Tus latidos de vida marcan el ritmo de mis sueños,
esos sueños donde la poesía es el espejo del avatar
que sacude las emociones para impresionar.
La poesía pinta la vida como una radiografía
de luz y oscuridad superpuesta,
que revela y oculta con nitidez.
Una particular válvula de escape que ordena el caos en la mente;
y le cojo la mano a mi cuerpo,
para saber que sigue viva la pasión de escribir,
en este mundo hastiado, en esta noche quejumbrosa.
Que torpeza la del insomnio que da sentido moral al abismo del sueño.
del recuerdo, y del deseo de la locura efímera que trae el amor.
Y he cultivado mil historias con gozo y terror.
¡He tenido vértigo!
Sentí pasar sobre mí los vientos de la necedad.
Y la soledad esa sombra que persiste, te postra en un sillón con la palidez en el rostro,
¡Esa es la que hay que temer!
Y si estos versos son enrevesados, me pregunto cómo retomar el camino si me olvido de ser.
Vuelo libre, despojada del manto etéreo del ayer,
para consagrarme en esta noche fatua.
Suscribo: cuánto hay de verdadero en la forma en que se vive la experiencia de escribir.
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