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lunes, 17 de enero de 2022

Duelo de titanes Poseidon y Atenea


 


A usted reclamo su atención, ser inquieto derivado de la esencia del inteligente reflejo del fuego de la rareza; imagen del sol y la luna. Yo, no soy en absoluto tan titanica como para no reconocer que podría ser mi amigo; o ante el mismísimo Dios del olimpo juraría mi matiz. Bajo el duelo de titanes lloraré mi desdicha si no logro su dicha. 

Sobre la tierra, cuando rehuyó la luz del incienso mi espíritu le busca y no le encuentra, no deseo envejecer sin escribirle esta esquela pues en esta noche confieso que muero sin su respuesta.

Cuando leo, los poemas surgen de mi interior como un remolino de sentimientos y es obvio que sueño con pasear en góndola a su lado; peregrinar por las effigies y los templos. Navegar por los mares mirando al cielo purpúreo. Sólo de pensarlo me estremezco. 

Si mi mente no me ahogase en este sentimiento que oprime mi pecho, en mi albedrío desfallezco. Delirio es mi amistad, si, porque me enajena este dolor que llevo en mi corazón. La ataraxia de cuando éramos niños me fulmina día a día, minuto a minuto y ya no puedo negar cuanto cariño llevo.

Señor mío, quizás no me creáis, pero os juro que fue allí en el Olimpo donde supe por vez primera que siempre seríais mi mejor amigo. No penséis que os miento, pero dejo mis palabras para que las leáis cuantas veces fuese necesario. Para aclararos con mis ojos toda duda de mi amistad. No sé si mis letras serán toscas, no es mi intención pues le escribiría los más bellos versos. Hoy la voluntad me abandona y el mundo se me hace salvaje sin vos.

Subiré en Pegaso, volaré a su encuentro, y espero que esté allí esperando mi llegada porque no soportaría el abandono. Su amistad es importante y tal vez no la merezca, pero no puedo luchar contra mi corazón.

En este instante el viento ulula con fuerza y vuelca las hojas que caen en la tierra, como caerá nuestra amistad si no desahogo mi alma que escribe casi sin pensar bajo el cielo de los dioses del olimpo, moriría sin más por un recuerdo tardío.

Le entrega ésta misiva, mi amistad; y quedó a la espera de su respuesta. 


Su amiga; Atenea.


 


¡Mi querida amiga Atenea! ¡Mi querida amiga Atenea!


Es para mí un pleno gozo haber recibido tan hermosa misiva, pues de piedra me quedé al leerla y atónito quedó mi corazón, pues no sabía a quién dicha carta debía responder, pues el nombre de Atenea no les sonaba para nada a mis oídos y, pensaba que iba a responder a un fantasma. 

No obstante, me enorgullece el contenido de dicha carta escrita con tanto cariño hacia este servidor también de bonitas letras como vos.

Disculpe mi demora en responderla, amiga Atenea, pues se demoró el intermediario que me la tenía que hacer llegar a tiempo, pero ya sabéis vos como va a veces el mensajero, que a veces se demora en su entrega sin pretenderlo. Espero, amiga y doña Atenea, que disculpe mi demora en responderla. Y ahora que ya sé quiénes sois vos, quiero que sepa que mi amistad la tiene y que puede contar con este servidor también de letras como vos, para seguir escribiendo y regalando bonitas letras llenas de esperanza para quienes quieran leerlas.

Sin más que añadir a esta misiva, un cordial saludo reciba de este servidor que tanto le gustaron sus letras anónimas.

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