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lunes, 26 de septiembre de 2022

Vendetta



Jamás se descubrieron los motivos por los cuales Giacomo Vero asesinó en 1980 a la joven María Rodríguez y a su compañero Pablo Moreno. Un homicidio cometido en Barcelona de una brutalidad sin precedentes. El hombre italiano asestó quince puñaladas al señor Moreno y diecisiete a doña María. El misterio del caso es que Giacomo no conocía a María ni a Pablo, de hecho, no residían en el mismo país. Giacomo vivía en Roma, mientras que las victimas residían en Barcelona.

Antes de exponer mi conclusión, han de saber que doña María era la viuda de un acaudalado conde de Barcelona, don Rafael Espino. Un hombre que amasó una fortuna más que considerable y vivió una existencia de lo más acomodada en un palacio del barrio de Montjuic. Se decía de él que era un hombre avaro y de muy mal carácter. 
Una de esas personas que mira por encima del hombro y presumen de su prepotencia tan abiertamente que producen rechazo. Un revés del destino abofeteó la opulenta cara del conde. Se enamoró de una joven y bella muchacha que vendía flores en el mercado local llamada María Rodríguez. 
Don Rafael quedó prendado de la chica, la cual tenía la mitad de edad y nada de patrimonio que ofrecer. Tras unos meses de idilio, flores y cartas de amor, le pidió matrimonio. María aceptó con gusto, aunque el enlace duró poco más de cinco años, pues don Rafael sufrió un trágico final a la salida del teatro Lliure, en el barrio de Gracia. Un vagabundo, como muchos otros que se apostan a las salidas de los grandes eventos, le pidió unas monedas en las escaleras del teatro y, ante la negativa del conde, el vagabundo siguió a la pareja y apuñaló al hombre a traición por la espalda. 
Don Rafael fue trasladado al hospital más cercano, pero murió al día siguiente. Al menos, esa es la versión catalogada que mantiene la policía. Yo, por mi parte, tengo una bien distinta, pero sigamos con la lección de historia. Antes del inevitable fin del conde, doña María autorizó que los órganos de Don Rafael fueran trasplantados a otros pacientes que los necesitasen con urgencia. 
No arqueen una ceja, conocerán en seguida la importancia de este pequeño detalle. Doña María heredó la fortuna de don Rafael; dinero, tierras y el prestigio que acuñaba el anciano. Tras un año de luto, se casó de nuevo, esta vez con un hombre más humilde, el señor Pablo Moreno. Juntos vivieron un romance entre riquezas hasta que Giacomo Vero le puso fin con cuchillo.

No crean, señores, que Giacomo Vero es un asesino cualquiera, un psicópata enajenado que ha cometido sin miramientos el peor de los pecados. Pues su encierro dura más de treinta años y los guardias de la prisión solo le han escuchado decir una palabra; Vendetta. Es decir, venganza. Una única palabra a la que nadie ha prestado atención durante treinta años y hoy, ante ustedes, revelaré su significo.

Los auténticos criminales en esta historia son doña María Rodríguez y don Pablo Moreno, los cuales acabaron con el conde Rafael Espino y se adueñaron de sus bienes sin el menor miramiento. El vagabundo que les asaltó en el banco no quería una moneda de don Rafael, sino todo su dinero, pues era el mismísimo Pablo Moreno, y María, en un intento de arrebatarle hasta el más mínimo ápice de vida, hizo que le extrajeran los órganos. Quién iba a pensar, que el afortunado hombre al que salvó el débil corazón de Don Rafael, fue el de Giacomo Vero y que cuando despertó en Sicilia, ya recuperado de la operación, solo tenía en mente dos cosas; una deuda que cumplir y dos rostros ajenos; el de doña María Rodríguez y el de don Pablo Moreno.

Juan Carlos Martínez

Pongo su acogedora web por si os apetece colaborar:

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2 comentarios:

  1. Muchísimas gracias por la publicación. Es todo un honor formar parte de esta fantástica web y espero poder seguir colaborando para hacerla Sun más grande.
    Un saludo.❤️
    Don

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    Respuestas
    1. Me alegro mucho de que te guste y sobre todo espero que sigas colaborando con tus fantásticos relatos, para mí también es un honor contar con tus aportes. Un abrazo

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