Después de más de un año viajando en un barco velero, resolví el proceso de mis dudas con la intervención de las leyes naturales y la biporalidad de las coordenadas temporoespaciales que conocía. Así, el año en "La Casa de los Limones" en Tailandia, con sus siete yeguas oníricas fue como si hubiera durado tres días:
"Su débil destello se delineaba vagamente en la penumbra de las hendiduras y salientes de las paredes alargadas y curvas, pero asomaban interminables de un extraño color negro cobrizo. Aunque la luz de la luna no resplandeció entorno a mis ojos, me deslumbró para orientar aquella noche ya lejana. No esperaba sumirme en la penumbra cobriza. Después todo era silencio, mucha calma, solo existía el mar en reposo y un cielo apacible. Las distancias se acortaban con la ayuda de un blanco caballo alado; los diferentes objetos que tienen propiedades mágicas, y los animales místicos ayudaron además de mis facultades humanas. Aunque fantástico, el arcoíris lo inundaba todo, como en un cuento de hadas".
Sin embargo, lo que más marcó mi decisión de regresar al año 2022, fue el folklore parisino junto a la torre Eiffel. La noche que subí con Román en su barca por el Sena, fue tan espectacular como un viaje en globo. La forma en la que organizó todos los elementos de seducción; el color violeta del mantel, las rosas rojas en el jarrón, la mariposa sobre la tarta y su especialidad culinaria; los mejillones a la Parnité. Hicieron que aquella cena especial, tuviera la suficiente intensidad como para quedar grabada para siempre en mi corazón, y [...]
A veces regreso a mi máquina del tiempo, que se ha convertido en una metáfora cuya espiral es claramente el rol de los viajes. Sucumbí en brazos de Neptuno. Caminé por los recovecos de las pirámides y descubrí el horror de la era de los dinosaurios. No obstante, la magia de las hadas y elfos ocultos en la oscuridad del bosque, fue tan enigmática como el centauro y los siente jinetes del Apocalipsis. La tecnología avanza y yo solo deseo olvidarla. La tierra fue creada como el día y la noche, los valles, las montañas, los ríos, mares, pájaros, animales y los guardianes como los abejarucos para cuidar plantas; el supremo creó también las estrellas, la luna, la vida humana y sus moradas.
¡Tal vez, en algún viaje no regresé!
Sin dudas es el mejor uso para una máquina del tiempo.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Cierto José, si pudiera volver atrás, regresaría a aquellos años en que toda la familia existía para poder abrazarle denuevo. Un abrazo
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