocupación es más grande y más agresiva y angustiosa"

Aquí mi aportación 👇

Era el atardecer y la oscuridad comenzaba a envolver el horizonte. Una angustia inexplicable invadió mi ser mientras las sombras se alargaban y la noche se aproximaba. La sensación de soledad y vulnerabilidad se apoderó de mí, y mi corazón se aceleró convirtiéndose en un estruendo ensordecedor. La incertidumbre de lo que la penumbra pudiera ocultar me paralizaba, y los susurros del viento se convertían en lúgubres melodías que atormentaban mi mente. Ansiaba la luz y la calidez del día, y rogaba porque esta eterna noche llegara a su fin. Y entonces entre mis pensamientos de angustia me quedé completamente dormida. 

Desperté en una mansión más sombría que mi propia inquietud. La noche era oscura y fría. Entre en la casa. Y de pronto me vi en una habitación, y me disponía a dormir, pero algo extraño y mágico sucedió. Un tigre apareció de la nada, rugiendo ferozmente. Quedé paralizada por el miedo, sin saber cómo reaccionar ante aquella bestia. El tigre parecía cansado. Tras unos segundos de pánico el animal se recostó sobre la almohada. Intenté salir de la habitación, pero la puerta estaba bloqueada. El tigre me miró con sus ojos brillantes y penetrantes. Empezé a sentir como la angustia se apoderaba de mí. Grité desesperadamente pidiendo ayuda, pero nadie parecía escucharme.

El animal bostezo y se estiró sobre la almohada acomodándose mientras lamía una de sus patas. Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo, la angustia crecía cada vez más en mi interior. No sabía si el tigre estaba jugando conmigo o preparándose para devorarme. Las horas pasaban lentamente y la tensión crecía. El tigre parecía distraído. Intenté sin éxito convencerme que me encontraba atrapada en una pesadilla de la que no podía despertar.

Finalmente decidí acercarme al tigre, el animal no se inmutó. Entonces me recosté sobre la cama. El tigre lamió mi pelo, bostezó y se durmió. Tras una noche interminable, desperté y el tigre había desaparecido de la habitación sin dejar rastro. Me quedé perpleja, aún temblaba de miedo. ¡Era una pesadilla!. Y entonces desperté realmente. Mi corazón latía exageradamente. Había tenido un sueño dentro de otro. Desde aquella noche, cada vez que me iba a dormir, la angustia se apoderaba de mí.

Nuria de Espinosa