Desde su Blog Acervo de Letras José Antonio Sánchez nos prone este mes de noviembre rendirle culto a…
LA MUERTE
Esta es mi aportación para el VadeReto de este mes, he adaptado un micro escrito meses atrás.
"Un largo camino sin final"
La vida pesa sobre mi espalda como una enorme roca que no llega a la cumbre de la gran montaña del monte Sinai. Ausente, no escucho tu voz, perdido en la lejanía. Distante, me regocijo en el arrullo efímero que causa el espeso humo de las chimeneas.
Ha pasado el tiempo y te recuerdo con dolor, pero fue tu silencio quien confirmó lo que más temía. Eres como una estrella en algún recoveco del infinito cosmos, donde la luna errática con su precioso encanto fue el testigo sin alma que presenció el comienzo de mi viaje hacia un lugar desconocido; hasta donde mis pies me transporten destrozados por la tierra y el calor.
Larga es distancia que lleva mi cuerpo sudoroso. Agotado, he andado por senderos cuya temperatura quema la piel, y la humedad humece hasta el pensamiento. Creí haberte olvidado; dejé que las cenizas que me trajeran por largas travesías, cruzando tinieblas y oyendo terribles aullidos que parecían provenir desde el más allá, para invocar al mismísimo diablo. Sin embargo, sé que siempre está ahí, en silencio, esperando.
Hoy que cruzo el espeso bosque, llega el largo invierno y las hojas cobrizas junto al frío gélido son difíciles de soportar. Las arrugas de mi piel muestran el recorrido doloroso que pesa en mi cuerpo. Me siento sobre un frondoso árbol, sin percatarme que soy observado. Al instante una lucecita revolotea a mi alrededor. Es preciosa. Se acerca y veo que es un hada.
—¿De dónde sales, vives en este bosque?
El hada toma forma humana. Tiene alas y sus orejas son puntiagudas, su rostro es delicado, de una extraordinaria belleza, y su precioso vestido blanco brilla como la purpurina.
—He escuchado tu voz interior, ¿por qué deseas que la oscuridad te lleve? No entiendo que alguien desee algo así. La vida es hermosa.
—Para mí, dejó de serlo hace mucho tiempo.
La joven hada rompió a llorar. Intentó convencerme para que no deseara tal cosa, pues en su país de las hadas los deseos se conceden. Me miró con tristeza. Se secó las lágrimas y se despidió. La observé alejarse y murmuré.
—Únicamente te diré, —sabiendo que ella podía oír mi voz interior— que después de todo este tiempo y de haber intentado no pensar en su rostro; descubro que sigue en mi mente, en esta fría noche en que las estrellas brillan y la luna llena sonríe tristona; y ahora, justo ahora, no deseo continuar caminando.
El hada se cubría el rostro con las manos.
Observo desde la cima de la montaña las luces del pueblo que se ilumina ante mí; buscaré un rincón, un establo, una choza, donde pueda terminar en paz esta vida incauta que destrozó mi corazón y quemó mi alma. Solo queda irme en silencio y esperar que me abrace con su manto negro, pero no tardes demasiado pues estoy muy cansado, quiero ver la luz y descansar en paz.
Una extraña luz blanca empieza a rodearme. Estoy asombrado, pero a la vez siento miedo. Poco a poco la luz va tomando forma. ¡Es ella! ¡Elsa! Me mira y sonríe. Alarga su mano. Quiere que vaya con ella. Me acerco feliz. La luz nos rodea. En un instante veo al hada del bosque que sonríe, justo en el momento en que dejo de sufrir.
Buenas noches, Nuria.
ResponderEliminarUn preciosísimo relato, aunque bastante triste.
En este caso, la muerte no acudió negra, tenebrosa e inesperada, sino todo lo contrario. ¿Tuvo algo que ver el Hada? Es posible.
A veces, el amor perdido es más fuerte que las ganas de vivir y este relato es testigo de ello. Supongo que tuvo mucho que ver la soledad, terrible veneno que va emponzoñando el alma.
Una historia muy trágica, pero llena de belleza y poesía.
Felicidades y gracias por aportarlo al VadeReto.
Un abrazo.
Gracias José Antonio, por tus palabras. Mi pequeño aporte es mi pequeña huella.
EliminarHola Nuria , un verdadero cuento de hadas
ResponderEliminarSabes pensé que la que venía llevárselo era el hada de las nieves.
Muy bonito me gustó mucho besos de flor.
Gracias Flor, me alegro que te guste. Un abrazo
EliminarUn relato muy triste pero escrito de buena forma y con unos tintes poéticos preciosos. Enhorabuena...
ResponderEliminarMuchas gracias Ana
EliminarBuenos días Nuria. Nos traes un poema triste de amor y soledad.
ResponderEliminar¡Precioso! El hada, al menos, mitiga el momento de dejar esta vida, endulzando el trance.
Un abrazo.
Gracias Trujaman, un abrazo
EliminarSe me olvidó decirte que yo también participó en elvadereto espero verte pronto por mi blog, besos de flor.
ResponderEliminarClaro que si Flor, un abrazo
EliminarPrecioso y muy imaginativo. Ese hada guía, capaz de llevarle donde necesitaba ir… Y ese encuentro donde las almas al fin se encuentran. Desolación, tristeza, pero finalmente la vida esperando… tras la vida, porque la muerte es sólo un tránsito.
ResponderEliminarUn abrazo!
Gracias Maite, un abrazo
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