#ReflexionesChamánicas
Rasgué las vestiduras blancas que portaba porque llegaba el aroma de la vejez, en el tiempo de un cuerpo atrofiado por las arrugas que expirará con la muerte.
Y aprendí del dolor de las cicatrices que desgarran el olvido a luz de las hogueras y acortan la distancia entre las estrellas.
Salvaguardé los restos de la muerte.
El viento distraído se filtró por la ventana, ululando, envolviendo el entorno. El tiempo dolía como la lápida negra que pasa por la puerta.
Y apareció un miedo extraño, que tiñó mis ojos y los fue apagando.
Sostuve la almohada; las sombras se acercaban, y las paredes gritaban. Entonces la penumbra se hizo dueña, jadeó en el olvido y dejé que mis párpados se cerraran.
No hay comentarios:
Publicar un comentario