#VersóMetro
El frío frenó mi taconeo con su acerada mirada,
pues las ciudades son libros que se leen con los pies.
Regresó la marea en silencio abrazando el humo negro de las chimeneas.
Y comprendí el esfuerzo de los hombres en el embarcadero.
Todo parece apresurado en el arrastre del tiempo, tan miserable y épico.
La tibieza del abrigo me reconforta,
y siento confusa el jirón que deshilacha mi destino.
Mi alma se empapa con la húmeda atmósfera,
blasfemando en el murmullo que se pierde sobre la ciudad.
Me retracto porque soy un mendigo de la vida,
y la noche se oscurece pura y cristalina.
Pero en este viaje en cuya hora el malestar me consterna,
ayo el sublime espectáculo de la luna bajo las estrellas.
#Reto4palabras
La voz de mi interior gritó
que tuviera piedad
de mi tristeza y mi delirio.
Cómo saber tentar al destino,
para envolver su dura prueba.
Por qué de noche los impulsos
son tan despreciables.
¡Deseé descansar entre tinieblas!
Que ingrato es el fuego de la vida.
Qué bellas palabras!!!
ResponderEliminarMe han encantado tus versos.
Te sigo.
Feliz semana.
Gracias Carmen. Voy a seguirte. Un abrazo
EliminarBellos versos, Nuria. Que la poesía siga siendo vehículo transmisor de emociones. Un abrazo
ResponderEliminarGracias José, un fuerte abrazo
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